domingo, 12 de septiembre de 2010

La política oscila entre priorizar el tema de las salideras o la ley de medios

Emilio Marín

La prensa monopólica dio un tratamiento preferencial a la inseguridad y salideras bancarias. De ese modo ocultaba la importancia de que se comenzaba a reglamentar la ley democrática de medios.

La derecha política y mediática que sintoniza la onda del Departamento de Estado no es muy creativa. En Argentina y Venezuela, entre otros países cuyos gobiernos no les simpatizan, hacen ingentes campañas agitando el mismo cuco de la inseguridad.

Y no es que en Buenos Aires y Caracas no haya problemas de esa índole. Los hay. Pero aquellos montajes las asimilan con Bagdad y Kabul, donde hay guerras con centenares de miles de muertos.
La farándula argentina que vive unos meses en Miami, para tostar su piel y blanquear algunos dinerillos, también fogonea la sensación térmica de la inseguridad.

Bajo el peso de esos argumentos se logró que Diputados votara por unanimidad una ley propuesta por un ignoto legislador del GEN, que en rigor no hacía falta. ¿O se precisaba una ley para que los bancos bloquearan visualmente los retiros de dinero y cosas por el estilo? Esas disposiciones podían haberlas adoptado la Superintendencia de Bancos o bien decretado el Poder Ejecutivo. ¿O también una decisión de Cristina Fernández iba a ser tildada de injerencia indebida del PEN?

La necesidad de casos mediáticos de inseguridad para cuestionar al gobierno hizo que Carolina Píparo fuera un rostro familiar en la tele. Su mención hizo podio, entre las figuras públicas más citadas.

Esa alta exposición se debió al principio a su desgracia, de haber perdido a su bebé en un asalto. Y luego a las declaraciones de su marido, quien aseguró que Daniel Scioli, buscando defenderse de las críticas a su gestión en el asunto de seguridad, le habría confesado tener las "manos atadas".

La prensa amarillenta encontró la oportunidad para cuestionar al gobierno bonaerense y nacional. Más a este último que al primero.
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La explotación de este caso, ya convertido de policial en político, llegó el jueves a su extremo luego de un discurso de Néstor Kirchner en La Boca, en un acto partidario. Allí, en presencia de Scioli, le pidió que dijera quién le ataba las manos, para desestimar que fuera el gobierno conducido por su esposa.

El ex motonauta que Carlos Menem llevó a la política, guardó silencio. La solicitud del orador quedó sin respuesta. Entonces este se explayó con su propia interpretación, que posiblemente comparta Scioli: los atadores de extremidades superiores son los jueces y no la política. Lamentablemente el ex presidente tomó prestado el discurso derechoso que solía emplear el limitado seudo ingeniero Blumberg en 2004, asegurando que "los delincuentes entran por una puerta y salen por la otra". No es lo que documentó la Comisión Provincial de la Memoria de Buenos Aires y presentó junto al juez Baltasar Garzón: "al 26 de marzo de 2010 se alojaban en las 54 cárceles bonaerenses 26.092 personas. Y en aproximadamente 310 comisarías había 4.040 detenidos, lo que hace un total de 30.132 detenidos. Esta gestión incrementó la cantidad de detenidos en 3.145 personas". O sea, que entran más de los que salen...

Diáspora opositora
La sorpresiva requisitoria de Kirchner sirvió para que la prensa opositora se regodeara con un supuesto distanciamiento con el gobernador. También para especular que el Frente para la Victoria bonaerense sufriría una división porque ministros con incumbencia en ese territorio, como Aníbal Fernández y Florencio Randazzo, están alineados con el ex presidente, en tanto intendentes del conurbano se reportan a Scioli.

Tratando de sacar partido de esos conflictos reales y/o presuntos, Eduardo Duhalde elogió al gobernador como un moderado. Aseguró que quien le ata las manos es Kirchner.

Esas chicanas no podrán hacer que quien manda en La Plata rompa hoy su alianza con los Kirchner. Y no se trata de una víctima, como quieren presentarlo aquellos medios. El gobernador es parte de la derecha política y empresarial, afín a la embajada norteamericana, alejado de las causas de derechos humanos y de una política amigable con Unasur. Solo los eruditos del justicialismo podrían explicar cómo un menemista y duhaldista como él pudo reciclarse como kirchnerista y seguir siete años en esa trinchera pese a las sospechas de que al primer ruido iba a salir volando.

Esa cohabitación no fue la única. Alfonso Prat Gay y Martín Redrado estuvieron años en el BCRA siendo voceros de la Bolsa de Comercio de aquí y Wall Street de allá. El clarinista Alberto Fernández y Roberto Lavagna, también.

Clarín y La Nación no mienten cuando hurgan en las diferencias políticas entre el titular del PJ y el vice del consejo nacional. Sí faltan a la verdad cuando las ponen en tamaño catástrofe, siendo contradicciones casi "naturales" en ese peronismo de límites tan difusos.

Los monopolios desinformativos pintan un panorama desolador para la unidad del kirchnerismo y otro sumamente optimista para la rama del peronismo conservador. El viernes se tomaron una foto Eduardo Duhalde, Felipe Solá, Mario Das Neves y Alberto Rodríguez Saa, en una cita donde Francisco de Narváez faltó en forma ostensible.

Cómo estará prendida con alfileres esa imagen de familia feliz, que el acuerdo previo que lo posibilitó contenía un pacto: ninguno de los presidenciables hablaría, para evitar suspicacias sobre presuntos favoritismos. ¿Políticos que no hablan, que no tratan de captar simpatías, alianzas y votos? Así de contranatura es el rejunte que sonrió forzadamente a la cámara.

Y por otro lado, Elisa Carrió, que desvaría cada semana un poco más, presentó sus candidatos a diversos cargos que casi seguramente ocuparán la cuarta o quinta posición, si es que llegan, en octubre de 2011. Ella y sus candidatos sí hablaron hasta por los codos, que es lo mejor que saben hacer.

Puede haber cortocircuitos entre Kirchner y Scioli. Pero en la oposición hay directamente incendios, peleas donde vale todo y una diáspora casi irremediable. Y a esa crisis opositora los pulpos mediáticos le destinan unas pocas líneas.

Tema central
Esa oposición política en general y en el Congreso en particular actúa torpemente y no puede superar las camarillas y zancadillas. Por eso es que las corporaciones mediáticas juegan el rol de Estado Mayor de la Oposición.

Luis D´Elía y su sector CMP hicieron el miércoles una marcha con la consigna "Democracia o corporaciones", que reunió a una buena cantidad de personas. Como era de esperar, esa noticia casi no se coló en la agenda periodística de ese día ni al siguiente, por razones obvias. Es "un negro" y para peor, K.

Esos medios recién le dieron un pequeño espacio cuando D´Elía se quejó de que programas como 678 y los canales, diarios y revistas de Szpolsky, afines al oficialismo, también omitieron aquella movilización.
Aún con esos límites de la agenda progresista, lo más importante debe haber sido el avance en la reglamentación de la ley democrática de medios.

Luego de la publicación de aquella en el Boletín Oficial, Gabriel Mariotto tomó varias medidas para su puesta en práctica. Por un lado comenzó a regir desde el 9 de septiembre el plazo de un año para que las empresas con frecuencias radiales y señales televisivas de más presenten un plan voluntario de adecuación. Tienen seis meses para ello o en caso contrario el Estado las concursará o reasignará.

La otra disposición de la Autoridad Federal de los Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) es más inmediata. Resolvió que desde el 1 de octubre próximo Cablevisión y otras empresas reorganicen la grilla televisiva, ordenando los canales de noticias en un primer segmento, luego las señales deportivas, a continuación las infantiles y al final Telesur, CNN, etcétera.

En los próximos días Mariotto anunciaría la limitación de 12 minutos de publicidad por hora en la TV abierta y la mitad por hora para el cable.

Cada avance en la aplicación de la ley de medios levanta una polvareda de los monopolios afectados, que se victimizan como si fueran perseguidos políticos de un gobierno autoritario que arrasa la "libertad de expresión".

Clarín afirmó que la ley Nº 26.522 estaba suspendida por la justicia. La AFSCA lo desmintió basándose en el positivo fallo de junio pasado de la Corte Suprema de Justicia. Mariotto expresó: "la ley está absolutamente aplicable. Son los grupos monopólicos los que difunden conceptos falsos con tal de confundir".

Más importante que las declaraciones son los hechos y las dos resoluciones adoptadas por Afsca pesan más que montañas de palabras.

El argumento de los defensores de la ley de la dictadura es que hay artículos de la norma democrática (ellos le llaman "ley K") suspendidos por fallos judiciales. Es el caso del art. 161, que fija un año de plazo para el traspaso de licencias que excedan el máximo permitido.

La respuesta del equipo de Mariotto es que tal o cual artículo, donde haya un fallo cautelar de la justicia, estará suspendido para beneficio de determinada empresa. Pero para el resto de los medios, de todo el país, la ley está firme.

Esa es precisamente la noticia trascendente que Clarín quiso tapar con el caso Píparo, una mano atada de Scioli y algunas victorias deportivas nacionales, que deben ser lo único verdadero y agradable en medio de tanto fango y contrabando ideológico.

La Arena, 12 – 09 – 10

La Quinta Pata

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