Eduardo Román Di Cola
*El periodista Joaquín Morales Solá recurrentemente pone en dudas la libertad de expresión hoy imperante. El sábado 9 de febrero publicó en el diario “La Nación” una nota titulada “Ahora se busca asfixiar a los diarios”.
[enlace a la nota]En homenaje a la madurez de la sociedad argentina y a todos los gobiernos de la democracia reconquistada hace 30 años, debemos destacar que la libertad de expresión desde entonces fue siempre garantizada.
Esto me motiva a dirigirme al mencionado periodista con la carta abierta que adjunto:
Sr. Joaquín Morales Solá:
¿No le parece que las circunstancias y sus actitudes indican que debería ser más prudente?
Como periodista sabe que no hay peor asfixia para un diario que la censura. Negarles a sus lectores información.
Negarles elementos de juicio y análisis.
Hacerlo además ocultando el peor genocidio que padecimos los argentinos.
En esa etapa sangrienta usted era uno de los máximos responsables periodísticos del diario Clarín.
Su temor, o lo que fuere, lo llevaron a ser el censor de Clemente.
Usted que habla de asfixia a la prensa, fue acusado por haber sido su censor por un respetado y querido hombre de nuestra cultura: Caloi.
En un proceso que por cuestión de seguridad nacional había censurado a “Zamba de mi Esperanza”, quizás usted embanderado en los mismos principios de seguridad y moralidad pública, se escandalizaba por la irresistible atracción que Clemente sentía por los voluptuosos atributos de la ”Mulatona”, o porque tiraba papelitos en la cancha, o no tenía el cuidado de arrojar el carozo de la aceituna en el lugar indicado.
Habla como si tuviéramos que agradecerle que Clemente no fuera libre de expresar lo que sentía.
¿No es consciente que le temía a un dibujo?
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