Taiana se manifestó así al recordar los 30 años de la visita de CIDH a la Argentina entre el 6 y el 20 de septiembre de 1979 en plena dictadura militar que había usurpado el poder el 24 de marzo de 1976.
El canciller sostuvo que "aquella visita de la CIDH se dio entre el 6 y el 20 de septiembre de 1979 gracias a la lucha incansable de los familiares de los detenidos, a la presión internacional y a las extenuantes negociaciones con la dictadura militar".
Taiana recordó que "a pesar del temor reinante, y en el marco de una campaña de desprestigio y hostigamiento hacia la CIDH y las organizaciones de derechos humanos, la presencia del organismo internacional permitió que un sinnúmero de personas se acercara a las oficinas que se instalaron en la sede de la OEA ubicada en Avenida de Mayo, para dar su testimonio y formular denuncias acerca de la desaparición de sus familiares y amigos".
"El entusiasmo de los familiares tuvo su eco en la oscuridad de las cárceles, donde los presos políticos, entre los que me encontraba, recibimos con prudente alegría el apoyo de la comunidad internacional a nuestros parientes y amigos", reseñó el ministro.
Y refirió que "pese a la precariedad de nuestra situación, confiamos en que la visita de la Comisión limitaría los secuestros y debilitaría a la dictadura genocida; que a partir de entonces sería menos probable que sacaran a los presos de sus calabozos para fusilarlos, como había ocurrido tiempo atrás en la Unidad N 9 de La Plata, donde fui testigo de varios de esos crímenes".
En aquella visita la delegación de la CIDH se reunió con el entonces dictador, Jorge Rafael Videla; se entrevistó con los titulares de las fuerzas de seguridad a cargo de centros de detención y con otras autoridades públicas; estableció contactos con la prensa, con organismos de derechos humanos, con representantes de la Iglesia y de organizaciones gremiales.
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