domingo, 27 de febrero de 2011

Errar como un gourmet

Sergio Peralta
*

Sapo de la noche, sapo cancionero
que vives soñando junto a tu laguna,
tenor de los charcos, grotesco trovero

Sapo cancionero – Los Chalchaleros

Supongo que mi pasión por la cocina se la debo a mi nono que de chico me hacía “upa” para mostrarme cómo se cocinaba la pasta en una olla inmensa. Supongo también que por esa afición a la cocina, siempre me pareció de mal gusto, y seguramente peor de sabor, esa expresión vernácula que dice “tragarse un sapo”, cuando alguien debe aceptar una acción determinada y que suele estar muy ligada a la actividad política, empresarial, etc. Estas decisiones tomadas en el ámbito del poder habitualmente son padecidas por los “habitantes” de los estratos sociales más bajos. Usando animales, nuevamente, para “titular” causas y efectos, se dice hacer patitos cuando algo rebota de manera reiterada sobre una superficie, expresión seguramente nacida del efecto de hacer rebotar una piedra bien chatita sobre la superficie del agua.

En declaraciones poco felices y que denotan un miserable conocimiento, el escritor Marcos Aguinis en su libro Elogio del placer y publicado por Planeta critica a Eduardo Galeano por expresiones que son de Marciano Durán. Es verdad que los dos son uruguayos, uno en vía de peladez absoluta (Eduardo) el otro absolutamente pelado (Marciano) y que “están parados en la misma vereda” según declaraciones del mismo Durán y que publica la agencia de noticias Télam.

En ese mismo cable la agencia transcribe un párrafo del capítulo "¿Cuestionar el progreso?", en donde Aguinis asegura: "Recientemente, el autor uruguayo Eduardo Galeano escribió que no se resigna a caminar el mundo `tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente, solo porque a alguien se le ocurre agregarles una función o achicarlas un poco". El párrafo que cita pertenece al libro “Desechando lo desechable” de Marciano Durán.

En su sitio “Marcos Aguinis” escribió, el 3 de julio de 2009, “La peor hora de K”. Allí en una larga reflexión que describe de manera biográfica a Néstor Kirchner, se puede leer por ejemplo: “Como Presidente aumentó su tendencia a la crueldad y el arrebato. Abofeteó a diestra y siniestra. No hubo casi sector que no recibiese sus agravios: inversores extranjeros, Fuerzas Armadas, jueces, periodistas y medios de comunicación, empresarios nacionales, políticos opositores. Sólo se cuidó con los sindicatos. Y pretendió convertirse en el adalid de los derechos humanos mediante la alianza con figuras lamentables como Hebe de Bonafini y la persecución excluyente de militares…” En otro párrafo se extiende “Consiguió transformarse en la figura central del país. Llegó a ser casi un rey absolutista, para quien no hay diferencias entre su persona, el Estado y el gobierno. Jamás reunió al gabinete, ni respondió a preguntas de la prensa, ni dialogó distendido con nadie que pensara de otra forma. Manipuló directa e indirectamente a la prensa, que quedó prisionera de la pauta publicitaria oficial; logró que amigos obsecuentes se adueñasen de diarios, revistas, radios y canales de TV”.

Después de recorrer esas declaraciones y otras que indudablemente lo colocan en una toma de posición ideológica, distante años luz de la de Eduardo Galeano y de muchos otros que creen en el hombre y homenajean la vida, puedo pensar que el autor de “Espejos” ha sido afortunado. Se le podría haber achacado también la autoría intelectual del ataque a las torres gemelas, y de alguna catástrofe pasada o por venir.
Supongo que después de las opiniones, Aguinis tendrá que comerse varios sapos, como un gourmet, pues sus dichos, van ha hacer patitos en el ámbito de la lectura durante mucho tiempo.

*Los Barriales

La Quinta Pata, 27 – 02 – 11

La Quinta Pata

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