Alfredo Saavedra
Barack Obama establecerá un negativo récord al ser el primer presidente de los Estados Unidos que en los últimos 30 años pierda la elección para un segundo período, según se deduce de su derrota el viernes ante la cámara de representantes, al ganarle los republicanos otra batalla en el rechazo al presupuesto federal presentado por el gobernante.
El partido republicano, en acciones maniobreras, le ha ganado terreno al gobernante partido demócrata en una carrera que se ha escalonado con pequeñas pero significativas victorias para la derecha dura en la gran nación del Norte. Derecha dura porque los demócratas no hacen más diferencia que la de aparentar una posición menos radical que la de sus oponentes, pero que al final de cuentas no resulta más que reducida a la simple ecuación de que “lo mismo es Chana que Juana”.
Pero siempre ha habido una pugna entre los dos partidos para ganar el poder y de esa forma favorecerse con las ventajas que ofrece la presidencia de la nación más poderosa del mundo, aunque sea en términos de capacidad militar, porque lo que es de suficiencia económica, bien es sabido que los Estados Unidos están tan en la ruina que bien le pueden hacer los mandados a emporios económicos como el de China.
En esa batalla por ganar la Casa Blanca, el partido republicano parece llevar la ventaja, pues casi todas las predicciones apuntan en asegurarle un triunfo determinante, apoyado ahora por un tercer partido en discordia, pero con los demócratas, o sea el nebuloso Partido del Té, criatura de la controversial ex gobernadora de Alaska, la pintoresca señora Sarah Palin.
Como los republicanos tienen acaparada la mayoría de escaños en el congreso, no les ha sido difícil ponerle las peras a cuatro al presidente Obama y, como para prueba basta un botón, el viernes para la aprobación del presupuesto del próximo año fiscal, propusieron drásticos recortes en el gasto público, con el pretexto de reducir el déficit nacional que tiene en vilo a la economía de ese país.
Leer todo el artículoLas noticias decían que de no haberse llegado a un acuerdo y de producirse un impasse, se hubiera originado un cierre de operaciones en el gobierno, lo que se traduciría en la suspensión de actividades en la esfera burocrática, con la paralización de servicios, incluso en el exterior, donde embajadas y consulados hubieran disminuido su trabajo, en perjuicio de las gestiones de visa, en particular.
No se llegó a ese extremo pues los líderes de los partidos, representados en el congreso, llegaron a un acuerdo, no sin antes propinarle un revés al presidente Obama, al reducirle en $39 billones su proyecto de presupuesto, con lo que se tendrán que disminuir o suprimir gastos en programas, en especial de servicios sociales. Con ello, los republicanos se justifican, aseverando que será necesario un corte gradual de $500 billones en los próximos diez años en el presupuesto federal, para reducir una deuda pública, que se mide por ahora en trillones de dólares.
Es evidente la posición hipócrita de los republicanos, pues su conducta con respecto a la política del gobierno demócrata, es bien definida dentro de sus propósitos de debilitar esa plataforma con miras a infligirle una contundente derrota en las elecciones del 2012. Eso porque fue también evidente desde el principio que los congresistas republicanos estaban dispuestos a darle guerra al presupuesto del presidente Obama, más por agresión política que por un buen principio de velar por la salud de las finanzas del país.
Semejante tendencia en el reclamo republicano al gobernante por su decisión unilateral de atacar a Libia, alegando que lo hizo sin permiso previo del congreso. Cosa que de haber estado ellos en control del gobierno no hubiese estado sujeta a su cuestionamiento. Por cierto que un reporte del congreso la semana pasada, informó que los Estados Unidos, hasta ese momento, habían invertido cerca de un billón de dólares en su participación en el ataque a Libia.
Esa cifra se explica por sí sola, si se toma en cuenta que hasta esa semana los barcos de la armada estadounidense habían disparado más de 500 misiles Tomahawk, sobre objetivos en Libia y cada misil tiene un costo de millón y medio de dólares. Entonces, a lo mejor tienen razón los republicanos con reducir el presupuesto federal, quitándole partidas destinadas a los servicios de salud y educación, pues ese dinero se necesita para la fabricación de los mencionados misiles que se ajustan más a los religiosos nobles sentimientos de los políticos todos en los Estados Unidos.
La Quinta Pata, 10 – 04 – 11
La Quinta Pata
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