Évelin Torre
En una sesión de prórroga realizada este jueves, el Concejo Deliberante de San Rafael aprobó por ordenanza un proyecto donde se declara a la Ciudad de San Rafael, como “Ciudad Pro-Vida y Pro-Familia”.
A simple vista parece un título loable, pero apenas uno comienza a indagar que hay detrás de dicha declaración, salta a la vista que no es más que otra medida impulsada por fundamentalistas religiosos, que buscan artilugios jurídicos para seguir fomentando la desigualdad y la discriminación.
De hecho, no es un caso aislado sino que se inserta en una movida, a la que ya han adherido varias ciudades en el país, impulsada por el Episcopado tras la derrota del matrimonio igualitario y con el temor de que eso implicara un avance en relación a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.
El objetivo es frenar la aplicación de los protocolos sobre abortos no punibles y establecer una barrera ante la posibilidad de que, en el futuro, se despenalice esa práctica a nivel nacional.
A su vez, también se la utiliza como un argumento para atentar contra el matrimonio igualitario, consagrado por nuestra legislación, al cual repudian y discriminan por apartarse del concepto tradicional que la iglesia propugna sobre la familia, dejando en evidencia que para ésta no tiene ninguna relevancia que se trate de una unión basada en el afecto y el respeto mutuo: si son personas del mismo sexo que deciden compartir su vida, no importa cuánto amor y respeto se tengan mutuamente, están condenadas al infierno.
En la tierra del Verbo Encarnado
Sabido es que San Rafael es la sede de aquella institución que representa el ala más conservadora del catolicismo, “Verbo Encarnado”, que con sus devaneos ideológicos que reproducen lo peor de la derecha universal, tiene el afán de inmiscuirse en la educación y otras cuestiones públicas de la ciudad.
Esta congregación religiosa, que en tiempos de la dictadura legitimó el terrorismo de estado, es la que impulsó aquellas multitudinarias movilizaciones en contra del matrimonio igualitario o las agresiones verbales que sufrieron las personas que asistieron a la Marcha del Orgullo LGBT, que culminaron incluso con un periodista apedreado e intimidado para que no continuara con su tarea.
Y formado en las costumbres de esta organización, del sur sanrafaelino también proviene aquel cura, Jorge Gómez, que aseguró que “la violación de la fe es 10000 veces peor que la violación de una hija”.
Esto nos da cuenta frente a qué tipo de ideología estamos. Y no se trata de un actor social inofensivo, sino que por el contrario, es una organización muy poderosa que controla la educación pública y, de esta manera, a las creencias del conjunto de la sociedad.
Y en este sentido, no es de extrañar que en San Rafael la educación sexual integral esté completamente censurada. Tal es así, que la ciudad ha alcanzado una tasa de embarazos adolescentes del 21,5%, cifra que supera el promedio nacional que es del 15%, y que tiene mucho que ver con la condena por parte de la iglesia, respecto del uso de métodos anticonceptivos.
Esto trae diversas consecuencias potenciales sobre la salud física y psíquica de las niñas y adolescentes, debido a la falta de maduración en esos aspectos.
Además, los embarazos adolescentes van acompañados de otros problemas como la deserción escolar, trabajos mal remunerados, aumento del estrés y trastornos emocionales por la falta de recursos, entre otros.
Una vez más el Verbo Encarnado ha demostrado que tiene fuertes raíces en San Rafael y una influencia decisiva sobre el poder político, la que no dejará de utilizar hasta lograr el retorno de la ciudad a épocas medievales, expresando su fuerte repudio por el progreso social y los derechos individuales de sus ciudadanos.
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