domingo, 12 de junio de 2011

Juicios: la cuestión militar y el genocidio

Ramón Ábalo

¿Cuál es la esencia del militarismo? ¿y del militar? ¿las fuerzas armadas tienen razón de ser en la Argentina? ¿cuáles son las hipótesis de guerra de la Argentina actualmente? En fin, estas y otras tantas o más servirían para serias reflexiones en torno de la "cuestión militar" como lo llama en su libro "Informe Sobre Desaparecedores", en 1984, el Coronel Federico Mittelbach. Poco se toca el tema militar en nuestro país en los planos que mencionamos como incógnitas y tiene que ver con las pruebas que a diario se verifican en los juicios que se ventilan en casi todo el país contra los genocidas, como lo es aquí también en Mendoza, en la justicia Federal, donde comienzan a ser expuestos los interrogantes que nos hacemos los muchos que nos interesamos por el devenir de la paz en esta tierra. En nuestra nota anterior en esta columna de "La Pata Semanal" reproducíamos lo dicho en su exposición María de Monserrat Olivera, que en la causa por la desaparición de su hermano Rafael Olivera y su compañera Nora Rodríguez Jurado, ocurrida en 1976, señaló como culpable en calidad de general médico, a su padre, quien, al tener información de inmediato, no hizo nada por su hijo. En correlato, también testimonió contra su primo, el coronel Alberto Olivera, ya en su calidad de cómplice real en el hecho del secuestro y desaparición de Rafael y Nora.

Mittelbach, dice en una parte de su libro aludido, De servicios y servidumbre s: "Entre las no pocas falacias echadas a rodar por los responsables de la feroz represión acaso la más hipócrita es la que sostiene que todo lo actuado fue en el cumplimiento de órdenes de servicio. De allí se derivaría, con candorosa naturalidad, su resultante: la obediencia debida en el noble y sagrado cumplimiento del deber militar. Puestos a juzgar, conviene comenzar por el principio: "Es orden del servicio la que emanado de autoridad competente, se refiere o tiene íntima relación con las funciones que a cada militar corresponden en actos de carácter militar" (Boletín Jurídico Militar). En otras palabras, para distinguir una orden de servicio deben concurrir tanto la legitimidad de la fuente de donde emana, cuanto la de su contenido específico. En consecuencia, tanto impartir como acatar una orden que no sea "del servicio", convierte tal servicio en una servidumbre (en su sentido de sujeción grave o acto de someterse al dominio, señorío o disposición de alguno). Asimismo, desde el punto de vista de quien la imparte es, por principio, un abuso de autoridad. Desde quien la obedece, un acto de complicidad".

Hace unos años atrás estuvo en Mendoza el ex-guardiamarina Urien, dado de alta y detenido por un tiempo, por su oposición a la esencia represora que advertía en las FFAA. Aquí, dijo públicamente que "las FFAA no eran necesarias en nuestro país", aduciendo la recuperación de la democracia y la descalificación popular de esas FFAA, el conjunto de sus integrantes y no solamente las cúpulas, por lo que queda en descubierto como ejecutora del genocidio para la imposición de un modelo socio-económico que significó la destrucción de la nación y la muerte y persecución de gran parte de los argentinos. Peor aún, bajo la tutela del amo imperialista, por lo que en este acto de "servicio" - el genocidio - esos sectores de las FFAA fueron como los "cipayos", al estilo de aquellos soldados hindúes al servicio de su majestad británica masacrando a sus compatriotas que luchaban por la liberación de su patria, la India. Nada que ver con esto que dijera el libertador José de San Martín: "Yo estoy seguro que los oficiales de honor tendrán un placer en ver establecidos en el cuerpo unas instituciones que los garantizan de no confundirlos con los malvados y los perversos y me prometo porque la experiencia me lo ha demostrado que esta medida les hará ver los más felices resultados, como la segura prosperidad de las armas de la patria". Y claro, ese ejército libertario creado por San Martín en Mendoza sí que fue necesario. Nada menos que para libertar a medio continente.

La Quinta Pata, 12 – 06 – 11

La Quinta Pata

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