Ramón Ábalo
No obstante el golpe de la derecha depredatoria y lacaya de Paraguay que desplazó mediante golpe institucional al ex-obispo Lugo de la presidencia, el Mercosur no ha sufrido mengua en su estructura regional e ideológica de Latinoamérica. Así ha quedado demostrado en Mendoza, provincia donde terminó, este viernes, de sesionar la cumbre, la que resolvió separar al Paraguay de Franco como miembro pleno, y dio paso a su incorporación de la Venezuela bolivariana. Desde hacía seis años que el país de Hugo Chávez esperaba la aquiescencia del congreso de Paraguay para su incorporación. Permanentemente ese congreso daba muestras de su esencia antilatinoamericana, antipopular y antiparaguaya, no obstante un presidente que hacía esfuerzos, con parte de su pueblo, para el logro de políticas realmente transformadoras para un país agrario, cuya renta se la queda una oligarquía gorila y proimperialista. Y uno de los emblemáticos presentes en esta cumbre fue el Evo, uno de los líderes también acosado por la contra derechosa de su país, pero tras de sí hay un pueblo que le sigue, una estructura institucional e ideológica que le responde. Un pueblo, como aquel del 2003 que echó de la presidencia a un lacayo consecuente con las lacras del pasado y la entrega vil de la soberanía.
Una inmensa explosión de gas eso fue el alzamiento popular que sacudió toda Bolivia a finales del 2003 y comienzo de un proceso revolucionario encabezado por el indio Evo Morales, el presidente que estuvo en Mendoza este fin de semana pasada. La rebelión popular echó abajo al entonces presidente Sánchez de Lozada, empinado de la mano del colonialismo yanqui, que pretendió entregar el gas a los monopolios extranjeros. Entonces Evo ya era el líder de la masa campesina india, y su voz era clarinada de rebeldía. Como estas palabras que lanzaba al calor de la caída del traidor: "Lo que ha pasado en estos días en Bolivia es una gran revuelta, después de ser vilipendiados por más de 500 años. Lo que ha pasado de septiembre a octubre de este año (2003) es que la razón del pueblo se ha impuesto y ha empezado a derrotar al cañón del imperio. ¡¡Vivimos tantos años la confrontación de dos culturas: la cultura de la vida, representada por los pueblos indígenas, y la cultura de la muerte, representada por Occidente!! Y cuando los pueblos indígenas, con muchos profesionales, inclusive con nuestros empresarios, luchamos por la vida, luchamos por la justicia, el estado nos responde con el estado de derecho. ¿Y qué es ese estado de ‘derecho’ para los pueblos indígenas? El estado de ‘derecho’ para los pobres, para los marginados, para los excluidos es asesinatos selectivos y masacres colectivas, que hemos soportado, no solamente en septiembre y octubre, sino durante tantos años en que nos han querido imponer políticas de hambre y miseria....Este levantamiento del pueblo boliviano se ha producido, no solamente por el tema del gas, de los hidrocarburos, sino por el conjunto de tantos temas: por la discriminación y la marginación, pero fundamentalmente por el agotamiento del neoliberalismo.
“El responsable de tantos hechos de sangre y también responsable del levantamiento del pueblo boliviano tiene un nombre: se llama neoliberalismo...El día 17 de octubre, día de la dignidad e identidad del pueblo boliviano, empezamos a derribar al símbolo del neoliberalismo expresado en Gonzalo Sánchez de Lozada, empezamos a derrotar al símbolo de la corrupción y de la mafia política. Ese día, el pueblo reaccionó oportunamente para decir como el subcomandante Marcos: "¡¡Ya basta!!", basta de las políticas de hambre y miseria. Para nosotros, el 17 de octubre de este año empieza la nueva etapa de construir nuestro propio presente y futuro".
Con el Evo en esta cumbre del Mercosur, Mendoza fue como un faro luminoso.
La Quinta Pata, 01 – 07 – 12


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