domingo, 14 de julio de 2013

La prensa de Mendoza (II)

“Tarea ardua y difícil ha sido satisfacer siquiera en parte ese propósito, tanto por la carencia casi absoluta en los archivos públicos de datos concernientes al tema, cuanto porque la tradición oral viviente, tan rica algunas veces en recuerdos y noticias sobre hechos o episodios históricos, muy pocos o casi ninguno conserva, desgraciadamente, relativos al periodismo mendocino.
Solo la familia de Don Francisco Borja Correas nos ha suministrado referencias más o menos completas acerca de su larga, laboriosa y accidentada actuación. La descendencia de los demás personajes que han desfilado en el escenario de la prensa, o se ha extinguido o ninguna noticia conservan sobre la vida de sus progenitores.” Así explica el autor —en el cierre de la serie de periódicos mendocinos de primera mitad del siglo XIX— la brevedad de su información, iniciada en el número anterior de La Quinta Pata. Laboriosa tarea seguramente la de Céspedes para poder traernos estos retazos de los primeros 18 periódicos mendocinos.
Eduardo Paganini

Conrado Céspedes

Los primeros periódicos publicados desde Mendoza

El Termómetro del Día
Año 1820, imprenta de Escalante. Véase lo que a su respecto dice Zinny:
“Es el primer periódico que vio la luz pública en Mendoza, siendo redactor su propietario D. Juan Escalante”.
“La colección consta de siete números y uno extraordinario. Empezó el 20 de mayo y cesó el 7 de julio, en que le sucedió La Gaceta
“Según el Nº 5 de El Eco de los Andes, D. Juan Escalante aparecía estar complicado en la causa algo ruidosa que se agitó entonces en los juzgados de la provincia”.

La Gaceta de Mendoza
▼ Leer todo
En el mismo año 1820 y cuatro días después de la desaparición de El Termómetro del día, aparece editado por la misma imprenta de Escalante, el periódico La Gaceta de Mendoza, a cuyo frente figuraban como redactores D. Juan Escalante, D. Agustín Delgado y D. Agustín Bardel. Continuador de El Termómetro del día, empezó a publicarse el 8 de julio para concluir con el número 17 el 9 de septiembre.
La Gaceta ostentaba frente de su primera página el escudo de la provincia con la siguiente inscripción en circunferencia: “Porcitas surripit et augetur status”[sic].
En opinión de Zinny, la ortografía de este periódico está muy lejos de poderse recomendar como modelo(1).

El Verdadero amigo del país
Con un intervalo de dos años, a contar desde la desaparición de La Gaceta aparece El Verdadero amigo del país, editado por la imprenta Lancasteriana. Formato de un pliego de tamaño ordinario.
Periódico hebdomadario, vio la luz pública el 23 de mayo de 1822 para cesar el 18 de enero de 1824. Fue su fundador y redactor en jefe, el eminente poeta y literato don Juan Crisóstomo Lafinur.
Colaboraron en este periódico, al lado del doctor Lafinur, los señores Juan Gualberto Godoy, Agustín Delgado, Nicolás Villanueva y José María Salinas, siendo uno de los órganos de publicidad más ilustrados e importantes y que alcanzaron mayor prestigio y duración en aquella época.
La colección de El Verdadero amigo del país consta de sesenta y cuatro números, siendo rarísima, según el Sr. Zinny. Según este mismo bibliógrafo el programa de dichos periódicos era tan amplio y variado como podía serlo dada la preparación indiscutible de su redactor y propietario. Abrazaba la ciencia económica, la geografía, las leyes, industrias, comercio, agricultura, educación, historia y poesía.
En el sentir de Hudson, El Verdadero amigo del país cooperó con la difusión de las luces, al adelanto del país en todo sentido, con las mejoras de las industrias, de la educación y de las costumbres, por medio de artículos muy eruditos que reflejaban ardoroso celo por el progreso de la provincia.

El Orden
El mismo año 1822 y casi simultáneamente con El amigo del país, aparece El Orden, de igual formato que aquél y publicado también por la imprenta Lancasteriana. Este periódico fue fundado y redactado por el padre Torres, de la Comunidad Dominica y chileno de origen.
Tuvo por principal o único programa combatir las reformas liberales referentes al clero, dictadas por el gobierno de Molina y sostenidas y apoyadas con entusiasmo desde las columnas de El Verdadero amigo del país, por Lafinur, Salinas, Godoy y Villanueva.
A virtud de esas reformas, los conventos volvieron a entrar a la vida común, siendo extinguido, el de los agustinos con arreglo a los cánones por no contar con el número de religiosos que ellos exigían. Sus propiedades y rentas pasaron al dominio del estado.
La colección de El Orden como la del Registro Ministerial, aparecido igualmente en el año 1822, era ya muy escasa en 1878, cuando Zinny escribió su efemeridografía. Una de esas colecciones completas poseía el Sr. Hudson.

El Registro Ministerial
Vio la luz pública el 15 de junio de 1822. Publicación semanal muy importante, fundada a iniciativa del ministro de gobierno, licenciado don Nicolás Videla.
Como su nombre lo indica, dicho semanario revestía carácter oficial y tenía por objeto la recopilación de leyes dictadas por la legislatura y decretos del ejecutivo.
Tuvo por redactor al Dr. Juan Crisóstomo Lafinur, a quien se debió la difusión y prestigio adquirido en todas partes, dentro y fuera de la provincia, por El Registro Ministerial.
Hace cuarenta años la colección de este periódico, que constaba de 29 números, era ya escasísima y como la de El Orden, sólo existía en los archivos de Hudson.

El Amigo del País
Fundado y redactado por D. Francisco Borja Correas el 19 de junio de 1824, se editó por la imprenta de Escalante. Publicación hebdomadaria como las anteriores, dejó de aparecer el 2 de octubre del mismo año, sucediéndole El Eco de los Andes, a cuya redacción se incorporó también el Sr. Correas.

El Eco de los Andes
Fundado el año 1824 por D. Juan Gualberto Godoy, quien formó parte al mismo tiempo del cuerpo de redacción de dicho periódico junto con D. José L. Calle, D. Francisco Borja Correas y D. José M. Salinas.
Apareció el 23 de septiembre para cesar catorce meses más tarde o sea el 25 de diciembre del año 1825.
Como casi todos los órganos de publicidad de aquella época, El Eco de los Andes era de pequeño formato y se publicaba sólo una vez por semana.
El programa de este periódico estaba en armonía con las ideas y principios liberales y progresistas que distinguieron siempre a sus ilustrados redactores.
Su desaparición, que tuvo por origen sucesos políticos de la época y que duró hasta el año 1830, fue debidamente anunciada por sus editores en el número 48 que es el penúltimo de su colección.

El Aura Mendocina
Este semanario de pequeño formato, lo fundó el 30 de abril del año 1826, el canónigo D. J. Lorenzo Guiraldes, quien fue a la vez redactor con la cooperación eficaz y valiosa en esta tarea de D. Juan Gualberto Godoy.
Uno de los principales propósitos perseguidos por su propietario y que constituyó el tema de la propaganda emprendida por El Aura Mendocina, fue demostrar los inconvenientes que ofrecía para los intereses locales la consolidación de la deuda nacional de la provincia de Mendoza.
La colección de este periódico, que apareció sólo tres veces al mes, consta únicamente de 14 números, pues su vida fue muy fugaz, dejando de aparecer el 20 de agosto del mismo año de su fundación.

El Huracán
Semanario de pequeño formato, igual o muy poco mayor que un pliego de papel común. Su fundación y la redacción en jefe correspondió a D. Juan Gualberto Godoy, quien tuvo por único colaborador a D. Francisco Borja Correas.
El Huracán y El Iris Argentino, que apareció simultáneamente, pertenecieron al partido denominado unitario, teniendo uno y otro por misión defender las ideas de dicho partido, con la sola diferencia de que El Iris Argentino fue el órgano serio que mantenía la discusión en el terreno elevado de los principios, en tanto que el El Huracán, esencialmente jocoso y burlesco, esgrimía el ridículo y la sátira mordaz como arma de partido.
Dice el Sr. Zinny que la publicación de El Huracán sólo duró un mes y que fue suspendido por orden del gobierno, cuyo boceto se había tomado la libertad de hacer, del mismo modo que hizo los retratos de cuanto personaje tenía alguna posición en Mendoza, con tanta exactitud, que era imposible dejar de ser conocido.
Refiriéndose a este mismo suceso, D. Domingo F. Sarmiento, uno de los biógrafos más entusiastas de D. Juan Gualberto Godoy, manifiesta lo siguiente:
“La causa de los buenos principios le tuvo siempre entre sus defensores y el Juvenal mendocino enarboló el látigo de la sátira contra el vicio cínico y contra la arbitrariedad que lo escudaba. En aquellos tiempos se necesitaba para obrar así más valor que para pelear en los campos de batalla. En estos se podía sucumbir sin perecer. El escritor arrogante que había hecho de su pluma un escalpelo para poner al descubierto los senos más hondos del cáncer social, estaba condenado de antemano para cuando cayese en las manos de los sostenedores de lo arbitrario”.
“No eran tiempos aquellos en que la constitución garantiera en Mendoza la libertad de imprenta, ni los gobernantes de entonces dejaban de ser hombres para no vengarse de la sátira. El Huracán fue suspendido y D. Juan Godoy tuvo que escapar a uñas de caballos, de aquel gobierno que lo perseguía encarnizadamente porque se había tomado la libertad de hacer su boceto ya que no su retrato”.
D. Francisco Borja Correas tuvo también que huir de Mendoza para escapar a las persecuciones, sólo que en vez de hacerlo a Buenos Aires, como Godoy, se refugió en Chile.
Gobernaba por entonces en esta provincia O. Juan Corvalán, a quien acompañaba en calidad de inspector general de armas Don Francisco Aldao.
De El Huracán no se conservan ejemplares y las noticias que a su respecto trae el bibliógrafo Zinny, son tomadas de El Mensajero Argentino, de Buenos Aires.

El Iris Argentino
Este periódico, editado por la imprenta Lancasteriana, empezó a aparecer el 25 de diciembre de 1826. Era, como ya lo manifestamos al hablar de El Huracán, el órgano serio de los “unitarios” y su redacción estuvo a cargo de los señores Juan Gualberto Godoy, Francisco Borja Correas, Agustín Bardel y José L. Calle.
El Iris Argentino dejó de aparecer el 4 de julio de 1827, desaparición motivada principalmente por el destierro de sus principales colaboradores, D. Juan Gualberto Godoy y D. Francisco Borja Correas.

El Telégrafo
Esta publicación semanal fue fundada el 15 de mayo de 1827 y sostenida por el gobierno de esa época que ejerciera entonces el general Corvalán. Defendía los principios del partido “federal”, siendo sus redactores D. Jorge Valazco, D. Lorenzo Guiraldes y Don Gabino García.
El Telégrafo junto con La Columna Federal, combatieron frente al Iris Argentino y al Huracán, órganos ambos del partido unitario, según ya lo hemos visto.
El Telégrafo dejó de aparecer el 24 de agosto del mismo año de su fundación.

La Abeja Mendocina
Semanario de pequeño formato, apareció el año 1828, siendo su principal redactor don Francisco Borja Correas.
Era opositor a la política de Dorrego, debiéndose su fundación a ese solo propósito.
No nos ha sido dado obtener mayores referencias e informes respecto de La Abeja Mendocina.

El Nuevo Eco de los Andes
Suspendida la publicación de este órgano el 25 de diciembre del año 1825 por las causas que ya dejamos manifestadas, reaparece nuevamente bajo la dirección del distinguido publicista D. José L. Calle el 24 de mayo de 1830 para desaparecer en el mes de agosto del mismo año.

El Coracero
Ve la luz pública el año 1830, casi simultáneamente con la desaparición de El Nuevo Eco de los Andes.
Copiamos textualmente de la obra de Zinny las noticias relativas a dicho semanario, uno de los más interesantes de su tiempo.
“Era redactado todo en verso, por D. Juan Gualberto Godoy, que declaraba ser coracero y unitario, hombre de armas llevar acostumbrado a sufrir a pie firme los fuegos del enemigo, y a despreciar la algazara de los montoneros. Agregaba que la enfermedad que afligía al país necesitaba una operación quirúrgica, con un nuevo instrumento que han adoptado los mejores facultativos para su curación y al cual dan el nombre de «lanza»”.
“Tal declaración provocó al Lucero de Buenos Aires a decir que lo único que éste podía desear al señor Coracero, era que el cielo le concediese más juicio y un poco más de educación, y que era muy digno defensor de la causa que defendían los Serranos y Auroras de Córdoba”.

(1) En realidad no es lo único que dice Zinny, al parecer toda la información que cita Céspedes sobre este periódico es copia del estudio en Efemeridografía argireparquiótica o sea de las provincias argentinas del mencionado Zinny. Es más, gracias a su cotejo se pudo salvar la errata en la frase latina: donde Céspedes dice Porcitas surripit et augetur status debió decir Parcitas surripit et augetur status (algo más o menos equivalente a: la parquedad sustrae y se desarrolla el estado).


Baulero: Eduardo Paganini

Revista de la Junta de Estudios Históricos de Mendoza, julio de 1936. Tomo III, Nº 9 y 10.

La Quinta Pata

No hay comentarios :

Publicar un comentario