domingo, 15 de febrero de 2015

El águila imperial extiende sus garras sobre Latinoamérica

Ramón Ábalo

Siempre lo hizo, pero esta vez es sobre toda una región: Latinoamérica y el Caribe. Porque aunque no lo admite, está hocicando en las otras regiones donde sus tropas, sus tanques, su aviación y sus acorazados lo único que logran es matar a las poblaciones africanas y asiáticas, sin dar con bola en sus intenciones de ampliar su fronteras corporativas, económicas y financieras. Para colmo de sus frustraciones, incluso militares, por lo que sus aliados europeos, incluso la Merkel de Alemania, miran con desconfianza sus aventuras, como está ocurriendo en Ucrania. Es que la Rusia capitalista de Putin tiene bien clara que las políticas yanquis se aproximan en un todo a los objetivos del hitlerismo de la 2a. Guerra Mundial, catapultadas por las "democracias" occidentales: Francia, Inglaterra, EEUU para la aniquilación de la Unión Soviética. Para colmo, China es potencia que ya está en condiciones de competir por la hegemonía mundial.

En Ucrania la Rusia capitalista se juega el rol preponderante que en su momento tuvo la Unión Soviética sobre el resto del mundo, como el ideológico: "trabajadores del mundo uníos" para descabezar al sistema prevaleciente, avanzada de rapiñas y exterminio en todo el mundo. Rusia sigue siendo una potencia, y una pesadilla para el imperialismo yanqui. La bipolaridad aquella cuando la existencia de la URSS, es ahora un colectivo de regiones, como la latinoamericana y del Caribe, y son avanzadas de un futuro mucho mejor, sin hijos ni entenados. Es un mundo donde al interior del mismo capitalismo -y vaya qué paradoja!!- se amplían los polos de decisión. Es obvio, desde los análisis de la geopolítica, que esa diversidad de poder va potenciando, además a una geografía humana superadora del subdesarrollo mediante la destrucción de la vieja geografía del capitalismo imperialista.

Los lacayos nativos de este poder en decadencia son su avanzada. En Venezuela, en Brasil y la Argentina, como también en Bolivia, Ecuador, Chile, Uruguay, están lanzados a pisotear la democracia y tirar abajo a la representación institucional, en cumplimiento de los objetivos del amo: preservar los privilegios que aún usurpa. Tienen nombre y apellido: las corporaciones económica-financiera y mediáticas: la Sociedad Rural, la Unión Industrial Argentina, Clarín, La Nación. Y claro, la embajada norteamericana en la Argentina. La corporación judicial, a la que pertenecía Nisman, levantado como bandera por sus exabruptos jurídicos. Ni qué hablar de los políticos de la contra deshilachada, en la que sobresalen, la Alonso, la Bullrich, la de los almuerzos, el Sanz, el Macri y ahora su socio Massa, Hay varios más, como sectores de la cúpula de la iglesia católica. Y claro, Barrionuevo y Moyano, lo más granado del empresariado sindicalista.

La historia no se repite pero hay momentos que se parecen, como aquellos prolegómenos del golpe uribarista de 1930. Según se analizaba, EEUU, su embajador en la Argentina, Robert W. Bliss, había dado su apoyo a lo más granado del conservadurismo, que fueron quienes influyeron para que los yanquis dieran su visto bueno Mientra tanto también trascendía las teorías de intelectuales nacionalistas como los hermanos Justo y Rodolfo Irazusta, Ernesto Palacio, entre otros, teorías que afirmaban que el ideario (golpista) debía ser "la destrucción de los sofismas democráticos y liberales con que se envenena a nuestra juventud" y la lucha sin cuartel contra la canalla revolucionaria, cada vez más insolente y envalentonada". Estas concepciones iban acompañadas por la formación de grupos civiles en estructuras semimilitares como lo fue la Legión Cívica Argentina (LCA).

A todos los cría la CIA, y ellos se juntan.

La Quinta Pata

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