Rolando Lazarte
Muchas veces, cuando leo, no leo solamente el libro que estoy leyendo. Yo no sé si esto te puede a llegar a pasar a vos también, que estás leyendo esto. Es como si uno al leer, se fuera unificando con todas las otras veces anteriores en que leyó. Se van juntando los lugares, los libros, la gente alrededor.
Los libros en los estantes, en las bibliotecas, en las mesas. Los amigos y amigas alrededor, comentando, riéndonos, filosofando, interpretando. Entonces esta mi lectura actual, por ejemplo Por el camino de Swann de M. Proust, me conecta con José Saramago, con Jorge Luis Borges, con Gita Lazarte, con Ramón Muñoz, Julio Cortázar, Graciliano Ramos, Vargas Llosa, García Márquez, Martha Medeiros, Lya Luft. La lista es infinita.
Un texto se va uniendo a los demás textos, se forma una hoja infinita. Reviven los mundos anteriores y los actuales se conectan. Se forma un único mundo continuo. Lovecraft, Poe, Bradbury. El libro continuo. El evangelio de San Lucas, la Imitación de Cristo, la Biblia, los libros de Comblin, los libros de Mamina. Gandhi. Chico Xavier. Ahora mismo leía el libro de M. Proust que te decía, y me fui yendo al libro continuo. El Quijote de la Mancha. El Martín Fierro, Tabaré, de Zorrilla de San Martín.
Cada libro, cada librería de nuevos o de usados. Austria, Italia, Mendoza, Buenos Aires, Santiago de Chile, João Pessoa, Córdoba, París. Un único texto, una única página. Es muy lindo, no sé si te das cuenta. Un único libro es todos los libros. Y uno se va uniendo al que fue en todas esas otras ocasiones. Amigos y amigas, seres queridos, familiares, reviven, se reúnen a nosotros en esa lectura continua. Paulo Freire, Adalberto Barreto, el libro sin fin.
Foto: Paulo Freire
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