Alberto Atienza
UCR: El fracaso de un partido de egos desmadrados
Mendoza ya cuenta con un nuevo gobernador. Francisco Pérez, hombre joven, enérgico. Acaso lleguen los “buenos tiempos” anunciados por un candidato tendiente al retornismo, de pésima gestión, que eligió esa frase como si la gente fuera descerebrada, igual que si no recordara los estragos de su paso por la casa de gobierno.
Dicen algunos observadores que los argentinos cada vez están más lejos de los espejitos de colores. Ahora, hoy, son sagaces a la hora de evaluar su voto. Eso se demostró en nuestra provincia con el “no” a un sujeto que ni tan siquiera encontró la forma de comunicarse con sus posibles electores. Los espantó con su prepotencia, la misma que usaba cuando fue gobierno. Tampoco dejó en el llano su cara de milico. Además, nadie olvida el auge de la usura cuando mandaba ese hombre de rostro también mular. Las páginas enteras de diarios, con edictos de remate de pequeñas propiedades rurales. De viviendas familiares. No movió un dedo, pudiendo hacerlo, para auxiliar a esas familias, muchas, que de pronto quedaban en la calle.
En cambio acuñó un término despectivo para aquellos que no podían, por falta de trabajo, por exiguos ingresos, saldar deudas que los especuladores sobredimensionaron, como siempre hacen. Mencionaba a los fallidos como “cultores del no pago” Claro, él abonaba todo. Ganaba buen sueldo como gobernador. Se cambió del barrio Bombal, de una lujosa casa que compró siendo intendente, a una vivienda en un carísimo barrio privado donde residen algunos políticos, transformados debido al incesante esfuerzo y ahorro, en millonarios. Un ejemplo para nuestros hijos: esfuerzo y ahorro, la base de la fortuna de muchos de nuestros ex funcionarios. Dios sea loado…
En su paso por el sillón de San Martín, juntó centavos tras centavo, igual que sus ministros ahora empresarios de hoteles cinco estrellas. Otros de sus colaboradores residen en lujosos pisos de Emilio Civit. Antes, no hace mucho, vivieron en departamentitos tipo conejera, en monobloques. Este hombre que quiso volver y no pudo, les descontó a empleados públicos una cantidad de dinero que nunca les fue devuelta. Y hasta hoy no se sabe dónde fue el total de lo deducido, cuantiosa suma.
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