domingo, 31 de octubre de 2010

Para el pueblo, lo que es del pueblo

Viviana Demaría y José Figueroa

Siempre,
Llega hasta el salón principal
Donde está el motor
Que mueve la luz
Y siempre allí
Hace su tarea mejor
El reparador de sueños


Silvio Rodríguez

Alguien instituyó nuevamente el derecho a soñar entre los argentinos.

Nosotros lo sabemos. Otros no.

Será porque los sueños son parte fundante de la condición humana. Sueñan nuevamente padres y madres esperando a los hijos por venir. No sueñan en vano las abuelas esperando reencontrarse con sus nietos. No es un absurdo que los viejos sueñen también el futuro. Tampoco que les pase eso tan vivificante a los jóvenes.

También sueñan los pueblos con el porvenir. Porque nadie sueña solo.

Pero cuando los sueños son heridos, o trocados por una pesadilla el universo entero se duele.

Allí es cuando se vuelve urgente la presencia de aquellos que se disponen a trabajar en la reparación de los sueños rotos. Y la tarea ineludible para ello es el amor, mal que les pese a los oligarcas.

Cierto es que tanto Eros como Tánatos conviven en el corazón humano. Y no lo hacen pacíficamente, claro está. Su pugna sacude la existencia de modos impensados.
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Veces, transformando la fuerza devastadora de Tánatos en potencia de lucha al servicio de la conservación de la vida.

Veces, dejando al descubierto los aspectos más canallas y mortíferos.

Un hombre ha muerto y ha entrado en la historia por la puerta grande. Junto a él volvimos a soñar.

Algunos estarán más que satisfechos con esa muerte. Festejarán su patético sentimiento con un dejo de vergüenza y en la soledad de sus pequeñas ambiciones.

Otros muchos hombres del mundo – desde toda nuestra América hasta el viejo mundo – se han condolido, a viva voz y a plena luz del día, con nuestra pérdida.

No ha sido para aquellos infames festejantes, la profunda congoja de otros pueblos...sino para todos nosotros.

Porque Ese Muerto es Nuestro.

La Quinta Pata, 31 – 10 – 10

La Quinta Pata

1 comentario :

Anónimo dijo...

Gracias por ponerle palabras a un sentimiento tan profundo que ha logrado enmudecerme

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