domingo, 5 de diciembre de 2010

A propósito de Maresma: no mentir

Roberto Vélez
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Hemos leído en páginas oficiales de la Iglesia, difundidas en distintos medios, la reivindicación del otrora Arzobispo, asociándolo a los Derechos Humanos.

Sus conocidas declaraciones del año 1976, “Hoy la patria está amenazada desde adentro y desde afuera. Por eso nuestro trabajo debe ser total: debe abarcar el cuerpo y el espíritu… Nos reconforta ver hoy aquí a los capitanes de las Fuerzas Armadas demostrando su fe en la protección de la Madre de Dios, fe que viene de muchos años atrás, cuando San Martín dio el primer ejemplo… Estamos en una guerra casi civil que no hemos declarado y que nos han declarado”, no son indicativas, ni muchos menos, de tal identidad.

Esta y otras expresiones de similar tenor, que se encuentran en la prensa escrita de aquella época, evidencian parentesco directo con las que adoptaron conocidos represores que actuaron en el seno de la Iglesia y que brindaron apoyo espiritual, cuando no práctico, a la dictadura:

“Esta lucha es una lucha por la República Argentina, por su integridad, pero también por sus altares (...). Es una lucha en defensa de Dios. Por ello, pido la protección divina en esta guerra sucia en la que estamos empeñados” (Victorio Bonamín, vicario castrense, 10/1976).

Otro religioso local, Monseñor Rey para citar un ejemplo, oficiaba misas en el campo de concentración y tortura instalado en la Compañía de Comunicaciones. Para algunos su tarea fue solidaria. Sin pretensión de negar algún gesto de ese tipo, lo cierto es que su labor, que lo era de la Iglesia, fue funcional a los tiranos. Los torturados recibíamos misa. El susodicho ocultó graves hechos durante un largo tiempo. Mucho después los reconoció.

La foto que acompaña a esta nota de Maresma junto al Brigadier Fernández que se decía gobernador, al “intendente” también aeronáutico Pellegrina de Las Heras y a otros altos oficiales que sería interesante identificar, no es precisamente indicativa de vocación ni de antecedente humanista alguno.

Lo cierto es que su tarea como Arzobispo, la desempeñó en el lapso de mayor intensidad y crueldad del terrorismo con apoyo estatal del 74 al 76. Y luego del terrorismo estatal abierto.

* FORJA - Proyecto Sur, 02 – 12 – 10

La Quinta Pata

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