domingo, 16 de marzo de 2014

La prensa al servicio de la doble moral de Washington

Alfredo Saavedra

El referéndum realizado este domingo en la península de Crimea, ha creado un estado de histeria en el bloque de países de occidente, subordinados a los mandatos de los Estados Unidos, cuyo gobierno y sus círculos políticos han desatado una ofensiva hostil en contra de la población de ese territorio, con el apoyo de una agresiva campaña de desinformación de la prensa, que se ha expuesto con una descarada dependencia de los dictados de Washington.

La población de Crimea, con una mayoría de habitantes de origen ruso, a raíz del asalto al poder por la oposición al gobierno constituido en Ucrania, nación de la cual es apéndice el territorio de Crimea pero con autonomía política conforme acuerdos previos, decidió rechazar al régimen de facto establecido en Kiev, capital del estado ucraniano y de inmediato su propio gobierno, apoyado por la población, decidió ratificar su independencia y someter a una consulta popular su voluntad de unirse a Rusia o afirmarse como un estado soberano.

Ante el proceso de llevar adelante la consulta popular, programada y realizada este domingo, el gobierno estadounidense, en una acción de intervencionismo al estilo filibustero, llevó a Ucrania su poderío representado por el secretario de estado John Kerry, quien como vocero de su gobierno se convirtió en un procónsul para en nombre de Washington legitimar al gobierno de facto local e iniciar una ofensiva que de forma desembozada lanza amenazas cuya interpretación final puede ser la de traducir lo que el funcionario llama “consecuencias”, como un abierto desafío bélico.

La península de Crimea perteneció oficialmente a Rusia hasta 1954 cuando por medio de un acuerdo el premier Nikita Kruschef, cedió de forma condicional ese territorio a Ucrania, miembro asociado a la Unión Soviética por entonces. Eso quedó confirmado mediante convenio que le adjudicó a Rusia derechos como el de preservar una base militar en el puerto de Sebastopol, enclave de importante rol durante la segunda guerra mundial. Ahora con los sucesos que derribaron al gobierno constitucional en Kiev, la población de Crimea descontenta con la política que califica de fascista del gobierno en Kiev, por acuerdo de su propio parlamento decidió la realización del ya citado referéndum.

Esa situación ha provocado que la opinión pública en occidente sea objeto de desinformación por parte de los medios de comunicación, que dan prioridad a la posición de los gobiernos contrarios al referéndum, con una carga de manipulación muy peculiar a través de los ya conocidos recursos de alterar, disminuir, tergiversar y ocultar información, en actitud que de forma tendenciosa obedece a consigna de los propietarios de los medios casi siempre asociados al poder económico o, en lo casos individuales, de periodistas afines o subvencionados por el gobierno o por iniciativa personal con el carácter pro capitalista que prevalece en la cultura de occidente.

Ejemplo de esa conducta es el caso del reporte referente al actual conflicto, del importante diario canadiense Toronto Star, de este sábado, donde el corresponsal de ese medio inicia su nota asentando: “El referéndum que a ‘punta de pistola’ se efectuará este domingo en Crimea…”, en lo que resulta una desvirtuante interpretación por cuanto en canales de la televisión no tan insidiosos o imposibilitados de ocultar la verdad, se ha comprobado el entusiasmo con el que la mayoría de ciudadanos participarían en ese evento, con una inmensa proporción de habitantes dispuestos a votar por la unificación con Rusia. El reportaje del corresponsal es ilustrado con una foto a gran tamaño de unos cuantos Tártaros, de una minoría opuesta al referéndum. Esa mencionada etnia tiene una relativa representatividad en Crimea y su adhesión al gobierno golpista de Ucrania obedece a su identificación con la política de derecha de ese nuevo orden.

Resalta además en medio de todo este contexto, la posición hipócrita e interesada de los Estados Unidos, en su oposición al referéndum y autodeterminación de Crimea, en una exposición de doble moral, pues en situaciones de referéndum similares se mostró favorable a los mismos o indiferente en casos como el de Las Malvinas, en el cual una supuesta neutralidad le dio más bien categoría de apoyo a Inglaterra, usurpadora de ese territorio que históricamente ha pertenecido a la Argentina.

El caso más evidente de contradicción con la actual situación en Crimea rememora el referéndum de la región de Kosovo, que perteneciendo a Serbia, se independizó mediante una consulta similar que fue, por supuesto, apoyada con determinación por los Estados Unidos, en un hecho que demostró la parcialidad de la prepotente nación que hoy amenaza con sanciones y otras medidas de hecho, de consumarse el objetivo de la consulta en Crimea. Igual situación se presentó con el referéndum en Sudán, para la creación del nuevo estado de Sudán del Sur, que contó con el apoyo político y financiero de la potencia norteamericana.

La conclusión es que con esa política de doble moral, Washington es exponente del favoritismo que con que se manifiesta en correspondencia con sus intereses, en una clara posición de nación intervencionista y de la práctica de intrusión con el oprobioso papel de policía del mundo, condenado ya por los países defensores de la autodeterminación y libertad de los pueblos.

La Quinta Pata

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