Ramón Ábalo
Las luchas de los trabajadores por los cambios transformadores de la realidad socio-política, revolucionarios, se concretan cuando del ruedo movimientista se traslada al de la política. Y el condimento fundamental es una rotunda vocación de poder. Vocación que no es voluntarismo y menos la derivación de la protesta a tan solo una pelea economicista, tal como se plantea en la actualidad en la Argentina y en gran parte del mundo por un sindicalismo cooptado por las patronales, de pura esencia socialdemócrata que renueva preeminencia a partir de la segunda guerra mundial, la guerra fría, del colapso de la Unión Soviética y "la mundialización del capitalismo".
Sindicalismo que omitió pronunciamiento crítico a las dictaduras genocidas de Latinoamérica, con heroicas excepciones de luchas, como aquel Cordobazo del 69, Agustín Tosco, Atilio López y otros dirigentes de igual envergadura, la CGT de los Argentinos. En Mendoza, Juan Palavecino, ferroviario; Antonio García y Brizuela, vitivinícolas, asesinados en el ‘76; Agustín Espósito, de la construcción; Luciano Baca, de prensa, Martha Rosa Agüero, Florencia Fossatti, Marcos Garcetti y Mauricio López, docentes.
El mismo sindicalismo que acompañó al menemismo en la destrucción de las fuentes de trabajo con las privatizaciones de las empresas nacionales, las más críticas y estratégicas para la soberanía nacional, como lo fueron el transporte, las comunicaciones, la banca y las finanzas en su totalidad; la soberanía alimenticia, la promoción de los monopolios extranjeros. Y la destrucción de las fuentes de trabajo, con una desocupación que superó el 20 %. Todo se remató por nada y se entregó a la voracidad capitalista con el acompañamiento del sindicalismo de la ortodoxia justicialista, pseudo peronista. Dirigentes que se transformaron en capitalistas, siendo el Cassia padre, petrolero, uno de los más emblemáticos de ese sindicalismo burocrático y negociador del sudor y el esfuerzo de sus representados. La crisis de los años 2001 y 2002, puso al país en pie de movilización de sus sectores más vulnerados, los pobres verdaderamente pobres, los marginados. Fue también en el resto de Latinoamérica, con excepción de Chile, Perú y Colombia, con gobiernos que pusieron la visión en la necesaria creación de aquella Patria Grande de Bolívar y San Martín. Y entonces Chávez, Lula, Kirchner, Correa, Evo, Mujica, y la derrota del ALCA.
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