domingo, 29 de junio de 2014

El fenómeno Lavezzi: el deseo no se mancha

Aida Galán Guajardo

La palabra, el decir y nombrar la experiencia de las mujeres desde nosotras mismas constituye una de las rupturas epistemológicas y ontológicas más importantes con las que contribuye el feminismo en los últimos años, lo sepan o no señores, es un territorio conquistado que se amplia y que se anima a nuevas fronteras: “la expresión simple, sencilla, liviana, popular del deseo”.

Por estos días el “muchacho Lavezzi” (morocho argentino, futbolista, tatuado, pícaro) ha estado en el centro de la expresión sencilla y audaz del deseo femenino por estos pagos, sin pudor ni entramados filosóficos las mujeres “mundializadas” hemos declarado la admiración por este jugador, posteamos sus fotos más sensuales, recurrimos al piropo y al humor para expresarlo, hasta una campaña se organizó para que sus músculos y sudor no sean cubiertos por camiseta alguna. El debate se instaló, interesante por cierto, porque vino a desenmascarar, a correr el velo, a desnaturalizar, a cuestionar el espacio casi exclusivamente masculino y eso es lo que en el fondo “os jode” a los muchachos argentinos.

A mi entender es bastante sencillo el tema, les ha molestado que las mujeres hayamos ganado al menos un round en la lucha contra el patriarcado: el de la expresión del deseo.

Las críticas y señalamientos no tardaron en llegar. No, no son celos, dicen ellos (hasta esto sería más legitimo si se quiere), dicen: “están cosificando a Lavezzi”. No muchachos, nada más alejado conceptual y empíricamente. “Cosificar” es transformar al sujeto en cosa, en un objeto lucrativo, descartable, en tomar a una parte por el todo (las mujeres somos históricamente cosificadas en este punto exacto). A este muchacho lo cosifican y cosificarán las marcas que ahora haciendo uso de nuestro deseo masificado sacarán rédito para vender más.

No es mi objetivo aquí escribir una tesis ni un tratado sociológico al respeto, tampoco lo ha sido en las redes sociales, es más sencillo, es sólo decirles que las “Lavenizzeadas” solo queremos gritar “sacate la camiseta, las marcas y regalános tu piel, tu sudor y de paso un gol”. Nada más simple, alegre, vivificador que el deseo masivamente expresado y sin tabúes.

Los lectores sabrán enredar y desenredar el ovillo teorizante del fenómeno, bienvenidos sean, solo fueron unas palabras de una mujer con el deseo libre sin manual.

La Quinta Pata

No hay comentarios :

Publicar un comentario