domingo, 31 de marzo de 2013

Carta pública a Gabriel Conte (abierta, no; por obvias razones)

Roberto Vélez

La policía está siempre metida en política. Y de la peor.

Télam da cuenta de una denuncia de La Cámpora que señala a la policía de Mendoza como “herramienta ejecutora de un presunto plan de persecución en su contra, por parte de un sector del gobierno provincial”.

A propósito de la cual, decís: a esta altura de la novedad ya hay un embrollo: se está hablando de víctimas y victimarios… dentro… del peronismo. Y para ser más preciso, dentro del mismo sector del peronismo: el kirchnerismo.

Efectivamente lo hay. Aunque más que embrollo se trataría de la persecución a un sector juvenil por parte de la policía, con aval de un sector del gobierno. Puntualmente, Aranda. Que consecuentemente desde seguridad, se hace el distraído en todo lo que no le importa. O en todo con lo que acuerda; en los apremios que se denuncian, en ignorar la existencia de la fotito de Santuccione en dependencias a su cargo, etc. etc.

Tu “no metan a la policía en política” es en el mejor de los casos un autoengaño para una asepsia inexistente.

La policía políticamente estuvo involucrada en la orientación represiva de Carlos Mendoza, Luis Rodriguez Marcó del Pont, el general Lucero, la dictadura y el delfín de todos ellos, Julio César Santuccione. Políticamente estuvo complicada en el gatillo fácil post dictadura que tuvo al asesinato del jovencito Bordón como el caso más emblemático.
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Políticamente estuvo también involucrada en la asonada policial armada que conmovió al gobierno de Lafalla. Políticamente estuvo comprometida en el boicot y rechazo de la reforma en seguridad acordada por los tres partidos. Y políticamente está comprometida con las proclamas de Omar Alcalde, amenazando estos días con otra asonada. Atrás de la reivindicación justa de mejores sueldos está la disconformidad y bronca por la reciente condena a otro represor policial. Y por el monumento que le plantaron a la salida de la casa de la “familia policial”.

Hay que involucrar al gobierno en la cuestión. Y si el vicegobernador Ciurca no puso en caja a su amigo Aranda por alguna razón – su descendiente institucional – el gobernador debe hacerlo.

Tampoco puedo dejar pasar tu afirmación, “se está tironeando a una institución como la policía”. Si a la cúpula policial como al ministro le gusta que hostiguen a La Cámpora (o a cualquier otro grupo político) se tienen que ir todos ya.

Es como si nos hubiéramos hechos los idiotas teniendo a Rico como subsecretario para no tironear no sé qué cosa. Y si esto fue armado, lo que considero altamente improbable, que se vayan los que lo armaron.

Con la vida y la seguridad no se juega. Mucho menos se hace política.

¿De qué tironeo hablás Gabriel?

Se impone desde cualquier posicionamiento democrático, instar al esclarecimiento, a conclusiones y a un eventual castigo a los responsables. De ninguna manera a no meterse. Hay que meterse. En primer lugar debe meterse el gobernador.

Por otra parte también decís refiriéndote a la policía, la democratización y subordinación a la conducción civil es un proceso lento, con avances y retrocesos, pero que de ninguna manera debe orientarse partidariamente, sino que debe ser regido por una política de todo el estado.

Gabriel, ¿no te parece demasiada lentitud? No hay avances y retrocesos. Se volvió atrás. Se retrocedió. Aquellos acuerdos reformistas fundacionales acordados por los tres partidos tradicionales quedaron en el camino. La pulseada la ganó el autoritarismo con y sin uniforme. La ganaron los nostálgicos del gatillo fácil y la tortura. Que lograron que un uniformado o un afín se hicieran cargo de la parte operativa de la fuerza. Aquellos que en la intimidad sacan una 11.25 y dicen acá está el poder. Aunque por otra parte nunca hubo política de estado para la seguridad pública. Ni siquiera en el momento en el que Aguinaga, Bruni y Cazabán parieron la intención frustrada.

Se impone una transformación democrática en la seguridad pública, acorde a las consideraciones jurídicas que están castigando a policías locales en el marco de crímenes de lesa humanidad. Consensuada entre los partidos y la sociedad. Para poner en caja a todos aquellos que creen tener impunidad para seguir violando derechos de la gente. En particular el de la vida y la seguridad.

Gabriel, este retroceso no ha sido casual.

¿No hubo ministros radicales, como Grillo, asociado a represores condenados prófugos?

¿No hubo represores en democracia a cargo de la policía y otros ámbitos en gobiernos de uno y otro signo?

¿No hubo torturadores penitenciarios defendidos por políticos “democráticos”?

¿Los radicales no me procesaron penalmente –Iglesias y Cobos mediante - por afirmar esa complicidad que reitero?

¿No hubo gobernadores peronistas que se vinieron de la mano de comisarios condenados, hoy prófugos, que a su vez llegaron de la mano del PD y de ex referentes de “víctimas indefensas”?

Por otra parte decís que “es un problema que debe resolver el peronismo, no la sociedad toda”.

Si afectan a chicos de La Cámpora, a radicales o de izquierda, cuando los tocan nos tocan a todos. Es la sociedad toda y su gobierno la que debe involucrarse. No es una cuestión partidaria.

Hay que instar al gobernador y a todos los otros poderes a que se metan. Todos debemos meternos. Para impedir que algunos, sigan haciendo lo mismo aunque con otra musiquita. Y de confirmarse las denuncias, que otros ya han sufrido, con este signo y con el anterior: remoción y justicia.

Si algunos recién hoy han puesto en la mira en la policía, aunque tardíamente, en buena hora. Más vale tarde que nunca. Hay otros que la miran desde hace rato y nada o poco han hecho.

El retroceso también fue consecuencia de timoratos, genuflexos, acomodaticios ignorantes, a los que todavía vemos por pasillos oficiales. Y que sin duda resultaron funcionales a los nostálgicos de Santuccione y que organizadamente militan desde hace mucho la causa de la “familia”.

Efectivamente, “seamos serios siempre. Las alarmas están sonando”.

Y como no rehuyo el debate, más aun, lo provoco: sin que aparezcan interlocutores, pongo nuevamente en el tapete, aprovechando tus dichos, algunos de mis enfoques sobre la seguridad pública.

Que además, en lo fundamental están en mi libro Foros policiales o foros vecinales.

Con la consideración que te mereces.

La Quinta Pata

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