Agustín Sur
¡Ojo!, nos referimos al Paco Pérez, candidato y casi ya gobernador, acompañado del Carlos Ciurca. Aquel hombre de gabinete medio emparentado con la función pública, una especie de animal de escritorio, lo que se dice un burócrata: mientras que este, el Carlos, es de fuertes reflejos con la sabiduría de la calle, proveniente del departamento de Las Heras, que dicen es el más peronista y proleta de Mendoza. A lo que parece, una dupla equilibrada, en armonía con los diversos estamentos sociales menducos. Les alcanzaría para llegar primero a la meta del poder político en el gobierno el 23 de octubre, con una ayudita mayor cual es el arrastre del cristinismo. Es para hacerse ilusiones.
La duda cruel es para el radicalismo iglesista que apuesta a no identificarse, para nada, con su correligionario el Alfonsín candidato radical por la presidencia. Iglesias encontró que, al contrario del jaquismo, es mejor sin ningún "arrastre". En sus cotidianas caminatas proselitistas no le va tan mal, habida cuenta que hay muchos radicales de base que añoran aquello de que "se rompa pero que no se doble". Es decir, el radicalismo de viejo cuño, yrigoyenista y alfonsinista, pero el del padre. Duda cruel...o resignación si las urnas le dan la espalda.
De salir gananciosos, la dupla oficialista gobernará siempre y cuando se ponga de lleno a dar solución a una pesada carga de exigencias que ya apuntan desde el imaginario popular, más allá de cualquier identidad partidaria. No es poca cosa la cuestión minera, pero fundamentalmente el agua, que para los mendocinos es prioridad primera. La problemática de la escasez del líquido elemento ya es un presente indisimulable. Desde la óptica de mendocinos la oposición a la minería es visceral. En primer lugar, el agua es un producto que deviene, precisamente, de las alturas donde se congela la nieve y se convierte en los llamados "macizos blancos o nieves eternas", témpanos o glaciares. Es el líquido con que más de un millón de habitantes subsistimos: es el agua para el regadío, para beber y para cocinar los alimentos que nos permiten seguir viviendo. Nada más ni nada menos. Este año fue como el anterior, con pocas nevadas allá en las alturas, y por eso seguirá la emergencia hídrica. Como solución, nada de derroche. Y menos para la minería que necesitaría, la que se proyecta, millones de litros de agua por hora.
Claro, las problemáticas de la promoción industrial, el potencial eléctrico y el gas, los hidrocarburos, los precios internacionales del vino, de las frutas, del ajo, la cebolla y el mal humor por los precios internos de la canasta familiar, lo que se dice, la inflación. En este mismo momento, domingo a las 11:00 recibo el ejemplar de Los Andes con un peso más de su precio, lo que me hace dudar de que lo siga comprando. Esto de la inflación es otro tema, y no es menor, pero lo que no se nota, para la solución, es que se vaya a las raíces del fenómeno. En este caso, Los Andes es un formador de precio, y entonces hace esto de aumentar cuando no tiene ningún argumento valedero porque es una de las empresas – empresa económica digo y no una simple expresión periodística – que debe ser la más rentable en la geografía cuyana sin riesgo alguno. Y la bronca es porque uno nota que el aumento mediático tiene que ver con eso de provocar el mal humor – que yo mismo estoy expresando – como campaña electoral para el bando de la "contra" que se identifica en la Sociedad Rural, la Fundación Mediterránea, el Clarín y La Nación .
Agua, minería, sobreprecios, inflación, producción sostenida, trabajo, salud, educación. ¿Algo más? Claro que sí, pero se la "dejamos picando" para más adelante, cuando ya estén en el Barrio Cívico, unos u otros…
La Quinta Pata, 09 – 10 – 11
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