domingo, 17 de agosto de 2014

La debilidad paraguaya

Carlos Almenara

Esta semana la presidenta Cristina Fernández visitó Paraguay en un acto reparatorio de la agresión incalificable que ese país sufrió en lo que se llamó guerra de la triple alianza. La visita de Cristina quizá pueda leerse en un tablero más amplio que únicamente el antecedente histórico.

Horacio Cartes, presidente actual de Paraguay, propugna medidas neoliberales al estilo del menemismo. Sin embargo, ha conducido un camino de retorno de su país a los organismos regionales de los que fue excluido luego del golpe de estado al presidente Lugo. Ese proceso ha implicado hechos novedosos como el reconocimiento mutuo con el presidente venezolano superando enfrentamientos anteriores.

Los años recientes de integración nuestroamericana pivotearon sobre líderes excepcionales como Hugo Chávez, Néstor Kirchner o Lula da Silva, quienes han tenido la capacidad de plantear el proceso de un modo pragmático, en términos geopolíticos o territoriales y no ideológicos y, de este modo, ha sido central la suma de presidentes de derecha a los vientos integradores. Santos o Piñera son ejemplo de esto.

No toda la derecha comparte la idea. Uribe y sus continuadores son decididos opositores a estos intentos.

Pero Uribe no es sólo Uribe y nunca lo fue. Es un ariete de la derecha estadounidense en su versión belicista y represiva. Las bases militares estadounidenses, los crímenes de lesa humanidad manifiestos en los casos de “falsos positivos”, los ataques a Ecuador y Venezuela son botones de muestra del tipo de proyecto político que encarna. Es más que un rumor que los Estados Unidos lo tiene “carpeteado”, es decir, tiene pruebas de sus andanzas y el día que se porte mal lo secuestran y meten preso.

En este marco es medular pensar la situación del Paraguay de Cartes.

“Los cables no dejan margen de duda. Para el gobierno de los Estados Unidos, el principal lavador de dinero del narcotráfico de Paraguay –y uno de los más importantes de América Latina- es su actual presidente Horacio Cartes. No lo dice ahora, claro, ya que semejante afirmación desataría un conflicto internacional. Después de todo, Cartes fue elegido democráticamente por el pueblo paraguayo. La información aparece en dos cables diplomáticos filtrados por WikiLeaks años atrás”.

El textual pertenece al libro de Santiago O’Donnell, PolitiLeaks, publicado en 2014 que analiza los cables de distintas embajadas con el Departamento de Estado de Estados Unidos. Los documentos se sabe que son auténticos.

O’Donnell refiere cómo Estados Unidos decidió designar a Cartes como blanco prioritario consolidado, nombre destinado a las organizaciones delictivas más peligrosas que amenazan ese país. Explica, además, cómo funciona el sistema:

“...cuando un narcotraficante se convierte en presidente de un país, lo que al comienzo era un caso criminal se transforma en una cuestión de Estado. O sea, aparecen poderosos factores estratégicos relacionados con la defensa del interés nacional de los Estados Unidos. Allí entra a jugar la CIA, la agencia líder de los Estados Unidos en investigaciones vinculadas con la seguridad nacional que se realizan en el extranjero. Con sólo invocar “razones de seguridad nacional”, la CIA cuenta con la potestad de cerrar investigaciones que otras agencias realizan en el extranjero (el equivalente en territorio estadounidense es el FBI). Es así como una larga lista de personajes con pasados oscuros, al acceder a posiciones de poder, entra en contacto con la CIA y rápidamente se convierten en fervorosos defensores de los intereses estadounidenses en su país. En el lenguaje de las agencias de seguridad de los Estados Unidos, la conversión de un criminal en un colaborador cercano se denomina “flipear”. La ley estadounidense no sólo lo permite sino que lo alienta como el método más expeditivo para llegar al tope de la pirámide delictiva”.

Con un Estados Unidos generando desestabilizaciones a diestra y siniestra no es esperable que desaprovechen esta “papita”. Van a extorsionar a Paraguay, probablemente ya lo están haciendo, para hacerlo jugar en favor de sus intereses geopolíticos.

Hará falta mucha muñeca política, templanza y estrategia para evitar que la “debilidad paraguaya” se convierta en una amenaza a la integración.

Claro, si Ud. piensa que en Estados Unidos la división de poderes es sagrada como afirmó el ex canciller de la UCR, Dante Caputo, hace unos días, no haga caso a nada de lo anterior.

La Quinta Pata

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