Ramón Ábalo
Algunos voceros, economistas, analistas o simplemente comunicadores en el ámbito de la Europa en crisis profunda, han empezado a decir - y reafirmar - lo que en esta parte del planeta, Latinoamérica, los países del tercer mundo, venimos repitiendo desde hace décadas. Es decir, que lo de Europa, las llamadas burbujas financieras, inmobiliarias, culturales y tantas más, son la expresión, además, de la decadencia del capitalismo. El concepto, objetivamente, es un símil con el del cuerpo humano. Cuando este empieza a envejecer, aparecen los nódulos perniciosos de lo que trae el pasar del tiempo en lo biológico, es decir la decadencia. Y es obvio que después, o en breve tiempo más, la decadencia se exprese en términos de finitud. En consecuencia, la muerte.
Hace unos días, el diario londinense
The Guardian acusa al Vaticano terminantemente de ser un reino corrupto. Y en una edición última, de la pluma de su redactor Will Huton es igualmente preciso:
el capitalismo está en un callejón sin salida y retoma, al mismo tiempo, lo de la corrupción:
...la porción de los beneficios del PBI de los países occidentales alcanza cifras récord, al igual que los salarios de los ejecutivos y mientras tanto, los salarios reales de la mayoría están estancados, sino cayendo… , refiriéndose al salario de los trabajadores, y prosigue:
...No hay para ellos - los ejecutivos - ajustes estructurales...no les hace falta innovar e invertir de modo dinámico para conseguir una rica recompensa personal. Solo tienen que exprimir los salarios reales (de los trabajadores)...y aunque inviertan dinámicamente, sufren la imposibilidad de ampliar la producción porque cada vez hay menos consumidores...Los sindicatos tan poco imaginativos están a la defensiva....defensores reflejos de los privilegios del statu quo . Y el colmo, como afirma Huton
"…recordar la oposición militante de los sindicatos ingleses a la cogestión...es decir, trabajadores en las juntas de las empresa...Una estupidez..." . También predica la participación de los trabajadores en las ganancias.
▼ Leer todoComo se recordará, hace unos años atrás empezó en el ámbito del sindicalismo argentino a hablarse de la participación de los trabajadores en la conducción de las empresas y de una parte de la renta empresaria para los que son los directos y fundamentales hacedores de la producción…Uno de ellos era Moyano y su entorno cegetista - los que pontificaban esas reivindicaciones - lo contrario de su actitud actual: su viraje con mirada sumisa a la Sociedad Rural, Clarín y La Nación , la UIA y la embajada yanqui en Buenos Aires. Es la amnesia de los fariseos, los que hoy se entregan a la fiesta de los poderosos, abjurando de lo que decían y hacían en el pasado reciente. Y aunque son reivindicaciones de tinte ideológico tan solo social-demócratas, aquellas de la coparticipación en la conducción y la renta, para los Moyano serían revolucionarias. Ahora ni eso, pero se destacan por ser ...defensores reflejos de los privilegios del statu quo… a los que vitupera el escriba inglés, una expresión fiel del mismo statu quo, pero al implicarlos en las deformaciones del capitalismo actual, lo hace en el afán de salvarlo. Esa verba periodística es terminante: hay que salvar el pellejo para darle algo más de continuidad al sistema. Lo trasluce al comienzo de la nota: Más de 2.500 machos y hembras alfas de más de cien países descenderán en Davos esta semana con el fin de pasar cuatro días discutiendo la urgente necesidad de que el mundo adopte un ’dinamismo de resiliencia’ . Es decir, que ese mejunje VIP del statu quo internacional, responsable, como dice el escriba sajón, de las maldades que sufre la humanidad toda, tenga la capacidad de sobreponerse en períodos de dolor y traumas . Como decían nuestras viejas, el gato en la ratonera, o en el gallinero.
En la lucha sindical al estilo del moyanismo, cuya representación en Mendoza, de alguna forma la ejercen el Calcagno, titular de una CGT anémica y del sindicato de choferes de ómnibus, más los que promovieron el paro de diciembre pasado, con el único objetivo de ejercer la violencia desestabilizante, cacareen desde la trinchera que fuere, lo que consolidan es la base de sustentación del poder de los monopolios extranjeros y nativos, la derecha política, y las estrategias de dominación mundial del imperialismo yanqui y sus socios mayores europeos y el estado de Israel en el Medio Oriente. Es la política de la cooptación del imperialismo y es tan simple como el respirar...hasta que nos quitan el oxígeno. Precisamente, es aquello de dar algo para que nada cambie. O el antes que nos quiten todo , que les dijo Perón en la Bolsa de Comercio, a los empresarios, que se sentían en peligro porque tenían por cierto que el dicho general era comunista. En fin, para nada son estratagemas ideológicas del momento. Por el contrario, deviene desde hace siglos, con teorizadores del gatopardismo, reflejado en la novela de Tomasi di Lampedusa, pintando las volteretas de la aristocracia de siglos pasados para caer bien parada, política, social y económicamente, con los cambios que se sucedían como fue lo de la unificación italiana debida a Garibaldi.
En la representación popular, por caso el sindicalismo y los sindicalistas, los reflejos del statu quo perforan la conciencia de clase de los Moyano y compañía, y pasan a integrar una especie de aristocracia gatopardista. Pero en la tragicomedia que escenifican apenas si son el valet, el mejor de los sirvientes, que hasta se encarga del lavado de los calzoncillos del amo.
La Quinta Pata
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