Évelin Torre
Esta semana se dio a conocer una interesante medida del gobierno provincial, que casi pasó desapercibida en los medios: se otorgó un subsidio a la cooperativa “Vientos de cambio”, conformada por travestis y transexuales. El objetivo es que adquieran máquinas de coser y telas para comenzar a trabajar y que la sociedad pueda ver en ellos un capital que puede aportar a la provincia, según explicó la subsecretaria de derechos humanos, María José Ubaldini.
Y es que la población travesti, transexual y transgénero vive en condiciones de vulnerabilidad en todos los aspectos. Se estima que tienen un promedio de vida de entre 38 y 45 años.
Según el estudio compilado en el libro Cumbia, copeteo y lágrimas (Lohana Berkins, 2007), el 95% de la población travesti se encuentra en situación de prostitución, mientras que el 77% de ellas preferiría no hacerlo.
La discriminación y el desarraigo las expulsa de la escuela y esto a su vez dificulta aún más la búsqueda de horizontes laborales, dejando la prostitución como única alternativa.
Las estadísticas indican que entre quienes tienen primaria incompleta, casi el 90% se dedica a la prostitución; de aquellas que la terminaron, el 86,7 también encuentra en la prostitución su principal fuente de ingresos. De las que tienen la secundaria incompleta, un 81,4 se prostituye y, partir de allí, las cifras descienden del promedio total: 76,7 de las que terminaron la secundaria, la mitad de las que tienen una carrera universitaria o terciaria incompleta y finalmente solo el 33,3% de las que completaron una carrera tiene como principal fuente de ingresos la prostitución. Sin embargo, es importante recordar que este último grupo constituye apenas un 2,3% del total de las encuestadas.
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1 comentario :
Para celebrar este avance en la mejora de las perspectivas de vida. ¡Brindo por ello!
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