domingo, 22 de mayo de 2011

Mayo - Introducción

Viviana Demaría y José Figueroa

Memoria, historia e identidad
Afirma Heller que la memoria cultural es construcción y afirmación de la identidad. En tanto que un grupo de personas conserva y cultiva una memoria cultural común, este grupo de personas existe. Siempre que la memoria cultural cae en el olvido, un grupo de personas desaparece, con independencia de que la circunstancia quede registrada o no en los libros de historia. La presencia o la ausencia, la vida o la decadencia de un pueblo no depende de la supervivencia biológica de un grupo étnico, sino de la supervivencia de la memoria cultural compartida.

De acuerdo a dicha pensadora, el presente histórico tiene su propio pasado (el pasado del presente) y su propio futuro (el futuro del presente), que se refieren a la continuidad dentro de la discontinuidad…el pasado del presente es ayer, el futuro del presente es mañana. Ambos pueden estar distanciados en el tiempo. Lo que los hace ser ayer y ser mañana es el hecho de que tienen lugar en el ámbito de una estructura constituida, entendida y meditada como identidad”. Por ello dirá la hermosa frase que dice “Nuestro pasado es el futuro de otros, y nuestro presente es el pasado de otros. Somos los otros”

Mercado, desubjetivación y ruptura del lazo social
Marx dijo que el beneficio (la autorregulación del mercado) no tiene memoria, por ello se ocupa solo de sí mismo. Pero el beneficio, también necesita memoria: una de corto plazo y particularmente ninguna memoria cultural. El mercado, requiere más bien la destrucción de la memoria cultural. Es por ello que los lugares de la actividad económica, (por ejemplo la bolsa de valores) no son ciertamente lugares de conmemoración. Tampoco los shoppings. Aquí no hay pasado que pueda ser “presenciado”. Aquí algo nuevo debe aparecer u ocurrir durante cada visita. Y día a día, padres y madres (el mundo adulto) siguen llevando a las nuevas generaciones a lugares como estos. Lugares donde la memoria ha sido abolida.

Rodolfo Walsh dice que "Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas."
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Si se nos permite reemplazar en aquella idea “trabajadores” por “nuevas generaciones”, tendremos la posibilidad de entender la angustiada cita de Eric Hobsbawm quien atestigua que "La destrucción del pasado, o más bien de los mecanismos sociales que vinculan la experiencia contemporánea del individuo con la de generaciones anteriores, es uno de los fenómenos más característicos y extraños de las postrimerías del siglo XX. En su mayor parte, los jóvenes, hombres y mujeres (...) crecen en una suerte de presente permanente sin relación orgánica alguna con el pasado del tiempo en el que viven".

Pero ¿quién o quiénes pueden hacer que la memoria traiga al presente a la historia inconclusa? No son, por supuesto, los satisfechos, "los que no necesitan interpretar de nuevo la historia porque les va bien con la que ya tienen".

Son los insatisfechos, los que tienen necesidad de otra historia porque con esta no se sienten identificados y que son capaces de "interrumpir" a la historia actualizando un pasado no caduco. La memoria y el olvido, ambos necesarios para la ocupación completa del tiempo, obran como mecanismos de la actualización del pasado: para sobrevivir a la memoria de los horrores de la historia, pero también para cobrar las facturas de la insatisfacción con lo no realizado y, aún, posible.

En estos tres artículos que les presentamos hoy, hemos querido traer unas huellas de un pasado. En esos nichos donde el tiempo aún late (al decir de Julio Cortázar se ha coagulado) continúa llegándonos aún su haz de luz. Así, visitaremos el Mayo de 1968 en Francia, el Mayo de 1969 en Córdoba y finalmente el Mayo de 1970 en Estados Unidos.

Esperamos que disfruten estas historias-memorias que marcaron a toda una generación.

La Quinta Pata, 22 – 05 – 11

La Quinta Pata

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