domingo, 10 de febrero de 2013

Decisiones libertarias de la asamblea del XIII

Ramón Ábalo

La gesta del 25 de mayo de 1810 fue realmente una acción revolucionaria. Las jornadas de la semana de mayo estuvieron signadas por el afán de cambio de Moreno, de los Rodríguez Peña, Belgrano, Castelli y otros. Y no obstante algunas voces que niegan ese hálito de aquella épica, los hechos le dan esa entidad porque inmediatamente de la proclamación del primer grito de libertad fueron las columnas de tropas hacia el interior - "los correos" - para llevar la voz de la revolución.

En simultáneo, la muerte de Moreno en alta mar, de la que se considera responsable a la derecha antirrevolucionaria, tiene todas las aristas de un crimen político con signo regresivo. Debe recordarse, no solamente que fue el autor de la Representación de los hacendados, defendiendo los intereses de las incipientes economías locales ante el monopolio de España, sino que fue también el autor, fundamentalmente, del Plan de operaciones, elaborado a pedido de la Junta, una especie de cartilla cuyo contenido se aproxima a una versión anticipada de la praxis revolucionaria de decenas de años posteriores, aunque ya se tenía en cuenta lo de la revolución francesa. En esa misma línea, en 1811, Castelli parte a Córdoba con una columna de montoneros, y detiene en Cabeza de Vaca a Liniers, el vencedor de los invasores ingleses, ex virrey, y mandó fusilarlo al que podía considerarse el héroe de aquellos combates. Igualmente, con la orden de ejecutar a los opositores que encuentre, parte a Paraguay con una columna Manuel Belgrano.

Y la asamblea del año 13, a pesar de que la mayoría de los revolucionarios del 10 ya no estaban o habían perdido poder. Sin embargo, el evento logró reafirmar la esencialidad de la jornada aquella, con medidas igualmente revolucionarias, propias del espíritu fundante de la que después de 1816 se convertiría en la hoy nación Argentina. Tan sólo el listado de las decisiones de dicha asamblea marcan la impronta revolucionaria inaugurada en 1810: declaración de hacer efectivo el principio de la soberanía popular y, consecuentemente, la declaración de la independencia, libertad de vientres de las esclavas; fin del tráfico de esclavos; supresión del mayorazgo; supresión de los títulos de nobleza; supresión del servicio personal de los indios en encomienda, mita y yanaconazgo; la liberación del pago de tributos por los indios; la abolición de la inquisición; la declaración de la libertad de cultos; la supresión de la práctica de la tortura y la quema de los instrumentos respectivos; el decreto de la libertad de imprenta; la proclama de la teoría de la representación política; el principio de la soberanía del pueblo; la libertad de las provincias rioplatenses; el establecimiento como símbolos patrios del escudo, la escarapela y la moneda propia nacional y la declaración como fiesta cívica nacional el 25 de mayo.
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El que llegó a ser uno de los más influyentes revolucionarios de entonces, Bernardo de Monteagudo, tuvo participación en las decisiones más drásticas que tomó la asamblea para romper con el legado despótico de la colonización española. Estuvo fuertemente vinculado al general San Martín en la gesta libertadora de Chile y Perú, como un decidido revolucionario, considerándoselo como un real jacobino.

Con una débil oposición, más que nada de la comunidad ibérica, Mendoza adhiere a la revolución de mayo casi inmediatamente de ser proclamada la libertad. Desde el mismo 1813, la provincia participa activamente con la organización del ejército de los Andes, y la población, que incluye a todo Cuyo, por decisión política de San Martín, se convierte en plenitud "como nación en armas". No hubo ni un solo mendocino, ni un solo cuyano que no cumpliera con el mandato institucional y patriótico de defender el suelo patrio y ser partícipe de la gesta libertaria de Chile y Perú, gesta que tuvo su anticipación en las decisiones políticas de la asamblea del año 13. El gobierno de San Martín adopta la totalidad de las decisiones, fundamentalmente en lo que hace a la libertad de los indígenas, incluso de los negros, con presencia numerosa en la comunidad cuyana y que además formaron parte del ejército libertador.

Los avatares del mismo San Martín en lo político, que lo obligaron al autoexilio, desataron desde la década del 20, sino antes, las luchas fratricidas de los caudillos federales y unitarios, y las masas montoneras como instrumentos de batallas sangrientas.

Después de la institucionalidad de la nación argentina, la lucha por el poder transcurre en los ámbitos políticos, hasta la llegada al gobierno de quien fuera designado gobernador, el caudillo radical José Néstor Lencinas. Y fue prácticamente el primer decreto de su gobierno la abolición de los instrumentos de tormentos como el cepo, los grillos y la barra y otras acciones de carácter social, como fue la aplicación de las 8 horas de trabajo y el salario mínimo. Históricamente fue el primer lugar en la Argentina y en Latinoamérica, reflejo de una lucha de los trabajadores de todo el mundo que estuvo sembrada de represiones sangrientas.

Con altos y bajos, al igual que en todo el país, desde su fundación en aquella jornada del 25 de mayo de 1810, Mendoza siempre estuvo a tono con las batallas militares y políticas, muchas de ellas victoriosas, para el logro de un pueblo libre y soberano. Aunque se podría acordar, que dichos logros todavía pueden considerarse que lo son a medias.

La Quinta Pata

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