domingo, 23 de octubre de 2011

Elecciones: la que se viene

Ramón Ábalo

Quienes transitamos cotidianamente, como simples peatones que somos, las calles urbanas no nos es necesario agudizar nuestros sentidos - vista, oído, olfato - para percibir muy acentuadamente en los rostros de los otros - viejos, jóvenes, niños, jornaleros, estudiantes, empleados, jubilados - la sonrisa, paz, tranquilidad y confianza que llevan como un presente feliz.
Seguramente que ya fueron sacudidos por los tremebundos titulares de los medios periodísticos de un robo, de un asesinato, de una violencia, de una corruptela, el gobierno, la Cristina, el Moreno, el INDEC, el faltante de aspirinas en algunos hospitales, la rebeldía de los pibes y los no tanto - Y ello entre mate y mate, el buen desayuno, la estampida de los hijos para la escuela, el jornal seguro, la olla parada (antes, ni para "parar la olla"), el subsidio por hijo y por maternidad, la jubilación mínima y el aguinaldo. Y la salida para el mercado, la tienda, carne para todos, pescado para todos, el fútbol para todos, lácteos para todos; el cumpleaños del viejo, el bautizo del bebé de la nena y por fin el casamiento. Entonces la calle es el desparramo del espíritu, el corazón y la mente que avizoran presente y futuro asegurados por las cartillas electorales de los candidatos, algunos de ellos impresentables, claro, pero en conjunto, unos y otros, en una carrera nada tranquila ni color de rosa. Si llegaran, muchos no saben en la que se han metido. O sí. Porque la agenda la marca con una caligrafía sobresaliente, el poder político en ejercicio. Ni el más lerdo, ni el recostado en la vereda de enfrente, podrá, si llega, a omitir lo ya garantizado: trabajo, inclusión, equidad, igualdad, seguridad. Ninguno podrá omitir gobernar, legislar y actuar para asegurar lo ya establecido y profundizarlo, ampliar las políticas reivindicatorias de los derechos de los sectores más vulnerables, ni la obligación de asegurarlas con mucho más: más distribución de la riqueza para menos pobreza, reforma tributaria para que los ricos paguen más, pero mucho más y reforma de la ley del sistema financiero para que el ahorro de los argentinos vaya a parar a los sectores realmente productivos mediante el crédito, la cooperación mutua y la solidaridad.

Seguir siendo parte activa en los nuevos paradigmas que marcan el rostro y la conciencia colectiva de la región, en una actitud de vigilia permanente para visualizar los movimientos del enemigo imperialista. Para los que ganen no hay alternativa. Y para los que pierdan, hablamos de las cúpulas, la arrogancia y prepotencia son dos actitudes a olvidar.

Mucho antes - días, semanas, meses - que se sepan los fríos números electorales al filo del fin de este día domingo 23 de octubre del 2011, los argentinos ya hemos elegido mantener y sostener lo que se perfila como la segura recuperación de la rica historia de las transformaciones en los más diversos órdenes en lo existencial y humano. No habrá manera de retroceder no obstante el poder de los sectores hegemónicos de la riqueza, la economía y las finanzas y ciertos niveles culturales. El pueblo argentino ya eligió.

La Quinta Pata, 23 – 10 – 11

La Quinta Pata

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