domingo, 2 de diciembre de 2012

El camino de Ecuador (II)

New Left Review
(Traducción: Hugo De Marinis)

(Segunda de dos partes)
Ver Primera parte

En la primera parte de la entrevista, el presidente Rafael Correa habló de los avances económicos de Ecuador y a la cuestión ecológica, entre otras cosas, verdaderos desafíos de su administración. En la parte que publicamos hoy, el mandatario ilustra sobre las políticas de inclusión en la educación superior de su gobierno, las relaciones con las comunidades indígenas y el “sumak kawsay” (“el buen vivir”), su visión de los medios privados de comunicación – cualquier semejanza, aun con sus especificidades, con otros países de la región es pura casualidad… – y las implicancias del caso Assange (HD).

- NLR: ¿Cuál es el pensamiento detrás de las políticas de su gestión implementadas en las universidades?
- Rafael Correa: Existen dos dimensiones para nuestras políticas de educación superior. Una es social. Se decía que la universidad era gratis aquí, pero no lo era: las universidades públicas cobraban matrícula, que quiere decir que 1.000 millones de dólares de gastos en la universidad pública – una gran inversión para un país como Ecuador – se destinaba a los ricos. La constitución de 2008 estableció que la educación superior tenía que ser absolutamente gratis. Los resultados han sido extraordinarios – por ejemplo, las matrículas de indígenas y afro-ecuatorianos han subido exponencialmente y 15.000 de los 204.000 estudiantes que ingresaron en la universidad este año vienen de hogares que recibieron el Bono de Desarrollo Humano, un subsidio del gobierno para familias de bajos ingresos. Nosotros no creamos el Bono (6); lo mejoramos técnicamente; y estoy convencido que las transferencias monetarias, pese a que ciertamente ayudan, no van a terminar con la pobreza. Las oportunidades son las que terminarán con la pobreza, y el hecho de que ahora la gente pueda asistir a la universidad porque la educación está siendo democratizada, significa una gran chance en términos de oportunidades. La segunda dimensión es la calidad.
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Uno de los errores de la izquierda es confundir democracia con mediocridad – la idea de que todo el mundo debiera matricularse en la universidad y que el estado debiera pagar por cualquier cosa que la gente quiera estudiar. Por ejemplo, teníamos 49 escuelas de abogacía, que nunca se coordinaron entre ellas, graduando a 60.000 abogados para un país como el nuestro. Y todavía se supone que tenemos que seguir subsidiando nuevas escuelas de abogacía. Gracias a nuestra credibilidad y al apoyo popular con que contamos, dijimos, no: nosotros vamos a financiar la educación de acuerdo a lo que el país necesite. Estos muchachos no asisten a la universidad para malgastar los impuestos que paga la sociedad, más bien deben prepararse para cambiar esta sociedad.

En octubre de 2010 adoptamos una nueva ley orgánica de educación superior que introdujo exámenes nacionales de ingreso. Están designados a establecer aptitudes más que conocimientos, de manera tal que estudiantes pobres que vienen de instituciones de baja calidad tengan las mismas posibilidades de aprobar que los ricos. Esta ley también instauró evaluaciones de calidad para las universidades. En la primera evaluación, a 26 de ellas se les dio la categoría E, la más baja de las cinco que había. Esto quiere decir que no se trataba de universidades para nada – aquí se le llamaba universidad a un garaje con un pizarrón, era un fraude perpetrado contra la sociedad. A las 26 se les dio un año para mejorar y cuando se realizó la segunda evaluación, 14 no pasaron. Entonces las cerramos – un hecho sin precedentes en la historia de América Latina y quizás en el mundo, especialmente en una democracia. Por otra parte, a las universidades en la categoría A, se les ha dado mucho apoyo y estamos creando cuatro nuevos centros de excelencia en educación superior: la Universidad Regional del Amazonas, IKIAM, que se especializa en ciencias de la vida y se encuentra entre los grandes laboratorios naturales del planeta; en el norte del país, en Yachay, una “ciudad del conocimiento” se dedica a las ciencias duras; en Azogues, en las mesetas del sur, hay una universidad pedagógica, para mejorar drásticamente la capacitación de nuestros docentes universitarios; también hay una universidad de artes en Guayaquil. La ley orgánica requiere que para 2017, todos los profesores titulares tengan un doctorado. Ha habido quejas de que esto no es realista, teniendo en cuenta nuestra actual realidad nacional – que porque esta realidad nacional es mediocre, tenemos que mantenernos en la mediocridad. No nos vamos a rendir a esta presión: vamos a asignar fondos del presupuesto para un programa de becas, para que nuestro personal docente pueda hacer doctorados en el exterior. Si no mejoramos la calidad de nuestro personal docente no tendremos mejoras sustanciales en la calidad de educación. La baja calidad de las universidades es un problema regional. Un estudio recientemente publicado indica que la mejor universidad latinoamericana es la de São Paulo, que está en el lugar 139. Necesitamos tomar medidas drásticas para superar, tan rápido como sea posible, este problema que nos mantiene anclados en el subdesarrollo.

- ¿Cuál ha sido la relación de las comunidades indígenas con la “Revolución Ciudadana”? ¿Cuál es el significado de los que usted llama sumak kawsay – el buen vivir – con el socialismo del siglo XXI?
- Su contribución ha sido de gran importancia. Las comunidades indígenas han planteado retos fundamentales a las nociones tradicionales de ciudadanía. Esto puede verse en la nueva constitución, de muchas maneras. Nosotros definimos ahora nuestra república como un estado plurinacional que reconoce a las comunidades indígenas como entidades distintas y fundamentales, dotadas de derechos y estatus distintos. Asimismo, es gracias a las comunidades indígenas que la naturaleza misma ha sido reconocida como un valor fundamental al cuidado de la nación. Los principios filosóficos del sumak kawsay enfatiza la primacía del valor de uso sobre el valor de cambio, y esto ha ayudado a darle forma a nuestras políticas. Si bien insistimos en la necesidad de crecimiento real, no nos identificamos limitadamente con el PBI definido en términos monetarios sino que tenemos muy en cuenta sus costos y consecuencias en todos los niveles, e imponemos los más estrictos controles. Los indígenas tienen un importante papel que cumplir en la definición de nuestros valores – pero por supuesto, hay diversidad dentro y entre las comunidades indígenas, por lo que es necesario el continuo diálogo en lo que respecta a implicaciones específicas de nuestros principios en la práctica. Dependiendo del asunto que se trate, algunas comunidades indígenas han apoyado al gobierno, otras veces se han opuesto. Naturalmente es descorazonador cuando algunos líderes indígenas apoyan a dirigentes de derecha como Lucio Gutiérrez, pero esperamos que con el tiempo podamos reconciliar estas diferencias en un más alto nivel.

- ¿Cómo le respondería a los críticos dentro y fuera de Ecuador que argumentan que su gobierno restringe la libertad de prensa?
- ¡Hay tan poca libertad de prensa que ellos pueden decir eso e imprimirlo sin problemas todos los días! Los medios siempre han sido uno de los poderes de facto que han dominado a los países de América Latina. Ellos fueron quienes lograron que los presidentes fuesen electos, dictaron políticas y juzgaron. Pero ahora hay gobiernos progresistas con gran legitimidad y apoyo popular – en Ecuador, Argentina, Bolivia, Venezuela – que no están preparados a someterse al poder de lo medios. Entonces los medios, como se dan cuenta que están perdiendo sus antiguos privilegios, han montado una campaña permanente para desacreditar a esos presidentes y a sus gobiernos, tanto en el plano personal como sus proyectos políticos, en el nivel nacional e internacional. Los más grandes diarios de Ecuador pertenecen a unas pocas familias de la oligarquía que siempre han estado en la derecha y en el pasado han apoyado dictaduras. Son negocios tremendamente corruptos, acostumbrados a tener a los gobiernos bajo su control. Esto puede sorprender a aquellos que no conocen la prensa latinoamericana. Pero, por ejemplo, citar a Murdoch a la comisión investigadora encabezada por el juez Leveson – si nosotros hubiéramos llevado a cabo una décima parte de eso, nos habrían hecho aparecer como que atacábamos la libertad de expresión. La gente en Europa y Estados Unidos no entiende que aún pedirles aquí a los medios que paguen impuestos se interpreta como que un ataque a la libertad de expresión. Con esta clase de prensa que tenemos en América Latina, no es para nada heroico que periodistas supuestamente perseguidos denuncien la corrupción de las autoridades políticas sino, a menudo, lo contrario.

- En dos casos específicos – un artículo en El Universo, luego del intento de golpe en contra suya, en septiembre de 2010, y El Gran Hermano, un libro publicado ese mismo año en el que se detallan acusaciones de corrupción contra su hermano – usted quiso llevar el asunto a un juicio que finalmente se expidió en su favor, pero retrospectivamente, ¿fue sensata esa demanda?
- En un país donde impera el estado de derecho, como Ecuador, no es a periodistas que se enjuicia sino a delitos. Ese diario cometió el delito de difamación y calumnias cuando afirmó que yo ordené a las fuerzas armadas que hicieran fuego contra un hospital lleno de civiles. ¿Qué pasaría en Inglaterra si un diario acusa a la reina de crímenes de lesa humanidad? Allá, esas calumnias serían inadmisibles, pero acá es “libertad de expresión”. La ley prohíbe la difamación, y tenemos casi 12.000 casos de esos aquí. Pero resulta que cuando uno de esos casos es contra un periodista o un diario, se convierte en un asalto a la libertad de expresión. De hecho, la revista Vanguardia ha llevado recientemente a juicio por difamación a nuestro ministro de relaciones laborales por acusarlos de no cumplir regulaciones laborales. Los medios practican las mismas cosas que critican todos los días. Sé que hay un debate sobre la penalización de las calumnias. Personalmente, estoy a favor de penalizarlas – no entiendo por qué, si se puede ir a la cárcel por no pagar franquicias, alguien que quita injustamente el honor y la dignidad de otra persona no debe recibir ningún castigo. Lo que pasa es que aquí hay un doble rasero en juego. Yo creo que un modo de confrontar el poder de los medios – sus excesos, corrupción y mala fe – es aplicando la ley. La ley se debe aplicar a todo el mundo por igual.

- Eso puede ser real cuando hay un importante asunto político en cuestión, pero ¿no sería aconsejable hacer excepciones en algunos casos?
- En el caso de El Universo, se agotaron todas las posibilidades. La constitución establece que cuando se ha dado información incorrecta, se debe hacer la corrección de inmediato. La gente de El Universo nunca lo hizo. Al principio del juicio, en la apelación en la corte de casación, se les dijo: enmienden el error y aquí se termina todo, nosotros no queremos mandar a nadie a prisión ni tampoco hacer millones a costa de otro. Pero ahí tiene la arrogancia de esta gente, con la complicidad de otros medios nacionales y extranjeros. Por ejemplo, a El Universo la universidad de Columbia le dio un premio. Esta casa de estudios decía que al diario premiado se le había hecho juicio por llamarme un dictador. ¡Una mentira! Me llamó criminal de lesa humanidad y afirmó que ordené disparar a las fuerzas armadas contra un hospital lleno de civiles (7).

- Usted mencionó la revista Vanguardia, cuya sede fue hace poco allanada por la policía fiscal por no cumplir con regulaciones laborales. Dado que se trata de un órgano de opinión, ¿no hubiese sido mejor buscar otro modo de lidiar con estas infracciones?
- Pero es que estas no son cosas separadas. Los medios no cumplen con las regulaciones laborales porque se creen intocables. Para decirle la verdad, no me había enterado de la acción contra Vanguardia y tampoco el ministro de relaciones laborales. La decisión la tomó un funcionario del ministerio. Ha habido 3.000 inspecciones laborales y 300 acciones legales; este funcionario no vio por qué tenía que hacer una excepción con Vanguardia. Se embargó su propiedad. Con las otras 300 acciones no pasó nada. Pero porque embargamos la propiedad de una compañía de medios, se convirtió en un ataque a la libertad de expresión. Tenemos que superar este chantaje. Fue nada más que una empresa que no cumplía con las leyes de trabajo, y la ley se debe aplicar igual para todos. Es un ataque al estado de derecho pensar que, porque alguien tenga una empresa del ramo medios, está por encima de la ley.

- A raíz de la decisión de su gobierno de otorgar asilo a Julian Assange, el gobierno británico amenazó con entrar en la embajada ecuatoriana y sacarlo por la fuerza – el secretario de relaciones exteriores William Hague se creyó que era Lord Palmerston.
- La amenaza de Gran Bretaña fue un error colosal que legitimó mucho más la posición de Ecuador.

- ¿Ofreció el gobierno de Ecuador permitir a los fiscales suecos interrogar a Assange? Si fue así, ¿cuál fue la respuesta de Suecia?
- Este es un punto crucial, del que los suecos y británicos, deben estar conscientes. Además de los intentos de denigrar nuestro gobierno por no someterse a los poderes imperiales – diciendo que hay un dictador y cosas semejantes – estaba la idea de que estábamos obstruyendo la justicia sueca. ¡Otra mentira! Nos pasamos meses en discusiones en que tratamos de obtener garantías de que si Assange era extraditado a Suecia, después no fuera extraditado otra vez a un tercer país. Propusimos que los suecos interrogasen a Assange – lo quieren para interrogarlo, no ha sido acusado de nada todavía – en la embajada ecuatoriana en Suecia, como la ley sueca perfectamente permite y como ha sucedido en otros casos; hasta puede realizarse por videoconferencia. Tal vez con una dosis de arrogancia, dijeron que no, que no querían. Ante esta falta de voluntad para explorar opciones que permitieran que el presunto delito fuese investigado, junto a la falta de garantías para que Assange no fuera extraditado a un tercer país, vimos con claridad signos de persecución política y un riesgo cierto para la vida de Assange, tomamos la decisión soberana de otorgarle asilo. Pero tanto suecos como británicos deben tener bien en claro esto: aquí nadie tuvo ningún deseo de obstruir el curso de la justicia sueca – tratamos de facilitarlo de todos los modos posibles, pero fueron ellos los que se rehusaron.

- De alguna manera, fue Bradley Manning quien hizo posible la operación Cablegate WikiLeaks. ¿Qué puede hacerse para llamar la atención sobre el caso Assange?
- Si nosotros en Ecuador hubiésemos hecho la décima parte de lo que se le está haciendo a Manning, nos hubieran llamado dictadores, autoritarios e incivilizados. Pero donde está él, nadie dice nada. Nosotros tenemos razones para creer que no se está cumpliendo el debido proceso y que los derechos de Manning están siendo violados. Pero Manning no ha pedido asilo, por lo cual nosotros no podemos interferir en lo que es un asunto interno de los Estados Unidos. Varias organizaciones de derechos humanos internacionales y las Naciones Unidas se han tratado de involucrar y han tropezado con obstáculos serios. Yo no justifico lo que hizo Manning, o todo lo que hizo Assange, pero a nosotros nos concierne que se aplique el debido proceso y que no haya persecución política. Ecuador no acepta la pena de muerte porque es un asalto a los derechos humanos; por lo tanto no podemos permitir que nadie que haya pedido asilo a nuestro país sea expuesto a la pena capital por crímenes políticos en los Estados Unidos. También vemos grandes contradicciones aquí. Se puede decir que Manning robó la información pero Assange, no. Entonces, ¿de qué se lo acusa a Assange?: de divulgar información secreta de Estados Unidos. Pero la prensa que compró esa información, ¿no la divulgó también? Al New York Times y a El País, y otros diarios, ¿por qué no se los acusa? Otra vez, es una cuestión de poder. Assange es un simple ciudadano, los otros son imperios mediáticos.

- ¿Tenían los cables filtrados algunas informaciones importantes sobre Ecuador?
- Inicialmente, de alrededor de 3.000 cables sobre Ecuador, nuestra prensa corrupta solo publicó lo que pensaron que no les haría daño. Después descubrimos muchos casos que los mismos medios eran criticados – donde el propio embajador de Estados Unidos les dijo, cuando lo fueron a ver al principio de nuestra administración para quejarse de la falta de libertad de prensa, que no deberían decir semejantes mentiras. Los cables asimismo daban detalles de cómo los grupos mediáticos – Teleamazonas, que pertenece al Banco Pichincha, y TC Televisión y Gamavisión, que pertenecen a los hermanos Isaías – acordaron no sacar sus trapitos sucios al aire. Si está preocupado por la libertad de expresión, debería leer los cables de WikiLeaks, donde la embajada misma afirma que la libertad de prensa es completa aquí, y que hay excesos y abusos de parte de los medios, que conspiran retaceando la información que los perjudica (8).

- En el ámbito de la política exterior, una posición notable que Ecuador ha tomado es no participar en la Organización de Estados Americanos a menos que Cuba sea readmitida. ¿Qué pensamiento hay detrás de esta política?
- ¿Cómo se puede llamar Cumbre de las Américas sin la participación de Cuba? Cuba fue deliberadamente excluida de la OEA porque allí “no hay democracia”. No hay una democracia liberal como Estados Unidos la entiende. Pero el Pinochet de Chile – una dictadura militar sanguinaria que derribó un gobierno democrático – nunca fue excluida. De nuevo, hay un doble rasero ahí. Como dijo Fidel Castro, la OEA ha servido como el ministerio de colonias de Estados Unidos. En estos tiempos en que vivimos, en América Latina, no podemos continuar permitiendo eso. Y por ello es que Ecuador declaró que no participará en ninguna Cumbre de las Américas mientras Cuba no esté presente. No fuimos a la Cumbre de Cartagena este año, en protesta; cuando se discutió el caso de Cuba, 31 de los 33 países que asistieron – las excepciones fueron Estados Unidos y Canadá – acordaron que la isla tenía que estar presente en la próxima cumbre. Pienso que esto ha marcado un verdadero hito en la historia de América Latina. No hemos mudado del Consenso de Washington al Consenso sin Washington.

(6) Este subsidio se introdujo en 2003, por parte del gobierno de Gutiérrez: fue el resultado de la fusión de dos programas anteriores.
(7) El Universo fue uno de los cinco premiados de 2012 con el Maria Moors Cabot Prize, por su labor de información en América Latina; entro los otros ganadores estaba Teodoro Petkoff, cuyo diario, Tal Cual, ha comparado repetidamente al presidente de Venezuela con Hitler.
(8) Por ejemplo, un cable de febrero de 2009 de la embajada de Estados Unidos en Quito, señalaba que Correa ha pintado “con alguna justificación” que los medios “están alineados con la elite política y empresarial y por lo tanto son un obstáculo para el cambio en la agenda de su “Revolución Ciudadana”, mientras reconocía que “los medios privados han mostrado solidaridad en defenderse entre ellos contra los ataques y continúan informando y comentando críticamente sobre Correa y su gobierno”. Ver el cable 09QUITO108, en WikeLeaks.org.


“Ecuador’s Path”, en New Left Review 77, Sep / Oct, 2012, págs. 98 – 104.

La Quinta Pata

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