domingo, 23 de octubre de 2011

¿Guerra contra el terrorismo o dictadura terrorista mundial?

Évelin Torre

Luego de que el jueves pasado se conociera la muerte de Muammar Khadafi, Barack Obama demostró su satisfacción e incluso señaló que “empieza el camino de la democracia en Libia”. El mismo Obama que en su discurso inaugural decía, “Estados Unidos es amigo de todas las naciones y todos los hombres, mujeres y niños que buscan paz y dignidad.”

¿Pero de qué paz y dignidad podemos hablar cuando se trata de la ejecución de un líder político, capturado luego de haber bombardeado un país durante más de siete meses? ¿Podemos hablar de paz y dignidad cuando nos referimos a la tortura y asesinato de más de setenta mil personas?

¿Qué clase de democracia es la que masacra sin piedad, aplicando torturas y asesinatos incluyendo racistas, como lo denunció la propia Amnistía Internacional, todo ello bajo un falso “humanitarismo” para “proteger” los derechos humanos del pueblo libio?

Pese a que, hace menos de un año, Khadafi era recibido con cordialidad extrema por Obama, este sostuvo que su muerte equivale a la victoria de la política exterior de los Estados Unidos.

Y en eso no se equivoca, pues se trata de otra victoria del imperialismo y su modalidad de exterminar a cualquiera que se oponga a satisfacer su sed de petróleo, gas y otros recursos naturales que tanto escasean hoy en el primer mundo.

Cierto es que a Khadafi se lo acusa de múltiples violaciones a los derechos humanos. Eso nadie lo niega y por ello, debería haber sido juzgado y condenado.

Sin embargo, el médico libio que analizó los cuerpos, aseguró que tanto Muammar Khadafi como su hijo murieron por heridas de bala. Es decir, que fue capturado y luego asesinado, lo que constituye un crimen de guerra.
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Si se trata del triunfo de la democracia y los derechos humanos ¿no deberían aplicarse los mismos estándares de justicia a todos, incluso a aquellos que categóricamente se le negaron otros?

¿Qué clase de pueblo que reclama justicia y respeto por los derechos humanos se agolpa en un mercado para contemplar un cadáver exhibido? ¿Y por qué Obama lo permite, cuando unos meses atrás se negó a mostrar el cuerpo de Osama Bin Laden, alegando que sería “un simple estímulo morboso que causaría más irritación que beneficios”? Lo mismo sucedió con la ejecución de Saddam Husein, que rápidamente recorrió el mundo por medio de internet.

Se trata de muchos interrogantes con una respuesta obvia: imperialismo genocida.

Pues claro, Afganistán, Irak y Libia no habían sido invadidos si allí no abundara el petróleo. Es gracias a ese “elíxir negro”, tan barato para ellos, que han tenido que pagar una cuenta tan cara.

Y hasta ahora, el resto del mundo permanece expectante, inmóvil ante las atrocidades del imperio. Pero no hay que olvidar que George W. Bush afirmó hace unos años que "debemos estar listos para atacar en cualquier oscuro rincón del mundo". ¿Y si ese oscuro rincón del mundo mañana es Latinoamérica? ¿Y si deciden inventar otra guerra para venir por nuestros recursos, como el agua, el petróleo, las semillas, la tierra?

¿Exigiremos respuestas en ese caso a la comunidad internacional? ¿Nos darán esas respuestas? Si las atrocidades cometidas en oriente no son hoy suficientes para movilizarnos, no sería conveniente, al menos por prudencia, comenzar a exigir límites a esta dictadura mundial?

Finalizo con aquella cita de John Le Carré:
-¿Van a matar a mucha gente, papá?
-Nadie que conozcas, querido. Sólo extranjeros.


La Quinta Pata, 23 – 10 – 11

La Quinta Pata

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