domingo, 20 de enero de 2013

Vientos de cambio para la población trans

Évelin Torre

Esta semana se dio a conocer una interesante medida del gobierno provincial, que casi pasó desapercibida en los medios: se otorgó un subsidio a la cooperativa “Vientos de cambio”, conformada por travestis y transexuales. El objetivo es que adquieran máquinas de coser y telas para comenzar a trabajar y que la sociedad pueda ver en ellos un capital que puede aportar a la provincia, según explicó la subsecretaria de derechos humanos, María José Ubaldini.

Y es que la población travesti, transexual y transgénero vive en condiciones de vulnerabilidad en todos los aspectos. Se estima que tienen un promedio de vida de entre 38 y 45 años.

Según el estudio compilado en el libro Cumbia, copeteo y lágrimas (Lohana Berkins, 2007), el 95% de la población travesti se encuentra en situación de prostitución, mientras que el 77% de ellas preferiría no hacerlo.

La discriminación y el desarraigo las expulsa de la escuela y esto a su vez dificulta aún más la búsqueda de horizontes laborales, dejando la prostitución como única alternativa.

Las estadísticas indican que entre quienes tienen primaria incompleta, casi el 90% se dedica a la prostitución; de aquellas que la terminaron, el 86,7 también encuentra en la prostitución su principal fuente de ingresos. De las que tienen la secundaria incompleta, un 81,4 se prostituye y, partir de allí, las cifras descienden del promedio total: 76,7 de las que terminaron la secundaria, la mitad de las que tienen una carrera universitaria o terciaria incompleta y finalmente solo el 33,3% de las que completaron una carrera tiene como principal fuente de ingresos la prostitución. Sin embargo, es importante recordar que este último grupo constituye apenas un 2,3% del total de las encuestadas.
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Por otro lado, hay que considerar también que el ejercicio de la prostitución implica un alto riesgo de contagio de enfermedades de transmisión sexual. En la Argentina, una de cada tres travestis tiene VIH. La cifra se desprende de un relevamiento realizado por el Ministerio de salud de la nación que establece que la tasa de personas trans que viven con VIH alcanza el 34,5%.

En muchos casos, el “cliente” exige la no utilización de preservativo, u ofrece dinero extra para ello, y es precisamente la pobreza y la necesidad lo que las lleva a consentir.

Además, los estereotipos vigentes en la sociedad las lleva a la necesidad de realizarse intervenciones en el cuerpo, que por cuestiones económicas, no son realizadas con las condiciones de higiene y salubridad necesarias.

Es común que las mujeres transexuales recurran al uso de aceites minerales (especialmente el aceite de avión) para moldear femeninamente su figura, práctica que representa un serio problema de salud, con un alto riesgo de muerte.

Estas cifras revelan la trascendencia que tienen las medidas que posibiliten la inclusión social de este sector estigmatizado, como la adoptada por el gobierno provincial. Las trans también son sujetos de derechos humanos, aunque muchas veces ese reconocimiento les sea negado sobre bases que combinan la identidad y la expresión de género, la pobreza, el trabajo sexual, la nacionalidad y el status migratorio.

La sanción de la ley de identidad de género permitió que se alcanzase la igualdad jurídica pero todavía queda trabajo por hacer, tal vez el más arduo, que es la igualdad social, apuntando a la inclusión social, laboral y educativa de este sector de la sociedad, que pide, necesita y merece ser incluido.

La Quinta Pata

1 comentario :

Martín Elgueta dijo...

Para celebrar este avance en la mejora de las perspectivas de vida. ¡Brindo por ello!

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