Rolando Lazarte
Hay días en que quisieras decir alguna cosa. De algún modo, las mismas cosas que vienes diciendo, que vienen siendo dichas desde que el mundo es mundo.
Y si ya han sido tantas veces dichas, ¿por qué decirlas de nuevo? ¿Acaso dejamos de decir buen día porque ya lo dijimos? Seguiremos diciendo, seguiré diciendo.
Cosas que no caben en un panfleto, por más honesto que pueda ser. Cosas que no tratan de convencer a nadie de nada. Sino más bien cosas que a uno le alivian el fardo, adelgazan la pared entre el allá tan lejos y un acá que a veces es tan solitario.
Creo que he venido haciendo esta tarea de hormiga desde que me conozco por gente. Nada nuevo bajo el sol, decía Salomón. No es para hablar de novedades, sino para reiterar antigüedades.
Quién sabe atreverse, atreverme a mirar la vida y el mundo, a mí mismo y a los seres que amo desde la perspectiva real en que me encuentro. Como aquel escritor de Yellow Submarine que escribía desde el fondo del mar, en la película de Los Beatles.
Escribiendo, escribiendo sin cesar. Y de tanto escribir, ir viendo cómo lo que escribes, lo que es, lo que ves, el mundo soñado por tantas y tantos, se va haciendo cada vez más real.
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