domingo, 8 de septiembre de 2013

Presidente Obama y secretario de Estado John Kerry, los políticos más mentirosos del mundo

Alfredo Saavedra

La prensa colocó entre la espada y la pared al presidente de Estados Unidos y a su secretario de estado, revelándolos como superlativos mentirosos, durante la cima de jefes de estado realizada esta semana en Moscú y que aunque con tema principal sobre economía, se convirtió en un panel de discusión sobre la guerra en Siria, con el gobernante Obama en busca de apoyo para su plan de atacar al régimen sirio, sin lograrlo como esperaba, abandonando el foro con el rabo entre las piernas en una de las más célebres humillaciones que habrá tenido hasta la fecha.

Aún el presidente de Francia, Nicolas Hollande, que había prometido apoyo incondicional en su proyecto de guerra a Obama, el viernes se echó atrás, convencido de que el alegato de que el gobierno sirio es responsable del incidente con armas químicas, necesita revisión y que habrá que aguardar el dictamen de la comisión ad hoc de Naciones Unidas, para tomar una decisión al respecto. Aunque una decena de países han manifestado “apoyo moral” a ese plan de la administración Obama, una mayoría de naciones se opone a dicho propósito.

No se entiende cuál es la obsesión de Obama por emprender otra aventura bélica, luego de la experiencia en Irak y Afganistán, con una cauda de más de cien mil muertos en ambos países, destrucción y pérdida económica para Estados Unidos, con un adeudo creciente que, según analistas, colocará a ese país más temprano que tarde, en un estado en ruina. Tal vez en esto último no sea así, porque el desmesurado interés de Obama en ir a la guerra, se afirma que es para estimular la economía oficial a través del consumo de armas y municiones y todos los pertrechos de guerra atinentes a esa industria.

Entre tanto, como parte del debate sobre Siria y la guerra, entrevistados por la prensa sobre el tópico, tanto Obama, como su secretario John Kerry, se han expuesto como grandes embaucadores, al tergiversar descaradamente muchos aspectos de la realidad y exhibiéndose como grandes mentirosos en detrimento de la verdad. Un periodista le cuestionó a Obama la contradicción entre su condición de recipiente del premio Nóbel de la paz, y sus ambiciones guerreristas y su respuesta fue indicarle al reportero que “él había manifestado no merecer dicho premio al ofrecérsele”.

Mayor mentira del presidente, compartida con el veleidoso Kerry, está en la falaz aserción de responsabilizar al presidente sirio Bashar al-Assad, del supuesto ataque con armas químicas, cuando hasta el momento se manejan las siguientes hipótesis: a) que no hay pruebas concluyentes sobre la naturaleza del incidente; b) que de ser cierto pudo ser provocado por los rebeldes para inducir la intervención y c) que pudo ser provocado sin el consentimiento del presidente sirio. Pero también circuló por el Internet la especulación de que hubiera sido resultado de una maniobra del Pentágono para justificar la invasión armada de Estados Unidos. Entre tanto prevaleció la inquietud en las naciones afines a la diplomacia estadounidense, sobre la posibilidad de que una intervención armada contra el régimen sirio podrá favorecer a la oposición ahora desprestigiada por la revelación de un video por el New York Times, con la ejecución despiadada de soldados sirios por rebeldes de las facciones que componen esa oposición, acusada de tortura y ataque a civiles.

El secretario de estado Kerry dijo a los periodistas que él había apoyado desde su posición de senador todas las guerras de Estados Unidos incluyendo Granada, invasión que fue objeto de acerba crítica en su momento por la opinión pública internacional. Esa posición del señor Kerry, estaría en contradicción con la que tuvo cuando fue candidato a la presidencia por su partido demócrata, durante los debates con el candidato republicano George W Bush, a quien fustigó por su afán de impulsar la guerra contra Irak.

Obama espera, esta semana, contar con la aprobación del congreso, para iniciar el ataque contra Siria, en contra de los mandatos de Naciones Unidas, que no legalizan la guerra contra países que no lo estén contra otros. Pero ante la remota posibilidad de que Obama no cuente con la aprobación del congreso para atacar a Siria, expuso el viernes que “apelará a la opinión pública estadounidense” para recibir esa aprobación e ir a la guerra por su cuenta. En ese sentido, críticos con sentido de humor han dicho que el presidente en persona se debería alistar para ir al frente de las tropas en su misión bélica contra el país árabe. El viernes un periódico decía lo mismo con respecto del congreso estadounidense, para que en caso de respaldar a Obama en su plan de ataque a Siria, el organismo en pleno debiera ir también al frente. Ni Obama ni el congreso, por supuesto, irán en cuerpo y alma a la guerra, a costa de abandonar la comodidad que tienen desde sus trincheras en Washington, donde están más que seguros que no les puede pasar nada.

La Quinta Pata

1 comentario :

Teresa Oliveri dijo...

Muy buena nota, comparto esa opinión.

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