Silvina Agüero
Considerado el máximo representante del pop art y de la cultura de masas, este artista continúa conmoviendo en la actualidad a sus seguidores a través de la inmortalidad de su singular y revolucionaria obra.
Hijo de inmigrantes checoslovacos, nació el 6 de agosto de 1928 en Pittsburg, Pennsylvania y su verdadero nombre era Andrew Warhola. Cuando era niño, enfermó de escarlatina y de una afección que ataca al sistema nervioso; esta situación lo obligó a permanecer postrado gran parte de su infancia. Fue precisamente en esta temprana etapa de su vida donde el pequeño Andy comenzó a desarrollar su gusto por el arte y la música y donde nació la mayor vocación que marcaría todo su existir: su gusto por coleccionar imágenes de distintas celebridades como Marilyn Monroe, Elizabeth Taylor, Mao Tse Tung, Muhammad Alí, Jacqueline Kennedy, Superman, el Ratón Mickey o el Che Guevara.
Fue a principios de la década del 60 cuando Warhol comenzó a transitar muy lentamente el mundo del arte; transformando objetos cotidianos en verdaderas obras para ser expuestas en museos, como pinturas de botellas de la Coca-Cola, de Ketchup o las famosas sopas Campbell´s. Todo esto significó para él heredar, de algún modo, la tradición del antiartista francés Marcel Duchamp, del movimiento dadaísta, quien con sus admiradas pero también, cuestionadas obras produjo una verdadera resignificación del arte que muchos no aceptaban y rechazaban por completo.
De este modo, las exposiciones de Warhol pasaron a ser auténticos reflejos de una sociedad de consumo, caracterizada por una abundante publicidad, las que lograron transformarse muy pronto en un verdadero movimiento vanguardista.
Todo el material expuesto por Warhol consiste en imágenes de la cultura popular de la sociedad de los años 60 y su idea de repetir pretendía desafiar el mandato que dictaminaba que la obra de arte debía ser una pieza única. También, se valió del uso de llamativos colores flúor.
En 1963, Warhol se compró una cámara de 16 mm, que se convertiría en el punto inicial que lo llevaría luego a producir más de ciento cincuenta películas. En Sleep, su tediosa película, puede observarse a un hombre durmiendo durante… tres horas. Su estudio, ubicado en pleno corazón de la ciudad de Nueva Cork, adoptó luego el nombre The Factory, sitio donde se reunían los más conocidos artistas del underground neoyorquino.
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