Évelin Torre
Domingo Cavallo, ex funcionario de la Dictadura Militar y principal responsable de las salvajes políticas de ajustes estructurales en sus gestiones como ministro de Economía, estará el próximo lunes 11 en Mendoza.
Su visita –que estimamos no grata- tiene por objeto presentar su último libro "Camino a la Estabilidad" en el cual, paradójicamente, dice explicar “cómo derrotar a la inflación para avanzar hacia el desarrollo económico”.
Si bien estamos convencidos de que el respeto a la libertad de pensamiento y de expresión son pilares fundamentales de nuestra democracia, no podemos dejar de repudiar la presencia de este personaje nefasto en nuestra provincia, por los resultados y consecuencias catastróficas de su accionar en la función pública.
Sabido es que la última y más sangrienta dictadura cívico militar que azotó a nuestro país, tuvo por objeto sentar las bases del neoliberalismo, que se desataría con toda su furia durante la década de los 90 y, en este sentido, Cavallo tuvo un papel fundamental desempeñándose como Presidente del Banco Central durante el gobierno de facto y como Ministro de Economía en el transcurso de los gobiernos de Carlos Menem y Fernando De la Rúa.
Así, desde su rol concretó uno de los principales objetivos que se persiguió con el genocidio y los delitos de lesa humanidad: la instauración del proceso de concentración y centralización económica que favoreció a determinados grupos e implicó la desaparición de puestos de trabajo y la pérdida de los derechos adquiridos por medio de la lucha durante todo el siglo XX.
Como parte de este plan macabro, Cavallo y sus secuaces lograros la transferencia de la deuda externa de los grupos económicos más concentrados para que sea afrontada por el conjunto de la sociedad, a través de su estatización. Esta medida, duplicó la deuda externa del Estado Argentino, constituyendo base para la aplicación de las políticas de ajuste estructural impuestas desde los Organismos Financieros Internacionales.
En los 90, durante sus gestiones como Ministro de Economía, desarticuló los vestigios del Estado de Bienestar, entregó el patrimonio nacional, los recursos naturales y las empresas del Estado con una brutal política de privatizaciones. Transfirió al sector financiero el Sistema Jubilatorio Público, desbastó la industria nacional y las economías regionales, facilitó la fuga de capitales, desplomó las reservas del Banco Central, destruyo el sistema de derechos sociales y laborales de la argentina y nos sumergió en los peores índices de desocupación, pobreza e indigencia de la historia de nuestro país.
A éstos trágicos antecedentes, debemos sumar los hechos de corrupción sin precedentes, con el mentado blindaje financiero, el corralito y el megacanje, por el cual hoy está procesado por la justicia, que logró demostrar que con esa única operación se aumentó el volumen de endeudamiento en un nivel sin precedentes.
Creemos que las heridas provocadas con su política económica han dejado cicatrices en nuestra sociedad. En la memoria colectiva de los argentinos aún subyacen los efectos del capitalismo salvaje que Cavallo supo desatar y por ello consideramos que nos asiste el derecho a repudiar su presencia, porque no estamos dispuestos a ceder un solo paso de los territorios conquistados tras una década de esfuerzos para revertir la situación de ruina y exclusión en la que dejó a nuestra querida Argentina este despreciable personaje.
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