Cristina Brite
Una grave denuncia pública hicieron representantes de la comunidad boliviana en Mendoza, constituida por aproximadamente, más de 100.000, gran parte de la cual tiene varias generaciones ya radicadas en esta provincia y adaptadas a las condiciones sociales, aportando elementos culturales de sus ancestros milenarios.
De todas las comunidades incorporadas a esta provincia es la que tiene mayor receptividad en el medio social, fundamentalmente por su esforzada presencia en el mercado laboral y su aceptación por las condiciones de precarización y salarial, que en conjunto son un régimen de verdadera explotación e inseguridad inaceptable para un país civilizado.
Pero transcurridas varias generaciones y con descendientes nacidos en Argentina, más la incorporación de nuevas corrientes migratorias desde el altiplano, se ha producido antropológicamente un nuevo tipo de ser boliviano inmigrante, en cuanto a sus derechos como trabajadores y ser humanos. Han renacido en su conciencia social valores, que seguramente, tienen que ver con un ancestro solidario, que era aquel inca del pasado.
La denuncia de la comunidad boliviana a consecuencia del asesinato de Vanesa Quispe, de 20 años de edad, embarazada de 9 meses y quien tenía fecha de parto para el 20 de este mes, de padres bolivianos, con domicilio en Guaymallén, donde vive la mayoría de la comunidad, fue el disparador para que la denuncia por mayor seguridad, se convirtiera también, y con mucha fuerza, en la denuncia que cada tanto es una constante: la discriminación social y racial por parte de ciertos sectores xenófobos contra esa comunidad, con el agravante que tiene en ciertos sectores del Estado una misma actitud discriminatoria, en el asunto de la atención de la salud y de la ayuda social.
Esperamos que no solo esta comunidad sea parte de este reclamo antidiscriminatorio y antirracista, sino que también toda la sociedad mendocina acompañe y se solidarice con ellos.
Redacción La Quinta Pata, 16 – 08 – 08
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