domingo, 8 de diciembre de 2013

10 de diciembre, aniversarios de democracia y derechos humanos

Ramón Ábalo

Festejo doble, festejo legítimo en esta fecha emblemática: 10 de diciembre de 1983, recuperación de la democracia por el pueblo argentino. Y el 10 de diciembre de 1948, declaración universal de los derechos humanos por las Naciones Unidas.

Al menos en nuestro país y en Nuestra Paria Grande, las recordaciones en simultáneo, como lo fue también aquí, en Mendoza, colocó en primera plana aquel día en que asumía la presidencia de la Nación Raúl Alfonsín, con un 57 por ciento del electorado. No le fue fácil gobernar porque las fuerzas retrógradas, las que representó la dictadura genocida del 76, mantenían todo el caudal de decisión institucional, como las mismas FFAA, la cúpula religiosa católica y el poder económico y financiero de los monopolios extranjeros, el cipayaje político nativo y los tradicionales y poderosos también medios periodísticos, eje y resonancia de los intereses que promovieron y sostuvieron el terrorismo de Estado.

Pero Alfonsín interpretó el voto popular, el reclamo de los organismos de derechos humanos y su ejemplar enfrentamiento y lucha -a ese momento, de 10 años- contra los genocidas. A cinco días de asumir, o sea el 15 de diciembre, firmó dos decretos, el 157 y el 158. Por el primero, ordenaba enjuiciar a los dirigentes de la guerrilla de las organizaciones Montoneros y el Ejército Revolucionario Popular (ERP). Y por el otro, el 158, ordenaba el enjuiciamiento de las juntas militares que ordenaron ejecutar el más sangriento y, hasta ese momento, impune, terrorismo de Estado por la dictadura militar, entre 1976 y 1963, que incluye los años previos de la paramilitar Triple A, comandada por el Brujo López Rega.

También creó la Comisión Nacional por la Desaparición de Personas (CONADEP), que por sus investigaciones quedaron en descubierto las atrocidades cometidas por la dictadura: torturas, asesinatos, desaparición de personas, exilio y exclusión social y política de millones de argentinos, trascendiendo al mundo entero. Gran parte de las informaciones fueron aportadas por los organismos de derechos humanos, que desde el mismo momento del golpe, incluso antes, tenían acumulados todo tipo de conocimiento de lo que ahora se ventilaba, y que posteriormente, ya en los últimos cinco años, ha sido, y es, información vital para los juicios que se llevan a cabo en todo el país.

Como síntesis, ha quedado incorporado a los valores humanos y culturales universales, en forma indeleble, lo que el fiscal Strassera afirmó cuando el Tribunal dio a conocer las penas al conjunto de los componentes de las juntas militares. Strassera entonces dijo: "Señores jueces -o sea los miembros del Tribunal Jorge Torlasco, Ricardo Gil Lavedra, Léon Carlos Arlasnian, Jorge Valerga Araoz, Guillermo Ledesma y Andrés D'Alessio- quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria (este juicio): Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece a todo el pueblo argentino. Señores jueces: NUNCA MAS!!".

Ese gobierno y esa incipiente democracia, soportaron las fuertes embestidas de un pasado todavía presente. Y si podemos festejar 30 años ininterrumpidos de democracia, lo fue por un proceso también ininterrumpido de maduración democrática del pueblo argentino y las instituciones de la Nación.

Alfonsín, posteriormente sucumbió a un golpe del poder económico de la mano del ultra cipayo y entreguista Carlos Menen. Pero fue Alfonsín quien abrió institucionalmente el camino con decisión y entrega cívica. Vale la pena que festejemos, juramentándonos en simultáneo, no olvidar para que NUNCA MAS!!

La declaración universal

El mundo había quedado herido y sensibilizado. Es que la Segunda Guerra Mundial que culminó en 1945, había dejado a media humanidad en los umbrales del exterminio. La cruzada hitleriana había atravesado toda la Europa dejando a su paso muerte y destrucción, hasta llegar a las puertas de Moscú, la capital de la todavía Unión Soviética, proyecto de un primer Estado proletario, según el marxismo leninismo, pero con la dictadura de un estalinismo que, paradojalmente, fue la que venció al hitlerismo y evitó la dominación universal del nazismo, expresión de la más cruda y putrefacta ideología de la masacre masiva de pueblos y culturas. Una expresión, comprobable, del sistema que pretendió ser el poder hegemónico de un mundo sin particularidades plurales. El fin de las ideas -ideología- y de la historia, o sea el capitalismo.

Vencido el nazismo y sus expresiones complementarias -el fascismo y el franquismo- se naturalizó la exigencia de construir colectivamente un mundo mejor para toda la humanidad. Surgió la Organización de las Naciones Unidas y en su seno se empezó a debatir ese futuro, anteponiendo la experiencia de la reciente tragedia. Fue el 10 de diciembre de 1948, en París, que el organismo internacional sancionó la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

El mundo aún pelea hoy por la vigencia de estos derechos, la mayoría de ellos en plena vigencia en la Argentina, en Nuestra Latinoamérica. Pero las lacras del capitalismo, como la pobreza, el hambre y el exterminio de la vida son todavía dolorosos presentes a causa de un poder unipolar pero en plena decadencia, con profundas crisis y una hegemonía deshilachada.

En medio de las salutaciones y festejos de estos luminosos aniversarios nos incumbe seguir en permanente vigilia, porque el enemigo no descansa ni está derrotado.

La Quinta Pata

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