domingo, 14 de noviembre de 2010

Con tristeza, despedimos a Gustavo Escanlar

Andrea Stefanoni

Escanlar era un hombre oscuro, tímido, simple. Aquella mañana de abril de 2009 llegamos a Montevideo para charlar de su libro, La alemana. Nos citó en un paradero en la playa, en el barrio de Malvín. Era la primera vez que nos veíamos. Desde ese momento, (o tal vez ya por teléfono), entendí que no era un tipo común. Estaba con su mujer, Eleonora, y su hijita, Violeta, esperándonos a pleno rayo de sol. Comimos asado, hablamos de libros, hablamos del barrio, hablamos mal de alguien, las cuatro cosas con idéntica pasión. Nos llevó en su coche (manejaba su mujer) y recorrimos el barrio donde transcurre La alemana; el prostíbulo, el cementerio donde cagan a palos a los turistas brasileros para afanarles las billeteras, después de haberlos emborrachado y conquistado. Y mientras lo escuchaba hablar, reclinado en el asiento del auto, en medio de botellas vacías y papeles viejos, descubrí que había otro Uruguay detrás de Benedetti, Galeano, Punta del Este y las llamadas del Carnaval.

Esa misma noche, cuando volví a Buenos Aires leí:"Nunca olviden que Escanlar es fanático de Bukowski y Tom Wolfe por igual, y eso lo convierte en un tipo peligroso. Lo convierte entre otras cosas en uno de los cronistas más filosos de esta ciudad, aunque muchos intelectuales y pichones de intelectuales lo desprecien".

En una entrevista para el portal de Tematika le preguntaron: ¿Podrías autobiografiarte en 10 líneas? Gustavo respondió: Nací el 18 de mayo de 1962. Soy hijo único. Soy asmático. Estudié en escuela y liceo católicos y por eso odio a los curas en particular y a la iglesia en general. Me crié en el barrio Palermo. Si sos montevideano, sabés de lo que hablo. Es el barrio de los negros, del candombe y las llamadas. Odio el candombe fuera de Palermo. Es el barrio de los códigos. Tenés que visitarlo. Mi padre era español y mi madre es criolla. Cuando fui a visitar su pueblo natal, donde viven actualmente nueve personas, sus compañeros de infancia me abrazaban y se llamaban unos a otros diciendo 'llegó el hijo de Demetrio! llegó el hijo de Demetrio!". Estudié medicina, psicología y literatura. No terminé nada. Publiqué siete libros y miles de artículos periodísticos. Trabajé - y trabajo - en prensa escrita, radio y televisión. Muchos me aman. Muchos me odian. Hay quien quiere pegarme cuando se cruza conmigo por la calle. No sé manejar autos ni motos. Consumo de todo, pero lo que me hace más feliz es el consumo de cine, música, literatura. Hace unos años me casé. Y a los nueve meses, exactos, nació Violeta. Bueno, eso. Fueron nueve líneas. Me reservo una para el futuro.

Gustavo Escanlar falleció ayer por la mañana a causa de un paro cardiorrespiratorio. Tenía 47 años y actualmente se desempeñaba como editor cultural de Búsqueda y como columnista del portal Montevideo.com. Fue columnista de El Día, Punto y Aparte y Tres. Sus libros: "Crónica roja", "Estokolmo", "Disco duro", "Oda al niño prostituto" y "La alemana".

La Quinta Pata, 14 – 11 – 10

La Quinta Pata

1 comentario :

Anónimo dijo...

Lo siento mucho, me encantó su libro La alemana.
Un abrazo a su familia.
Francisco.

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