domingo, 14 de agosto de 2011

A las cosas por su nombre

Évelin Torre

Al referimos al último y más sangriento golpe de estado que sufrió la Argentina, no debemos perder de vista que su objetivo no tenía que ver tanto con lo ideológico sino con la intención de modificar el modelo económico y con ello, la estructura social y productiva del país. En este sentido, es indispensable entender que, en aquellos años nefastos, al menos 604 empresas y grupos económicos fueron saqueados utilizando el aparato represivo estatal. El caso Wil-Ri se inserta en este contexto.

En la mañana del 10 de enero de 1977 el abogado Conrado Gómez, asesor profesional de la empresa "Cerro Largo S.A." fue secuestrado de su estudio jurídico por el Grupo de Tareas 3.2.3 de la armada argentina, que actuaba bajo las órdenes del entonces almirante Emilio Massera. Durante el procedimiento también robaron dinero, máquinas de oficina y un automóvil, propiedad de la víctima. La misma suerte corría un día después Horacio Mario Palma, presidente de la citada empresa "Cerro Largo S.A.", secuestrado en su domicilio particular. Y al día siguiente, el 12 de enero de 1977, desaparecían Victorio Cerutti, de 76 años de edad, industrial vitivinícola y principal accionista de "Cerro Largo S.A." y su yerno, Omar Masera Pincolini.

De ninguno de ellos se volvió a tener noticia alguna.

El objetivo de las desapariciones, era la apropiación ilegal de las pertenencias de la empresa Cerro Largo y de sus miembros.

El 2 de mayo de ese mismo año, la escritura 1288 certificó la transferencia de las tierras de Victorio Cerutti a Wil-Ri S.A. El "Wil" pertenecía al apellido de Federico Williams nombre falso del torturador de la ESMA Francis William Whamond. El “Ri” era de Héctor Ríos, otro nombre falso que correspondía a Jorge Radice, también torturador de aquel campo de exterminio.

El barrio “Wil-Ri” tenía domicilio legal en Cerrito 1136, 10° piso, ciudad de Buenos Aires, el mismo del Partido para la Democracia Social, liderado por el entonces almirante Massera. A principios de los ’80, “Misa Chico” compró “Wil-Ri”. La nueva sociedad pertenecía a Carlos A. Massera y Eduardo Massera, hermano e hijo, respectivamente, del ex almirante. Posteriormente, la propiedad de estas tierras fue pasando por distintas sociedades que se creaban cuando peligraba la tenencia.
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Los represores de Wil-Ri, además, y con una muestra de cinismo sin igual, cambiaron el nombre original de las calles, que correspondían a flores, por las que actualmente lleva el fraccionamiento: Honor, Amistad, Caridad, Justicia y Equidad, como si con valorables designaciones pudieran eliminar las raíces impuras de un pasado sangriento.

Para bien de la memoria, el pasado viernes, el concejo deliberante de Luján de Cuyo aprobó el cambio de nombre del barrio Wil-Ri, y al efecto se realizará una consulta popular entre los vecinos para establecer la nueva denominación.

Este era un viejo anhelo de los familiares de las víctimas, vecinos del lugar y organismos de derechos humanos de la provincia, que desde hace años venían pregonando por el cambio de nombre del barrio por razones que, como señala el abogado Alfredo Guevara, interesan a toda la comunidad, pues esos dos términos esconden los "nombres de guerra" de dos individuos que trajinaron la tristemente célebre ESMA.

Un paso más se ha dado por la memoria y para renovar el recuerdo de aquellos a los que se les negó una tumba. Otro paso por el Nunca Más.

La Quinta Pata, 14 – 08 – 11

La Quinta Pata

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