domingo, 29 de diciembre de 2013

Contra la especulación: control y poder popular

Ramón Ábalo

Vale más que nunca hoy exigir que el Estado, o sea el gobierno que lo representa, actúe con firmeza ante la especulación que acentúa la inflación, algo que nos tiene de mal humor a los argentinos y es cosecha para la opo corporativa. Le viene de perillas para sus proyectos de acceder al poder político. Ello le permitiría la hegemonía del poder y el camino para la regresión al neoliberalismo.

Precisamente, en una nueva etapa, el gobierno pone el foco de su acción inmediata en la lucha contra la inflación, pero relativamente contra la especulación. Está clarito con esto del nuevo acuerdo pactado con sectores del poder económico para acotar los precios de un poco más de cien productos vitales para el consumo, sin restricción, de los sectores populares. O si se quiere de la mayoría del pueblo productivo y del trabajo. Y aunque desde el oficialismo se acompañó este acuerdo con un débil anuncio de la toma de medidas de control, no será suficiente en cuanto la especulación es una pata más del capitalismo, salvaje y voraz como es su esencia. Los peores momentos del pasado reciente fue el manejo de la economía para el beneficio ilimitado de la minoría parasitaria del poder económico y financiero.

Y la respuesta debe ser terminante, con la mano dura del poder de policía que tiene, más otras herramientas, ortodoxas y heterodoxas. La memoria y el afán de enfrentar con decisión y firmeza, nos remite a una experiencia menduca, que reiteramos. Fue en el 73, apenas asumido el gobierno provincial por Martínez Baca. Inmediatamente después de la asunción tuvo una primera señal desde el interior partidario, o sea de la derecha del justicialismo, identificada en las huestes sindicales principalmente. Y apenas un par de semanas de haber iniciado la gestión, apareció otra lanza apuntando a la estabilidad institucional local. Y lo fue desde la especulación. El gobernador había designado como secretario de Comercio a Gerónimo “el Flaco” Morgante, un hombre de la militancia de la tendencia revolucionaria del peronismo. A la semana se encontró con la primera piedra en su camino, o en su despacho, cuando trascendió que como arte de magia, la papa, ese producto de primera necesidad en todo hogar, había desaparecido de las ferias y las verdulerías. Y pudo comprobar que el fenómeno no era por cuestiones de irritación de la madre naturaleza sino de la especulación, provocando el total desabastecimiento. No dudó un instante en cuanto que le era claro de qué se trataba y de inmediato se contactó con los muchachos de la juventud peronista y les dio una misión: la de ubicar e investigar en los grandes galpones ubicados en sectores del Gran Mendoza y demás departamentos. En pocos días tuvo un informe en el que constaba que en decenas de galpones se encontraban las miles de bolsas del tubérculo, apiladas y sin mira de ser distribuidas. Morgante se puso de acuerdo con el Buby Cerutti, que había sido designado Jefe de Policía de la Provincia, y de inmediato apareció la papa en las estanterías barriales y ferias. Un tal Alguacil era uno de los principales acopiadores del producto. En este caso el Estado ejerció, legítimamente, el poder de policía y obtuvo la solución, desenmascarando a uno de los grandes especuladores que hubo en Mendoza. Legitimidad de un poder pero fundamentalmente la voluntad institucional de enfrentar a la prepotencia de los poderosos.

Sin control popular no pasa nada

Pero para que los malos angelitos no se salgan con las suyas, el acuerdo debe estar precedido por aquella voluntad de aplicar todas las medidas de control necesarias para que se cumpla con la letra. De nada sirve que ésta diga bla bla bla y nadie se encargue de hacerla cumplir, haciendo punta el Estado. Lo hemos visto, lamentablemente, en estos días de extremo calor con la insuficiencia de la prestación del servicio energético. Ha quedado en evidencia el desinterés de las concesionarias para cumplir con el público consumidor, y también la ineficacia del Estado en su rol de contralor. Porque esta insuficiencia empresaria se conoce desde siempre: los usuarios hemos cumplido puntillosamente con nuestro deber de pagar (ya se sabe, al que no paga se le corta el servicio, sin más trámite) y siempre la servidumbre fue mediocre tirando para malo y a veces, como ahora, peor.

Y entonces aparece el imprescindible control popular en sintonía con las normas legales correspondientes, como la Ley de Abastecimiento, exigiendo que se la aplique. Hay que ganar la calle, y será tarea de los jóvenes trabajadores, de los estudiantes y de la militancia política nacional y popular, incluso de las amas de casa. Desde la memoria, rescoldo para avivar los fuegos de la conciencia en el presente, tenemos miles de ejemplos en que el pueblo ganó la calle imponiendo sus derechos de ciudadanos libres.

La lucha a como sea

En las causas que se siguen a las empresas que colaboraron con la dictadura. O mejor dicho, que fueron impulsoras primarias y directos del terrorismo de Estado, como es el caso de Bunge y Born, pulpo del negocio cerealero en décadas pasadas, se supo el testimonio de un obrero de dicha empresa que fue secuestrado y desaparecido en diciembre de 1976. Se trata de Marcos Augusto Vázquez, de la agrupación 17 de Octubre, del Sindicato de Aceiteros y dirigente de la comisión interna en esa empresa. En una de sus tantas acciones exigiendo justicia, Vázquez se expresó en un boletín de la agrupación, en 1975: "Como delegado general me puse en contacto con el Sindicato. Perón, en 1974, había llamado a asumir cada uno su responsabilidad. Por ejemplo, nosotros los aceiteros sabemos que aumenta 10 pesos el litro de aceite...bueno tenemos que ir al Sindicato, a la Federación, a la CGT para que hagan explicar por qué ese aumento...entonces que nos aumenten los salarios...nos tenemos que hacer respetar... ´¿y cómo? haciendo lo que dijo el general: controlando los precios, el abastecimiento, la producción, o sea exigir brigadas de controles, que se organicen de una vez por todas... Es lo principal y hay que hacerlo..."

Mientras esperamos a lo que decida el gobierno -tanto nacional y provincial- de cómo serán los controles, ya tenemos que organizar brigadas. Desde la militancia en derechos humanos y con el paraguas de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, filial Mendoza, está en marcha una brigada de juventudes políticas, obreras y estudiantiles que se sumarán a las que vayan apareciendo y en el marco de las normas y las herramientas del Estado de Derecho, bajo la consigna LA MEMORIA ES RESCOLDO DEL PRESENTE Y CHISPA QUE PUEDE INCENDIAR UNA PRADERA.

La Quinta Pata

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