Ramón Ábalo
No hace mucho me encontré, en plena city, con un amigo que hacía añares que no veía ni trataba. Es un trotamundos, por lo tanto con buenos billetes en el bolsillo, y a cada regreso disparaba sapos y culebras contra a cómo percibía estaba el país. Entre sorbo y sorbo de cafés, charlamos, pero el hombre no dejaba de mezclar su crítica a lo que consideraba "éste es un país de tal por cual" y al mismo tiempo me tiraba: "... Seguro que vos hacés política, como siempre... Lo siento, la política es una mierda, los políticos son otra mierda, y los sindicatos y los dirigentes..". Y yo que le decía: "..Pará, pará... La pureza no existe en ningún rasgo de la condición humana... Es pura entelequia para tipos como vos... Si fuera real lo que vos decís, vos mismo tenés la culpa porque es indudable que para nada te interesa la militancia política... Y por lo tanto no participás ni te salpicás el alma haciendo política... Entonces, escuchá bien, si vos que sos puro, intachable, impoluto, no te metés, y yo hago lo mismo, y el vecino, y el hijo, y el otro, entonces vos y yo y todos los que no se meten, tenemos la culpa de este país de mierda porque entonces se meten los malos, los impuros...Y vos decís lo que decís porque seguramente sos gorila, te dan asco los laburantes de pico y pala, los odiás porque son los cabecitas negras del 17 de octubre del 45, los peronchos y plebeyos, que ahora se mezclan con los zurditos comunistas, trotskistas, socialistas y montoneros...
Este domingo que viene se juega, como viene ocurriendo desde la caída del primer peronismo en el 55, la vigencia de un país para todos o el país de las minorías oligárquicas y la burguesía proimperialista, y con una clase media, oh! paradoja, que crece al amparo de las conquistas que el peronismo de Perón y el peronismo del kirchnerismo les ha dado y les da, pero con odio visceral a lo popular y nacional, prendidos a los faldones de la Sociedad Rural y las corporaciones mediáticas.
Pero claro, el clásico "no te metás" de los sectores de la derecha pasó a la historia, juntamente con su paradigma del "fraude patriótico". El "aluvión zoológico", que lanzara aquel Sanmartino radical, de donde se pergeña el gorilismo como expresión de antiperonismo, convirtió a la Argentina en una verdadera democracia con la masividad popular que inauguró el peronismo, ese del 17 de octubre. La pretendida pureza política clasista de la derecha fue y es la esencia de su antidemocracia, cuando para mantenerla -a esa pureza- fue la recurrencia al partido militar para oponerse a tamaña impuereza de esa masa informe que paulatinamente se encausaba orgánicamente en los pliegues del Estado. La República de la propiedad privada y el mercado, en la Argentina al menos, y en toda Latinoamérica, es el pasado sin regresos.
El peronismo es un todo político e ideológico que supera la misma identidad partidaria. En su seno se prefigura, en estos tiempos como aquellos de los 60 y 70, y ese de la Evita que se propuso armar a los trabajadores para defender el gobierno. Ese peronismo que respiraba, y respira, fortalezas desde las fábricas, los talleres y las aulas, ese de las líneas de acción que serán la construcción de los momentos revolucionarios por venir. Es que desde el marxismo leninismo las masas peronistas vienen cotejando en la acción los principios fundamentales de la lucha de clases y la solidaridad internacional latinoamericana con las lacras ideológicas de la social-democracia de la Europa en crisis y el capitalismo decadente.
Fuere como fuere el resultado de los comicios del 27, esas masas de la Argentina y Latinoamérica seguirán construyendo los pilares de la revolución socialista del Siglo XXI.
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