domingo, 8 de diciembre de 2013

El Candil, un Programa de cultura

Eduardo Paganini

Si sumamos tiempo y frecuencias de onda, obtendremos un cifra cercana al 18 que será la cantidad de años que El Candil, programa radial de cultura general y literatura en especial, prosigue emitiéndose por radiodifusoras mendocinas, un lapso fuera de lo común si lo parangonamos con el reducido interés que suele otorgarse a estas tareas en nuestro medio tan ocupado en márquetin y encajes diarios. Esta notable persistencia es posible merced al empeño que su conductor, Julio Rudman, viene desplegando desde siempre y del que ahorraremos calificativos pues el artículo rescatado de EL BAÚL ya se ocupa suficientemente de ello.

Mientras Mendoza languidece en la madrugada de los lunes, Julio Rudman se presenta a las 24 del domingo ante su audiencia nocturna bajo la luz de El candil atribuyéndose la nada fácil tarea de despedir los excesos del fin de semana para recibir austeramente —y con dudosos renovados ánimos— la semana naciente. Hombre de radio desde el comienzo de su carrera, se inició en LV10 durante el endeble renacimiento de la democracia. Más tarde incursionó en un programa de tinte crítico, Pretextos, en radio Nacional, para luego comenzar sus estudios, en la entonces reciente carrera de Comunicación Social en la UNC, estudios que nunca finalizaron, con un título al menos, pero sí con los conocimientos necesarios como para erguirse delante del micrófono de Radio Nihuil. Sin penas ni olvido quedó impreso en sus antecedentes un único y solitario paso por un medio gráfico, a través de la publicación de un trabajo con proyecciones culturales “del cual formó parte Beatriz Santaella, Luis Scafati, Gastón Alfaro, Iris Mabel Juárez y Gabriel Campoy” relata prolijamente. Su árbol genealógico conduce directamente a un abuelo editor, del que no sólo heredó la obsesión por la lectura, sino también una imponente biblioteca con algunos ejemplares dedicados por conocidos personajes del ámbito literario que pasaron —junto con el tiempo— por la librería del abuelo. El Candil puede ser calificado como un programa no apto para gustos masificados. Tal vez su característica más sobresaliente sea la lucha semanal por presentar un programa de “calidad”, con música y textos originales —o al menos no comerciales—, permitiéndose el abordaje de ciertos temas que están vedados para horas más tempranas —o más tardías, depende donde situemos la mirada—. En relación con esto y sin reprimir lo que tal vez son sus cavilaciones de los últimos segundos, explica “el horario es fantástico en su doble acepción, sirve para la fantasía y atrae a los fantasmas. Además se genera un clima mágico en la radio y la calidad de audiencia me permite incorporar literatura más difícil”. Los responsables de la emisión semanal son Gustavo Bastíaz, Fausto Alfonso y el operador Jerry Guiñazú. Desde hace unas semanas el equipo ha incorporado un segmento destinado a rescatar la obra de escritores mendocinos, pretensión que no sólo incluye el texto, sino también la lectura del mismo por parte de su autor: “la idea es buscar la voz de los poetas que están, los que no y los que estarán. Salir de la coraza de aquellos que escriben, dejar registrada su voz a través de la lectura de su propia obra. Esto va mas allá de la cuestión estética, si tienen un buen registro o no para su aparición radial”, acota. Solo existen dos requisitos para que un trabajo literario sea emitido en el programa, el primero es que debe pertenecer al repertorio propio y como segundo punto deberá ser -en lo posible- corto, para respetar los tiempos radiales. El Candil es un brote de comunicación que trasciende la primavera creando un microclima cálido que pronostica: tiempo bueno y sin cambios para el resto del año.

Magali Costa, Lunes por la madrugada, Mendoza, domingo 15 de setiembre de 1996, diario UNO, Sección El Altillo

La Quinta Pata

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