domingo, 23 de octubre de 2011

¿Cómo se perfila la Argentina del 24 de octubre?

Emilio Marín

Como hoy se vota a presidente, mejor no hablar de elecciones y respetar la veda. Como la política es una actividad ininterrumpida, mejor hablar de la política a partir de mañana.

Lo bueno es que cada quien habrá podido votar por la lista de su preferencia. Si faltan al menos dos candidatos, Mauricio Macri y Pino Solanas, fue por autodecisión. Se bajaron por pánico escénico a una derrota segura. Uno (Macri) ya está subido al ring de una pelea dentro de cuatro años. Habrá que ver si sigue allí cuando suba su rival.

Y también es positivo que esa amplia oferta política haya despertado el interés, quizá no el amor, de millones de electores. No hay choripán para tanta gente, menos cuando Gaceta Ganadera asegura que se eliminaron del plantel ganadero diez millones de animales de cuatro patas. Los que fueron a sufragar por una u otra fórmula deben haberlo hecho porque les pareció lo mejor. Como la presidenta lleva cuatro años en Balcarce 50, quienes la voten hoy no podrán decir que no sabían lo que iba a resultar.

Todo indica que no habrá irregularidades. Este aplacamiento de las denuncias falsas sobre fraude se produjo luego de la paliza del 14 de agosto. Solo algunos incorregibles como Eduardo Duhalde insistieron en esa tesitura y algunos periodistas de La Nación y Clarín . Las palabras de Florencio Randazzo sobre la limpieza del escrutinio difundido por su cartera eran muy apropiadas y eso, más la contundencia del resultado, redujo el griterío opositor a un leve susurro.

Sólo Hermes Binner pidió a sus votantes llevar la boleta consigo porque, dijo, hay muchos tramposos. El palo era para el oficialismo, que no tuvo ningún interés en pelearse con el candidato del FAP ni el resto de la oposición.

Más aún, si el actual gobernador santafesino terminara en segundo lugar, no sería un mal resultado para el cristinismo. Se supone que el socialismo podría hacer una oposición menos irracional que el duhaldismo, el radicalismo y el PRO. Y si Duhalde y Rodríguez Saá hacen una elección tan mala que los ubica en cuarto y quinto puesto, tal como prevén las encuestas, es probable que muchos votantes peronistas suyos terminen deslizándose hacia el Frente para la Victoria. Esto por la vigencia de la tesis napoleónica, de que "la victoria tiene muchos padres pero la derrota es huérfana". Y el aserto tiene una vigencia mayor entre la prole justicialista.
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Uno de los detalles importantes a corregir en el futuro próximo es que Argentina debe contar con un software propio, nacional y estatal, para la carga y transmisión de datos del escrutinio oficial. El Correo debe contratar con esa creación. La última vez se la habían encargado a Indra, una empresa española. ¿Cómo? ¿Y Tecnópolis? ¿Y el ministerio de ciencia y tecnología? ¿Y el satélite con la NASA? Adrián Paenza podría decirle a Cristina que termine esa dependencia y de paso brinde más transparencia a la democracia. Lino Barañao, de esa cartera, está demasiado ocupado en apoyar a la agroindustria privada.

Cerril oposición
Aunque no son formalmente candidatos ni partidos políticos, los medios de comunicación monopólicos hicieron su propia campaña. Con una particularidad: no llamaban a votar por un candidato determinado sino que hacían blanco en la presidenta. O sea, una campaña típicamente negativa. No pusieron las fichas por Binner ni otro integrante de esa oposición derrotada de antemano porque los vieron como una causa perdida.

Si alguien se toma el trabajo de leer Gaceta Ganadera de la última semana, verá que desde el 24 de octubre en adelante, que es el tema de esta nota, su oposición cerril está garantizada.

El editorial del 19 de octubre se tituló "Hegemonía política y autoritarismo" y arrancó así: "si el oficialismo logra controlar el congreso tras las elecciones, podría profundizar arbitrarias prácticas en materia económica".

El del 21 de octubre de 2011, titulado "El oscurantismo K", afirmó que "el ministro Boudou y otros representantes del kirchnerismo han propuesto un insólito recorte en planes de estudios universitarios".

El de ayer, "La libertad de prensa, seriamente amenazada", reivindicó que "en su última reunión, la SIP presentó dos resoluciones sobre la relación hostil del gobierno con los medios privados". El segundo editorial de ese mismo día, sobre la visita de la presidenta a Coninagro, arriesgó que se puede tratar de "una nueva maniobra tendiente a dividir a la Mesa de Enlace y continuar con su política contra el sector productivo más dinámico del país".

Otro columnista de la "tribuna de doctrina" ganadera y bursátil, Adrián Ventura, sostuvo, textual: "Cristina Kirchner conducirá un auto que se quedó sin frenos (institucionales), con los riesgos que eso conlleva". Eso y decir que va a estrellar la Argentina contra un camión de frente es prácticamente lo mismo.

Ese segmento más belicoso de la oposición, que por estos días son esos medios, anticipa que la ganadora de hoy, aún cuando lo sea por amplio margen, no tendrá tregua.

Cuando un gobierno gana suele decirse que disfrutará de una luna de miel de cien días. La triunfadora de la jornada no tendrá ni un día de tranquilidad. El brutal asedio de esos intereses se vuelve aún más irracional cuando la presidenta viene insistiendo en que quiere gobernar para 40 millones de habitantes, va tres horas a almorzar a Coninagro y paga subsidios millonarios a empresas energéticas y de transporte, automotrices y productores agropecuarios.

Hasta ejecutivos tan derechosos como Cristiano Rattazzi (Fiat) admiten que "esta Cristina me gusta, como en 2007". Pero a otra parte de la oposición le gustaría que la presidenta termine muerta como Muammar Khadafi o por lo menos presa como el panameño Manuel Noriega. Su agresividad no tiene compostura. La Nación se encargó de publicar algunas fotos de cuando Cristina visitó en noviembre de 2008 al asesinado líder libio.

Dos caminos posibles
¿Qué hará Cristina en esos casi dos meses que van al 10 de diciembre? ¿Y sobre todo, cómo arrancará después su segundo turno?

Los que entienden la política como ciencia ficción, conspiración o juego de mezquindades, pueden creer que ella está ocupada en ver el prontuario de Binner para saber cómo contrarrestar la "esperanza blanca" del establishment en caso que hoy salga segundo.

La jefa de estado no es tonta. Más bien mirará de aquí en más los videos del adversario cómo saber cómo saltar por sobre las zancadillas de Macri, que es la verdadera ilusión de ese núcleo de las clases dominantes. Estas quieren convertir al líder del PRO en imán de reagrupamiento nacional de todos los segmentos dispersos de una fuerza centrífuga.

Otros analistas de la escuela dictatorial como Mariano Grondona conjeturarán que con el resultado de hoy la presidenta dará órdenes secretas para preparar una reforma constitucional con vistas a su reelección indefinida.

Esos opositores hacen así terrorismo ideológico: no se podría hablar en democracia de reformar la constitución porque esta es sacrosanta y cualquier cambio solo sería para servir a una "Cristina eterna".

En algún momento - que no es este – se debería abrir ese debate político, dentro y sobre todo fuera del congreso, como fue con la ley de medios, sin cortapisas, para saber si el petróleo debe ser del estado nacional o de las provincias, si la mejor forma de gobierno es la presidencialista o la parlamentaria, etc. Es de esperar que ese momento llegue, mal que le pese a la derecha que quiere abortarlo, cuando en 1994 aceptó el Pacto de Olivos y el híper presidencialismo menemista.

A despecho de esos cálculos erróneos sobre lo que hará CFK, ella dio pistas precisas sobre su futura gestión. En sus últimos discursos pidió que la ayuden a gobernar, nombrando específicamente a los empresarios, trabajadores, etc. La "unidad nacional" parece ser su leit motiv y se desprende de esas apelaciones que posiblemente llame, por cuarta vez en lo que va de su mandato, a un "diálogo social" con la UIA, la CGT, Coninagro y entidades que agrupan a los bancos.

En esa oratoria hubo llamados a la "responsabilidad" de todas las partes, lo que debe entenderse como un pedido a las filas patronales presididas por José I. De Mendiguren (UIA) a que aflojen un poco con la remarcación de precios e inflación, y a los gremios conducidos por Hugo Moyano (CGT) a que acepten topes salariales.

Se dirá que una política de ese tipo es más o menos lo que se vio en estos cuatro años. Es verdad. Con una diferencia, que la presidenta pone de resalto, a su manera, para que no cunda el pánico: ahora hay una crisis mundial que puede tomar forma de catástrofe.

Una oposición antiimperialista, que no es la de Binner y mucho menos la radical ni la duhaldista, y muchísimo menos la del macrismo, podría plantearle a la presidenta que – frente a ese panorama que ella misma advierte – habría que buscar otra salida. Por ejemplo, recuperar para el país la renta financiera, petrolera y minera, como antes pasó con la Anses a controlar los fondos previsionales.

Hoy Cristina reta más a Moyano que a De Mendiguren y no piensa un blindaje frente a la crisis con medidas tan profundas. Su vice Amado Boudou podría planteárselas, como dicen que lo hizo en 2009 para eliminar las AFJP.

La Arena, 23 – 10 – 11

La Quinta Pata

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