domingo, 18 de diciembre de 2011

Sobre las mafias y esas cosas

Santiago Varela

Como este tema de las mafias me estaba volviendo loco y el periodismo es un sacerdocio, dejé de mirar fútbol por televisión y me fui a la Casa Rosada en busca de la noticia exclusiva. Llego, me para el granadero, le explico a qué voy y me dice:

—Muy lindo lo tuyo, pero si querés una nota exclusiva te tenés que poner. ¿O vos pensás que todo es gratis en esta vida? – Como no estaba en condiciones de discutir pagué y pasé. Llego al patio de las palmeras y se me descuelga un mono que, en realidad, era un asesor disfrazado.

—Momento pibe. Apagá el grabador, sacale el rollo a la cámara, guardá el video, rompé los lápices...

—Ya sé —interrumpí—y el papel lo uso para...

—Yo tengo toda la información de las mafias. Desde la mafia de los chasquis, pasando por la de las diligencias, hasta el correo electrónico. Y por si todo eso fuera poco, tengo todo sobre Chicho Grande, Chicho Chico, el Pibe Cabeza…

—¡Duhalde! —arriesgué yo, sin darme cuenta de que el Pibe Cabeza al que se refería era otro—. ¿Y esa información me la va a dar?

—No, te la voy a vender. Viene en 3 videocasetes y 10 fascículos con prólogo del monaguillo Béliz con el título “Al que anda con miel, siempre algo se le pega”. Pagué, de nuevo para que me dejara seguir y me encuentro con un Secretario que estaba con chaleco antibalas poniendo bolsas de arena alrededor del despacho.

—Lo que pasa, Dolape, es que desde que Cavallo dijo que Yabrán estaba en la mafia, la cosa está repesada.

—A mí lo que dijo el Mingo, me sonó como si Al Caponelo tratara de mafioso a Dillinger.

—Ese es el tema. A los muchachos de Yabrán, que controlan el negocio del transporte postal, no les gusta que los muchachos de Cavallo, que controlan el negocio financiero y de la deuda externa, se metan con ellos. Es un problema de territorios, a nadie le gusta que aparezca alguien a escupirle la longaniza parrillera.

—O sea...

—O sea que si Carlos Saúl Corleone no hace de árbitro en esto, en cualquier momento ¡otra que la noche de San Valentín! — dijo mientras me pedía una “contribución voluntaria” para más bolsas de arena. Moraleja: que no pude averiguar nada y tuve que pagar cañota para entrar, circular y encima “colaborar” para la campaña anti—balas. Dura la vida del periodista

Periódico Acción. En defensa del cooperativismo y del país. Sección Humor. AÑO XXIX, Segunda quincena de setiembre de 1995, Nº 698. (Cortesía de Eduardo Hugo Paganini)

La Quinta Pata

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