domingo, 6 de mayo de 2012

¿Qué es un megatón?

Dr. Florencio Escardó

Florencio Escardó (13/08/1904 - 31/08/1992) fue un médico de origen mendocino, con fuerte predicamento en la renovación de la pediatría del país y con bastante influencia en el resto del continente. Cultivó el periodismo de opinión — como el artículo que hoy rescatamos—, el humor escrito, la educación sanitarista y la divulgación puericultora. Preocupado por las problemáticas sociales y políticas solía sostener ricas polémicas con diversos interlocutores de diversa extracción. En este texto, muy de época, enuncia un alerta sobre las amenazas de la creciente guerra fría, inserta en la etapa de intensa acumulación de armas atómicas en pro de “garantizar la paz”. En síntesis: un mensaje con matiz arcaico, pero una temática aún vigente
Eduardo Paganini

Es bueno que usted lo sepa, que su hijo lo sepa y que los amigos de su hijo o hija lo sepan. Digo yo al estimado y presunto lector o lectora.
Nos va a ayudar a comprenderlo uno de los hombres más sabios de nuestro tiempo, Linus Pauling, dos veces Premio Nobel, en 1954 de química y en 1962 de la paz, de cuyo informe publicado en el número de noviembre de 1964, en El Correo de la UNESCO he de transcribir algunos párrafos a veces con comillas y otras sin ellas.
Con esta advertencia y padrinazgo vamos al avío.

Un megatón es una unidad de explosión equivalente a la que produciría un millón de toneladas de dinamita. Veamos ahora qué significa en materia de explosiones, una tonelada de dinamita. Durante la Segunda Guerra Mundial hubo grandes “raids” de bombardeos sobre ciudades alemanas. En uno de esos “raids” y en una sola noche, mil aeroplanos transportando cada uno cuatro tremendas bombas de una tonelada de dinamita, destruyeron gran parte de la ciudad de Hamburgo y mataron 75.000 personas. ¿Espantoso verdad? Pero vamos a lo nuestro en materia de comprender qué es un megatón. Supongamos que hoy se produce un “raid” de mil aviones sobre una ciudad y otro mañana, y otro pasado y así sucesivamente durante catorce años ; recién tendremos el efecto de una pequeña bomba de 20 megatones del tipo de las que se están conservando actualmente en los arsenales. Pero la Unión Soviética ha hecho explotar, experimentalmente una bomba de 60 megatones como etapa para construir una de 100 megatones lo bastante liviana para ser transportada de un continente a otro por un simple cohete. Da miedo ¿verdad? Pero ya en 1964 se habían construido 16.000 bombas de 20 megatones que están guardadas en los arsenales de uno u otro país. Como la construcción de tales bombas ha continuado ininterrumpidamente no es posible calcular cuántos megatones están aguardando el momento de ser usados, ¿contra quién?
Leer todo el artículo
Pero, anota Pauling, como no hay en el mundo 16.000 ciudades que destruir como objetivo bélico, cabe preguntarse para qué y sobre todo por qué se ha creado y acumulado una cantidad tan inverosímil de capacidad destructiva. Y el mismo nos da la estremecedora respuesta, “Ello ha ocurrido porque el sistema de educación científica ha sido defectuoso y en consecuencia la gente que tomaba decisiones al respecto no podía tener idea clara de lo que hacía, porque no hay duda de que la acumulación de estos enormes depósitos nucleares ha resultado de una decisión y no de un accidente o de un traspaso de responsabilidad al respecto tanto en Estados Unidos como en la Unión Soviética”.

Dicho en buen romance se trata de una obra de irresponsables o de locos y es Pauling y no yo quien lo sentencia con tamaña lucidez.
Por qué, añade el sabio químico y pacifista, si en 1964 había en el mundo un depósito de 320.000 megatones y si sólo el 10 por ciento de ese depósito (o sea 32.000) megatones fuera empleado en una guerra nuclear explotando las bombas a un promedio de 150 kilómetros del blanco (no se necesita dar precisamente en el blanco para alcanzar los resultados que se buscan) 60 días después de ese solo día de guerra, suponiendo que abarque el conjunto de Europa y la Unión Soviética, de los 800 millones de habitantes que viven en esas regiones 720 millones habrían muerto, 60 millones estarían gravemente heridos y habría 20 millones que sufrirían heridas y daños menores pero que tendrían que enfrentar la destrucción completa de todas las ciudades y distritos metropolitanos, y la de los medios de comunicación y transporte, la muerte de todo el ganado y la contaminación radiactiva de todo vegetal y grano. Esto significaría el fin del mundo.

Las conclusiones son al mismo tiempo temibles y elementales y se explica de sobra que médicos de todo el mundo se estén agrupando para estudiar al fenómeno como una epidemia y para ser creada la conciencia capaz de enfrentar moral e intelectualmente tan espantosa posibilidad.
Pero también, estimado y presunto lector o lectora, también cabe a usted unirse a esta tarea que es más, mucho más, que la de un pacifismo teórico o doctrinario para convertirse en una amenaza que, ejercida día a día y manejada día a día por gobernantes y políticos encara la posibilidad concreta de un holocausto y una hecatombe cuyo horror sobrepasa los límites de la imaginación más desenfrenada.
Por favor; pierda un rato y explique a su hijo qué es un megatón y pídale a su maestra de escuela que también lo explique en su aula y explíquelo usted en la sobremesa y en la tertulia.

Baulero: Eduardo Paganini
FUENTE: La Cooperación Libre, Revista de la Cooperativa El Hogar obrero, Dirección: Oscar Díaz Pérez , Año LXX—N° 748 noviembre de 1983

La Quinta Pata, 06 – 05 – 12

La Quinta Pata

No hay comentarios :

Publicar un comentario