domingo, 24 de octubre de 2010

El sinuoso trayecto de la bala

Ernesto Espeche

El lamentable asesinato de Mariano Ferreyra, un joven de 23 años, trabajador, estudiante y militante de izquierda, pone de relieve los oscuros movimientos de sectores opositores al gobierno argentino para desacreditar la figura de la presidenta Cristina Fernández.

El 20 de octubre se enfrentaron dos fracciones de trabajadores ferroviarios en las inmediaciones de Avellaneda, zona sur del conurbano bonaerense. Un grupo de trabajadores tercerizados intentaba interrumpir el servicio de trenes en reclamo de mayor estabilidad; otro grupo, los trabajadores nucleados en la Unión Ferroviaria , buscaron impedir el corte de modo violento. La policía abandonó el lugar cuando los primeros se retiraron. Pero luego continuaron las persecuciones y los enfrentamientos que provocaron cuatro heridos y la muerte de Mariano Ferreyra, militante del Partido Obrero.

Los monopolios informativos presentaron el hecho en función a sus intereses destituyentes y, por tanto, en sintonía con las maniobras desatadas desde la oposición: “De un lado, la Patota Sindical Asesina que responde al Gobierno Nacional” y del otro, “los trabajadores sin empleo estable que quedan a expensas de la patota”.

El escenario político en que ocurrieron los hechos sugiere algunas interpretaciones que dan sentido al comportamiento del bloque político-mediático que enfrenta al gobierno de Cristina Fernández. Días atrás, el referente opositor, Eduardo Duhalde, había expresado que Hugo Moyano, secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT) debía alejarse de su cargo. En la misma sintonía se pronunciaron varios sectores del arco opositor. El eje estaba claro: vincular al titular de la central obrera con prácticas “violentas”, alentadas por un discurso “crispante” de la primera mandataria.

La oposición política trató, entonces, de vincular los hechos con un supuesto discurso violento por parte del Gobierno. En ese intento anida una flagrante contradicción: a pesar de sus constantes pronunciamientos tendientes a demonizar las movilizaciones populares, desde el Ejecutivo nunca se han expresado con violencia sobre las acciones de los movimientos sociales. Es más, nunca se ordenó la represión violenta de la protesta social.
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Si se consideran los principales vectores que definen el clima político argentino, la hipótesis más sólida conduce a enmarcar los hechos en un asesinato premeditado que estaría buscando el desequilibrio institucional. Y se produce cuando se plantea –por iniciativa de la CGT- la participación de los trabajadores en las ganancias y pocos días después de una impresionante demostración de fuerza de la CGT , que llenó la cancha de River en forma pacífica para expresar su respaldo a los Kirchner. En ese acto, Moyano se presentó junto a la presidenta ante una multitud que el 15 de octubre festejó el día de la Lealtad Peronista. El líder sindical es uno de los dirigentes sociales más identificados con el apoyo a las medidas impulsadas por el Ejecutivo Nacional.

Así, cobran sustento las motivaciones políticas que podría tener el ataque que provocó la muerte de Ferreyra a manos de los seguidores del dirigente sindical ferroviario José Pedraza, cercano a Duhalde.

En ese sentido, la Presidenta señaló que “hay algunos que hace mucho tiempo que buscan un muerto en la Argentina y como no lo pudieron lograr desde las fuerzas de seguridad comandada por los sectores políticos de la democracia, aparecen bandas”. Y agregó: “Démosle el crédito de que hay móviles políticos más allá que todos sepamos las cosas que han ocurrido en el país y los personajes que actuaron”.

En ese momento, se concretaba un paro nacional convocado por la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) y miles de manifestantes culminaban una marcha a Plaza de Mayo en reclamo de justicia. Un documento avalado por las organizaciones políticas y de derechos humanos demandaba “el esclarecimiento inmediato de este nuevo crimen que le costó la vida a Mariano Ferreyra, militante del Partido Obrero. Como otros heridos de bala, algunos en estado gravísimo, fueron atacados a mansalva por una patota armada perteneciente a la cúpula de la Unión Ferroviaria dirigida por José Pedraza, que actuó impunemente en una zona liberada por la Policía Federal”.

La denuncia de “zona liberada” fue amplificada por las corporaciones mediáticas para responsabilizar al gobierno. La jefa de Estado fue contundente en su respuesta: “Prefiero mil costos políticos por no reprimir antes que tener que lamentar la muerte de un argentino”.

Mientras se desarrollaba la movilización, la presidenta recibió el apoyo incondicional de las Madres de Plaza de Mayo, agrupaciones juveniles, organizaciones sociales, artistas, populares, académicos, científicos, escritores, periodistas. “Sabemos lo que son las patotas y los mercenarios que no se manejan solos, sino que casi siempre tienen un político turro al lado, un hijo de puta al lado, como (el ex presidente Eduardo) Duhalde”, señaló la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini.

En el escrito conjunto, además, se pidió que se investigue “hasta las últimas consecuencias”, denuncian a los dirigentes sindicales que “se obnubilaron” por el poder y destacan que “los tercerizados son los esclavos de estos tipos, que les pagan la cuarta parte de lo que tienen que ganar. Y por eso estaban luchando los chicos que querían cortar las vías”.

La principal línea de investigación se orienta a una emboscada por parte de miembros de la Unión Ferroviaria a los manifestantes. Los testimonios recabados hasta el momento dan cuenta de que primero se tiraron piedras hacia los manifestantes y luego, cuando algunos de estos respondieron de igual manera, se produjeron los disparos que -según testigos- efectuó un hombre a unos 30 metros de distancia.

Según información recabada hasta el 23 de octubre, la juez de instrucción, Susana Wilma López, impuso el secreto de sumario y continúa la toma de "importantes testimoniales" para la causa. Además, se dictó la captura de quien hasta el momento es el principal sospechoso de efectuar el disparo mortal. Se trata de Cristian Favale quien sería barrabrava del club Defensa y Justicia, y se encuentra prófugo.

En la red social Twiter, Cristina Fernández dijo que “Hay esperanza de Justicia. Yo no sólo tengo esperanzas, también tengo la certeza que el viejo país de la impunidad no vencerá”. Y añadió que “esta Argentina de un presente de memoria, verdad y justicia que estamos construyendo, es el futuro que llegó. No lo dejaremos ir”.

APM, 23 – 10 – 10

La Quinta Pata

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