Hugo De Marinis
Durante el curso de la semana que acaba de pasar hemos incorporado una nueva sección: “El baúl”.
El motivo por el cual decidimos incorporar la nueva sección es porque los que hacemos esta publicación, en ocasiones reproducimos material antiguo – casi perdido – estacionado en nuestras bibliotecas o literalmente extraviados en baúles añosos y vulnerables al peligro de volar o abandonar para siempre, en un descuido o en el trascurso de alguna impaciencia, nuestras compañías.
En casos podría decirse que rescatamos verdaderos e (in)apreciados tesoros, joyitas pretéritas que pasan desapercibidas en secciones tales como “Historia”, “Creación” u otra.
Decidimos empezar con la incorporación de la nota del recordado novelista Daniel Moyano (1930 – 1992), aparecida en la segunda época de la revista Crisis, donde el escritor narra con inmenso dolor las terribles penurias carcelarias y del exilio de su amigo Antonio Di Benedetto, y también las del periodista Jorge Bonnardel, tan caros estos últimos dos a la historia de Mendoza, en especial, en estos momentos de sentencias ejemplares a genocidas. De acuerdo al relato del autor de Tres golpes de timbal, ambos fallecieron – luego de ser liberados – por las torturas físicas y psicológicas sufridas durante su cautiverio en las mazmorras de la dictadura. Nos preguntamos si hay algún represor que esté purgando pena por este abominable delito.
El trabajo de Eduardo Galeano, tomado de Días y noches de amor y de guerra (1978) y publicado la semana anterior, es una celebración divertida dentro de un contexto social y personal un poco menos que trágico. Uno de nuestros colaboradores – ex fumador – cuenta que el contenido de esta nota lo tiene incorporado a su sistema desde principios de la década del 80, y asegura que la idea de que todas las actividades humanas las realizamos solo para después fumarnos un cigarrillo, es suya y no de Darcy Ribeiro como afirma Galeano. En fin, cada uno con su delirio…
Hoy va un homenaje al guerrillero heroico, con la reproducción de un fragmento del libro de Inti Peredo, Mi campaña con el Che: “El Yuro”.
De no tomarnos la labor de amor de copiar estos trabajos, aunque sea para un medio tan intenso, veloz y urgente como lo es la internet, se esfumarían junto al olvido que todo destruye y mata la vieja ilusión, lo cual sería una pena enorme.
La Quinta Pata, 09 – 10 – 11
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