domingo, 18 de mayo de 2014

Madres de la plaza, esencia de vida

Ramón Ábalo

El jueves pasado, como todos los jueves, nos reunimos aquí, en la Plaza San Martín, para acompañar a las Madres en la tradicional ronda. Esta vez aprovechamos para rendirles un homenaje con motivo de los 37 años en que pusieron en marcha un rito, el de las rondas en la Plaza de Mayo, que se ha convertido en símbolo universal de lucha y ética del ser humano. En esta oportunidad, en nombre de nuestra Liga Argentina por los Derechos del Hombre, filial Mendoza, expresamos los siguientes conceptos:

"Desde hace los años que fueron y son, o sea 37, que ni el humor del verano o del invierno ha sido suficiente para que Madres de la Plaza de Mayo, allá y acá, en esta del Libertador, reiteren jueves a jueves, el rito de las rondas, ahondando en nuestras conciencias los actos irrenunciables que nos marcan la sangre y el entendimiento. Cada jueves, allá y acá, nos revitaliza un hálito especial, sin impurezas, irrepetible. La constancia de una inalterable ética revolucionaria, más allá del pensamiento exiguo para convertirse en un tiempo moral, de transparencia, como lo proclama nuestro poeta Armando Tejada Gómez:

Mirar y ver / transparente, transparente,
el corazón transparente / por si te busca la vida
por si te encuentra la muerte / la cosa es ir y venir
transparente, transparente

"La poesía es memoria que hace del pasado presente y aquello que fue destino de no volver, vuelve a ser. Y entonces la memoria se hace vida sin olvido. Memoria de las Madres que conmemora la luminosidad de la vida. Un presente de memoria que transpira la verdad de lo que fuimos, de lo que somos y de lo que seremos.

Las Madres de la Plaza, como todas las madres universales, rompieron los impedimentos para apostar por la verdad y la justicia mientras desde las comandancias, las corporaciones, los obispados, desde la judicatura, se les negaba la vida. Pero se nutrieron de un aire que les oxigenó la nervadura de una pasión sin orillas, porque así son las pasiones que se escriben con sangre.

Amorosamente revolucionarias como sus hijas, como sus hijos. Si la memoria es esencia de la vida, entonces la muerte es apenas ausencia. Por eso las hijas e hijos de las Madres de la Plaza y de todas las madres universales, hoy están presentes. Más que nunca.

La Quinta Pata

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