Pan y circo en las primarias de los Estados Unidos
Desde que empezaron las primarias en los Estados Unidos parece no haber en la televisión de ese país ni en Canadá otra noticia más relevante.
Algunos se preguntan por qué tanto ruido, si se están eligiendo a los candidatos internos de los partidos, no al presidente. La respuesta para los escépticos es que todo es un ardid orquestado para desviar la atención de los estadounidenses de su crisis económica. Este circo que va a continuar, agregan, con las elecciones presidenciales, mantendrá a la población ocupada por los menos hasta fin de año y el gobierno puede concentrarse en otros menesteres.
El espectáculo parece bien montado con el provocativo ingrediente de una candidata blanca y un candidato negro (o afroamericano como se usa decir ahora) en el rincón de los demócratas, en un país catalogado como machista y sexista.
Las preguntas fluyen ¿por qué poner a estas dos figuras que representan la antítesis del pensamiento estadounidense? ¿es acaso que el partido no tenía otros candidatos internos? ¿es que los demócratas prefieren perder las elecciones porque no quieren hacerse cargo de un país en ruinas?
Leer todo el artículo - CerrarNo podemos situarnos en el cerebro de aquellos que pusieron a Barack Obama y Hilary Clinton en el pedestal, solo podemos conjeturar.
Lo que no conjeturamos es que los candidatos sean paparruchas: son senadores (para ser senadores en el coloso del norte dos cosas son necesarias: mucho dinero y conexiones). No hay que ser un experto en ciencias políticas para saber que ambos representan al estatus quo, y a pesar de las corporaciones sienten un poco de recelo con los democrátas a los cuales ven como demasiados liberales, tienen su total apoyo y por consiguiente ya está arreglado que seguirán sus mandatos. Ni Obama, ni Clinton son un peligro para la perpetuación del sistema pero mejoran la imagen del país, dándole un tinte progresista, que por otro lado no es nuevo. Los republicanos pusieron a Condoleezza Rice y a Colin Powell, con lo que se demostró que el color y el sexo, no importa, importan las posiciones políticas.
Extrañamente, la distancia que separa a Obama de Clinton en las primarias, desde el comienzo, es tan mínima que es imposible predecir un desenlace. ¿Será que los votos definitorios estarán llegando, como alguna otra vez, en un barquito desde Hawai?
Si bien el circo mencionado está excediendo las expectativas, la mano oscura que va a determinar al ganador debe estar evaluando seriamente un detalle inesperado: el carisma de Obama. Barack Obama es elocuente, persuasivo, se perfila como un líder nato. Por su nivel de convocatoria se lo empieza a comparar con Martín Luther King o Malcolm X. La gente se ha empezado a movilizar por él porque lo percibe como figura de cambio (cambio que no está en la agenda de Obama). Sin embargo la movilización se da y en cualquier país del mundo es un problema para las clases dominantes (se sabe que el país tiene medios para detener a dirigentes y a dirigidos) pero por el momento se trata de saber si Obama podrá manejar a la gente que moviliza. Si es así toda esta bien, pero si no… Hilary será la candidata. En el caso de que ganara las elecciones presidenciales, ella promete algo concreto, pero demasiado caro: implementar un plan de salud general, lo que no es poco para una población en que más de cuarenta millones de personas carecen de él.
Lo que tenemos claro es que forma parte de este pan y circo la mentira de que la gente en los Estados Unidos no está preparada para tener una mujer o un hombre negro como presidente. Una buena propaganda nos convence de cualquier cosa. ¿Acaso no se desvive usted por adquirir el último teléfono celular que aparece en el mercado aunque tiene uno que satisface sus necesidades?
Adriana Spahr, Edmonton, Canadá

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