Explosivo: otra denuncia pone en jaque a YPF por la contaminación en la Ribera de Quilmes No hay cura para el mal que aqueja a los vecinos de la Ribera de Quilmes. En las últimas horas, el veneno salido de un oleoducto volvió a inundar calles y viviendas con el olor pestilente del petróleo. Mientras tanto, la cara más inescrupulosa de esta desidia salió a la luz. Cuando en mayo de este año, diez familias se fueron del foco de contaminación en medio de “un acuerdo con YPF”, todos los ojos apuntaron a la empresa ante la intempestiva salida de los vecinos. Pero a la idea colectiva de que la multinacional “se compró la contaminación para no repararla nunca”, se le sumó una presunta connivencia entre el equipo de abogados a cargo del pacto entre partes y la empresa petrolera. “Nos regalamos. Después de cinco años de litigio, los abogados presentaron ese arreglo como algo beneficioso, pero realmente nos sentimos engañados”, indicaron los vecinos. El punto central de la denuncia vecinal es que dicho convenio “no compromete a la empresa en ningún sentido por los permanentes y futuros tratamientos médicos que deben recibir aquellas personas que se expusieron a la contaminación ambiental”, entre otras cuestiones.
Según explicaron los vecinos, las diez familias vinculadas al acuerdo con YPF padecen serios y crónicos trastornos de salud. “Sabemos que los Garay están muy enfermos. Y como ellos todos los demás están en la misma situación de crisis”, indicaron los lugareños. Las afecciones más frecuentes entre estos vecinos son el alto grado de benceno en sangre, sangrado de nariz, oídos, infecciones en la garganta, ulceras gastrointestinales y extrañas erupciones en todo el cuerpo, presuntamente por el contacto con las naftas que brotan en el lugar.
¿Tramposos? De acuerdo a fuentes judiciales consultadas por InfoSur, el compromiso al que se hace referencia “también incluye la expropiación a favor de YPF de todas las propiedades y las tierras donde esos vecinos vivieron durante al menos quince años”.
En este sentido, los lugareños explicaron que “son cuatro los abogados que manejan y se reparten entre ellos cerca de cien causas de afectados contra YPF”.
Leer todo el artículoLa versión que exponen los vecinos es que los letrados “están a la caza de nuevos afectados para luego dilatar las demandas contra la empresa y de esa manera sólo generarse para sí, suculentos ingresos económicos”.
Esta idea se mantiene firme entre las diez familias que concretaron el acuerdo con la petrolera. Es por eso que ahora buscan conseguir “un diálogo directo con YPF” y desprenderse de los abogados.
Por otra parte, desde el ámbito jurídico manifestaron que con la salida de los vecinos, la empresa petrolera cubrió “los daños individuales que recibieron esas personas en todos estos años”.
Una bomba de tiempo
Vivir en la zona es una trampa mortal. Los derrames de hidrocarburos generados por la petrolera YPF, siguen afectando a cientos de habitantes del lugar, donde familias enteras sufren los vicios de una contaminación sin pausa. “Nos está matando lentamente. Nuestros hijos padecen enfermedades crónicas que necesitan tratamientos de por vida”, explicó Fernanda, una de las vecinas que vive frente a la estación de venteo que YPF mantiene cercada con tejidos y custodiada de manera sigilosa por hombres de seguridad privada. “No entendemos por qué ponen custodia. Deben tener miedo de que entremos al lugar, pero a nadie se le ocurrió hacer eso jamás”, agregó la mujer, que como muchos otros también espera mudarse del barrio alguna vez. “Mis hijos juegan en la calle y se topan con el gasoil en las esquinas en las veredas. No quiero eso para el futuro de mis pequeños”, remarcó.
Los casos de niños con la sangre contaminada y manchas e irritaciones en la piel, se multiplican entre una población sumamente afectada por los hidrocarburos.
Inudados de gasoil
La calle España es la única asfaltada del barrio. Tiene unos 800 metros desde la bajada de la autopista La Plata-Buenos Aires hasta el río. A mitad de camino está la estación de venteo que expulsa gases a la atmósfera de manera silenciosa. Hace algunos días atrás, frente al hotel Owen ubicado sobre España, operarios de YPF con una máquina excavadora iniciaron trabajos en los postes de señalización del oleoducto.
Conjuntamente con esos movimientos de suelo, brotó un buen caudal de hidrocarburos que se pudo ver correr por zanjones y calles en dirección al Río de la Plata.
Posteriormente, la misma cuadrilla de obreros de la empresa se prestó a la apertura de una calle sobre las casas y terrenos de las familias que ya no viven en la zona y que pertenecían a esas diez familias reubicadas. Todos esos lugares hoy están siendo vigilados como propiedad de empresa.
En tanto, los lugareños temen que YPF mine de bocas de venteo todo el sector y que finalmente la situación ambiental se torne insostenible en futuro inmediato.
Desde YPF sólo se esfuerzan en afirmar que “la cantidad de hidrocarburo hallado desde que se inició la remediación de las tierras no es lo suficientemente peligrosa como para afectar la salud de los vecinos”. Y en distintos testimonios periodísticos “atribuyen los problemas sanitarios a la precariedad de las condiciones en que viven”. “Nada más lejos de la realidad”, según explicaron los vecinos.
Sin remedio
De acuerdo a las fuentes judiciales, los vecinos que concluyeron en el acuerdo con YPF, son diez (incluidas las personas que mantenían un terreno sin habitar en el barrio) y se fueron del lugar entre el 27 y el 28 de mayo último. “Vimos que algunos conocidos de la calle España, frente al Club Ciclista, se estaban mudando de sus casas. El movimiento que notamos fue repentino, luego nos enteramos que YPF tenía que ver con todo eso”, explicó uno de los vecinos, que no quiso dar su nombre por temor a represalias.
Los terrenos que adquirió YPF en este convenio, tienen un radio comprendido entre las calles número 78, España y Galileo Galilei.
Según los testimonios recogidos en esos momentos, el acuerdo al que accedieron la petrolera y las familias que se marcharon, tiene sus inicios en 2005. Desde esa época, hasta junio del corriente, las partes pasaron por extensos procesos mediatorios que incluyó la intervención de la Corte Suprema de la Nación, la cual finalmente desencadenó la medida.
Cercados por el mal
Con todo, la situación ambiental mantiene en vilo a los habitantes de la Ribera. Como se informó oportunamente, la contaminación en la ribera de Quilmes llevaría al menos 600 años remediarla. “La empresa inició el venteo que escurre los derrames subterráneos hace algunos años, precisaron los vecinos. Pero en la práctica todo empeoró. Los gases que emitían esos trabajos fueron dañando las partículas de oxígeno del aire que respiran los vecinos. De acuerdo a los habitantes cercanos a esta tarea, el aire cambió significativamente y fue afectando con más frecuencia los sistemas respiratorios de los vecinos.
Bajo esa situación, los ribereños admitieron que “muchos niños amanecían con sangrados interminables en las narices. Las hemorragias se fueron multiplicando y con el tiempo nos dimos cuenta que el venteo empeoró nuestra salud”. Lo cierto, es que muchos de los vecinos que se hoy llegaron a un acuerdo con YPF para mudarse del lugar, sufrieron de lleno esos fallidos trabajos de remediación.
En tanto, nadie sabe con certeza hasta dónde llega actualmente la pluma de contaminación que afecta a las orillas del Río de la Plata.
Para muchos vecinos, el derrame se viene extendiendo de manera sostenida “sin que nadie haga nada por detenerlo”.
El derrame de hidrocarburos fue descubierto en el año 1988, cuando en un acto vandálico pincharon el oleoducto principal que transporte el petróleo desde Ensenada a Dock Sud. En el 2004 salieron a la luz los padecimientos de las familias cercadas por la contaminación. Ocho años después, los habitantes siguen denunciando más padecimientos.
Diario InfoSur y Oro Negro, 31 – 10 – 09
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