Alfredo Saavedra
El siglo XX, llamado de las luces, hizo asombrosos avances científicos y tecnológicos pero no progresos en la civilización humana que ya con una primera década en el recorrido de una nueva centuria no ha tenido logros significativos en rescatar a la gente y sus líderes de una ignorancia cada vez más desconcertante.
El casamiento de William, hijo de la extinta Diana, tuvo resonancias estrepitosas en todos los medios de comunicación locales (Canadá) y presumiblemente de todo el mundo, en particular de los países bajo el patrón de desarrollados en la órbita de occidente.
La televisión en especial, la radio y la denominada prensa escrita saturaron sus espacios, con un evento cuya trascendencia solo está en el dominio que ejerce sobre la conciencia colectiva una institución anacrónica, rémora de la edad media. Explicada la seducción de la multitud por esa entidad obsoleta, en la necesidad de tener un objeto de adoración dentro de la ductilidad humana, presa aún con el paso de los siglos de la sumisión ante la supremacía.
La monarquía inglesa (como todas las monarquías) es parasitaria, con una familia de holgazanes que no tiene oficio ni beneficio. Si en el pasado justificó su presencia como un gobierno cuyo poder comprendía el dominio de los mares principalmente para la rapiña, con la consolidación del sistema representativo, la administración gubernamental es regida por un parlamento y una primera magistratura que solo de forma simbólica están subordinados a la llamada realeza, cuya existencia es a expensas de un absurdo gasto que le roba al pueblo una riqueza que le hace falta para su propio provecho.
Alguna vez un autor inglés calificó de bárbaros a los pueblos subdesarrollados, indicando que eran habitados por gente salvaje sin cultura. Y uno se pregunta cuál es la cultura de esas multitudes en Inglaterra, arrastradas por el fanatismo, en rendición de vasallaje a seres sin otro atributo que el de ser venerados en forma irracional.
El joven William, con categoría de príncipe, objeto de ese avasallador homenaje, no tiene más mérito, a los ojos de esas multitudes, que el de ser heredero de esa dinastía perpetuada a través de los tiempos, gracias a la suerte de no haber tenido en su país una revolución como la francesa que hace ya más de tres siglos terminó con una monarquía similar.
¿Habrá algún día una revolución también similar en Gran Bretaña? Ojalá que no sea bajo el reinado de Catalina, la bella esposa de William, porque no será justo que como a la reina María Antonieta, de Francia, le separen la cabeza del cuerpo, porque en esta Cathy cabeza y cuerpo hacen un conjunto de lo más delicioso.
La OTAN delincuente Leer todo el artículo Los últimos bombardeos de la OTAN en Libia han incluido la residencia en Trípoli, de Muamar Khadafi, en una acción criminal que atenta contra la vida de los familiares del jefe de estado, lo que ya resulta el colmo de la prepotencia de esa organización internacional y que define de forma clara sus intenciones asesinas.
Lo deplorable es que por lo visto, al menos en estos países bajo el denominador de democracia, no ha habido voces que se alcen en contra de esa acción delictiva que se agrega a toda una operación viciada desde el principio, pues rebasó la ordenanza del mandato original de Naciones Unidas que era para inhabilitar a la fuerza aérea de ese país.
Es este otro signo del retroceso de la civilización, cuando un organismo que supone representa a las naciones con aspiración de respeto al derecho internacional se recoge en la indiferencia y permite que esa organización subsidiaria - la OTAN - actúe a su antojo. La decisión de apoyar en forma desembozada a la rebelión, rememora la ayuda que los nazis dieron al franquismo en España, cuando bombardearon poblaciones en ese territorio, matando a civiles en forma indiscriminada. En esas condiciones, no queda duda de que la OTAN es un organismo también fascista.
No es que haya de parte de esta crítica una posición parcial hacia Khadafi, quien ya hace tiempo hubiese dado paso a un proceso democrático y no perpetuarse en el poder con intenciones dinásticas. Pero la operación para sacarlo del poder de parte de las naciones que se le oponen ha descendido al plano de la criminalidad con los bombardeos sobre civiles y en el caso del ataque a la residencia del dictador con riesgo de dar muerte a mujeres y niños, del numeroso clan de su familia.
En el proceso de desinformación de parte de la prensa opuesta al régimen, se alega que se está utilizando a civiles como coraza en las ciudades expuestas a los bombardeos, pero por las expresiones de la gente que según las pocas filmaciones que se han filtrado en los medios, se trata de voluntarios que son parte de esa población afín al gobierno.
Por otro lado ya el gobierno de Siria tiene en su haber un balance de muertos que compite con el que se le atribuye a Khadafi, pero ni Naciones Unidas ni ningún otro país desfavorable a Libia se ha pronunciado sobre esa situación.. El viernes un analista estadounidense, entrevistado en Washington, dijo que el gobierno en ese país tiene miedo de tomar acciones bélicas en contra de Siria, por la cerrada alianza de ese país con Irán.
Al parecer Irán no está en los planes de ataque por parte de Estados Unidos. ¿Será porque es realidad la especulación de que Irán, como Corea del Norte, tiene capacidad balística nuclear para alcanzar blancos precisos en las principales ciudades estadounidenses? Quién sabe.
La Quinta Pata, 01 – 05 – 11
La Quinta Pata
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